EN EL PRIMER MUNDO NO ESCASEAN LOS EXPERTOS QUE OBJETAN LAS RESTRICCIONES DRACONIANAS

Científicos contra las cuarentenas

Como si no tuviéramos bastantes ya, otra grieta divide ahora a los argentinos: la de quienes están a favor o en contra de las cuarentenas. Las polémicas arrecian, sobre todo en redes sociales, y entre los argumentos que esgrimen los primeros figura el de que la solución elegida por el gobierno nacional es la que tiene el consenso mayoritario de la comunidad médica planetaria. Pero, ¿es así?

El propósito de esta nota es enumerar algunos de los “expertos” internacionales, varios de ellos eminencias en sus campos respectivos, que objetan ese presunto consenso, no sólo referido a las cuarentenas sino al abordaje general de la pandemia y la amenaza concreta que plantea (o planteaba) el Sars-CoV-2. Aquí algunos casos.

-Wolfgang Wodarg. Fue de los primeros médicos que, ya a comienzos de marzo, cuestionó el relato salido desde Wuhan, China. El temprano video en el que alertaba sobre el uso distorsivo de los exámenes PCR para detectar la presencia del virus tuvo mucha circulación. “No estamos midiendo la incidencia de enfermedades por coronavirus, sino la actividad de los especialistas que las buscan”, protestó. Bodarg es un crítico de larga data de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ex legislador socialdemócrata en Alemania. A pesar de eso se lo ha querido desacreditar tachándolo de “ultraderechista”. Su página en Internet es wodarg.com.

-Pablo Goldschmidt. También este virólogo argentino radicado en Francia cuestionó inicialmente la distorsión que podría generarse con los PCR (después no ha retomado ese argumento). Siguió advirtiendo, en cambio, sobre el “acoso médico”, la falta de datos relativos a la presencia previa de anticuerpos y la exagerada atención dedicada a los efectos de un solo virus, en detrimento de la cantidad mucho mayor de muertos que causan cada año enfermedades muy presentes en América latina, como la tuberculosis. En sus últimas intervenciones ha denunciado la incoherencia en los números de contagiados y muertos por coronavirus que difunde la prensa. “No hay ninguna lógica al analizar las cifras de mortalidad. Algo no cierra”, avisó.

-John P.A. Ioannidis. Este profesor de medicina y epidemiología de la Universidad de Stanford creó una pequeña conmoción a mediados de marzo con un artículo en el que avisaba del posible “fiasco” de la pandemia. En ese y otros pronunciamientos cuestionó la falta de información confiable y el error de los cálculos catastrofistas proyectados a partir de esa carencia. Su respuesta fue encabezar los primeros estudios serológicos conocidos en Estados Unidos, que en principio revelaron una circulación del virus mayor a la que indican los estudios de diagnóstico, con el consecuente y considerable descenso en el índice de letalidad. 

-David L. Katz. Casi al mismo tiempo, este médico estadounidense y ex director del Centro Yale-Griffin de Investigación en Prevención advirtió en el New York Times sobre la inconveniencia de imponer confinamientos generales que incluyeran la suspensión de clases. Abogaba en esa nota por cuarentenas concentradas en ancianos y personas con enfermedades previas. Katz, que es un moderado, ha vuelto a repetir sus objeciones en diferentes entrevistas. Una muy recomendable es la que figura en la serie “Perspectives on the Pandemic” (disponible en YouTube), a cargo del cineasta John Kirby, que también entrevistó varias veces a Ioannidis y al próximo experto en esta lista.  

-Knut Wittkowski. A diferencia de los anteriores, este experto alemán en bioestadística (trabajó 20 años en la Universidad Rockefeller) elude toda diplomacia. Niega sentido a las cuarentenas, asegura que el Sars-CoV-2, como cualquier otro virus respiratorio, sigue su propio ciclo, con independencia de las acciones gubernamentales, y se burla de quienes acentúan la novedad del patógeno. “Todo virus que nos enferma es nuevo. De lo contrario, no nos enfermaríamos”, ironizó. Su brusquedad le valió una sostenida campaña de desprestigio y la eliminación de algunos de sus videos en YouTube.

-Karol Sikora. Con gran presencia en Twitter (@ProfKarolSikora), es un oncólogo británico (fue director del programa de cáncer de la OMS) que derrocha optimismo sobre la evolución de la pandemia. Cree que el mundo no volverá a una “nueva normalidad”, sino a la normalidad a secas. Advierte sobre los riesgos para la salud en general que provoca el confinamiento y cierta manipulación en el registro de muertos atribuidos a la covid-19. A pesar de la sensatez de sus planteos, Sikora no eludió el patrullaje informativo de las redes. Su entrevista en el ciclo Lockdown TV con el periodista Freddie Sayers -otra serie para tener en cuenta- fue borrada brevemente por YouTube y luego autorizada de nuevo.

-Michael Levitt. He aquí otro académico vuelto tuitero (@MLevitt_NP2013). Profesor de Biofísica en la Universidad de Stanford y Premio Nobel de Química en 2013, Levitt ha señalado repetidamente la ineficacia de las cuarentenas generalizadas. Ahora  está difundiendo pequeños videos en Internet en los que explica cómo funcionan en realidad las famosas “curvas” de contagios. Su argumento es que en ningún momento hubo un crecimiento “exponencial” de casos. También relativiza los datos sobre un excedente en la mortalidad total europea de este año en comparación con años anteriores.

-Sunetra Gupta. La respuesta mundial al virus estuvo dictada por una proyección del Imperial College de Londres que resultó estrepitosamente errada. Entre sus primeros críticos estuvo un equipo de la Universidad de Oxford dirigido por la profesora de epidemiología teórica Sunetra Gupta. Menos visible que varios de los que integran esta lista, la experta casi no ha concedido entrevistas (una excepción está en la serie Lockdown TV). Gupta sostiene que si el mundo no hubiera hecho nada contra el virus, los resultados posiblemente habrían sido mejores. Entiende que se está llegando a la inmunidad de rebaño aunque los estudios serológicos no den resultados convincentes todavía. ¿Razones? Insuficiencias de las pruebas, propensiones genéticas y una posible protección adquirida de anteriores virus corona.

-Jay Battacharya. Este profesor de medicina de la Universidad de Stanford era otro de los protestaban -ya en marzo- por la falta de información epidemiológica que pudiera determinar con mayor certeza el índice de letalidad del virus. Con ese objetivo dirigió los primeros estudios serológicos en la costa oeste estadounidense que demostraron una circulación más extendida del Sars-CoV-2 (aunque un análisis posterior a escala nacional en EE.UU. arrojó porcentajes bastante inferiores). Pueden verse en YouTube tres entrevistas con Peter Robinson del programa Uncommon Knowledge de la Hoover Institution. 

-Yoram Lass. Entre los últimos en sumarse a la lista está este ex funcionario de salud israelí. Una entrevista de hace unas semanas en la revista Spiked (traducida y divulgada en español) lo ubicó en la línea de Goldschmidt y Wittkowski. Allí Lass fustigó la histeria frente a la pandemia, condenó el “virus de las redes sociales” y la incapacidad de examinar los datos reales por culpa del miedo y la ansiedad. Alertó que las cifras de mortalidad son “falsas”, una cuestión de “rótulos”.  “Si los pacientes murieron de leucemia, metástasis cancerosa, enfermedad cardiovascular o demencia, ponen coronavirus –aseguró-. También la cantidad de contagiados es falsa, porque depende de la cantidad de pruebas. Mientras más exámenes se hacen, más contagiados hay”.

Un mes antes un compatriota de Lass, Isaac Ben-Israel, había detectado en el virus una curva de crecimiento no exponencial que después de 70 días se reduce casi a cero, sin importar las medidas sanitarias que se tomen.