Borroneado

El baúl de los recuerdos. Boca sufría en 1984 una profunda crisis institucional. La peor cara de esa situación quedó expuesta cuando, con un equipo de juveniles, recibió a Atlanta con una camiseta blanca con los números escritos con marcador.

El equipo con camiseta blanca es Boca. ¿Es Boca? Pero si ni siquiera viste una camiseta. Es una remera. Peor aún: una remera con los números escritos con un marcador negro. Es triste pero real. Tampoco son los jugadores de siempre. Están de huelga. A la cancha sale un grupo de juveniles. Los pibes hacen lo que pueden. Sus ganas compensan un poco la diferencia de categoría con los profesionales de Atlanta. El Bohemio gana 2-1 en un partido muy pobre. Para los pocos hinchas xeneizes en las tribunas ver a su equipo tan disminuido resulta un golpe durísimo. Nunca antes Boca había estado tan desdibujado. Literalmente, borroneado.

La tinta del fibrón negro no es eterna. Dura hasta que la transpiración de los juveniles que visten esa extraña camiseta blanca hace de las suyas. Se va transformando en un manchón desprolijo e indigno de una institución rica en historia y gloria deportiva que en esos días contaba las monedas. Parecía un hecho perdido en el tiempo el título logrado tres años antes con Diego Armando Maradona vestido de azul y oro

La crisis xeneize es absoluta. Las deudas con el plantel profesional son enormes. Las promesas de pago de los dirigentes se transforman en viles mentiras no bien las palabras salen de sus labios. La paciencia de los jugadores está llegando a su fin. Hugo Orlando Gatti, Oscar Ruggeri, Ricardo Gareca, Roberto Mouzo, Roberto Passucci, el Gallegol Jorge Vázquez y una figura internacional como el uruguayo Fernando Morena son algunos de los futbolistas que semana a semana afrontan los compromisos del torneo Metropolitano de 1984.

El equipo tardó nueve fechas en obtener su primera victoria. Los malos resultados le costaron la cabeza al Zurdo Miguel Angel López. Lo reemplazó el brasileño Dino Sani. La campaña es pésima, con sólo tres triunfos en 13 presentaciones. El clima institucional es igual de malo. En un año desfilan tres presidentes y hasta un interventor judicial. La Bombonera estuvo mucho tiempo clausurada, primero por el asesinato en 1983 del hincha de Racing Roberto Basile por una bengala lanzada por los hinchas auriazules y después por preocupantes deficiencias estructurales.

La cancha se reabrió con una capacidad mínima y gran parte de sus instalaciones permanecen cerradas. Sólo podía utilizarse el anillo inferior y un sector de plateas. El plantel, harto, se declara en huelga. Llega el partido contra Atlanta, por la 15ª fecha. Dino Sani le deja su puesto momentáneamente a Ernesto Grillo, una gloria del fútbol argentino que estaba a cargo de las inferiores del club. A él le tocaba dirigir el equipo juvenil en el duelo con los bohemios.

Insólito: en el caos que es Boca nadie advierte que no tenían camisetas alternativas para enfrentar a Atlanta, que comparte los mismos colores. Se atrasa el inicio del partido hasta que alguien aparece con las remeras de entrenamiento con los números pintados con marcador negro.

No bien arranca el encuentro, Alfredo Graciani (el mismo que más tarde hará goles a granel jugando para Boca) pone en ventaja a los visitantes. Poco después empata el dueño de casa con un gol de tiro libre del zaguero central Marco Dos Santos. Los pibes viven su momento de gloria. Festejan, corren y le ofrecen ese instante de alegría a los poco más de tres mil espectadores que asisten a ese triste espectáculo.

La mayoría de los que ese 8 de julio salieron a la cancha no tuvieron muchas oportunidades para mostrarse en un contexto menos adverso. Sólo los mediocampistas Néstor Tessone y Roberto Fornés y el delantero Gustavo Tuta Torres dispusieron de una mayor cuota de protagonismo en Primera División en los años siguientes.

A Atlanta le va peor que a Boca en el certamen. Necesita ganar, pero el entrenador Jorge Habegger (poco más de una década después dirigirá a los xeneizes) no consigue que el equipo funcione. Los de Villa Crespo están de regreso en la elite del fútbol nacional, pero sólo durarán esa temporada y regresarán a la B al término del Metro ´84. Esa tarde en la semivacía Bombonera no parecen profesionales consumados enfrentando a un conjunto de emergencia. Las ganas de los pibes disimulan la diferencia de nivel y de experiencia.

Recién faltando poco más de 20 minutos Alfredo Manuel Torres (uno de los campeones mundiales juveniles en 1979 con Maradona y Ramón Díaz en Japón) marca el 2-1 que terminará siendo el resultado final.

Sí, perdió Boca. Pero fueron mucho más que los dos puntos en juego los que cedió esta amarga tarde. Ese día Boca quedó manchado por algo más que la tinta negra de un fibrón que se fue borroneando con el correr de los minutos.

LA SINTESIS

Boca 1 - Atlanta 2

Boca: Walter Medina; Javier Franco, Marco Dos Santos, Rubén Manfredi, Jorge Alberto Latorre; Néstor Tessone, Roberto Fornés, Fabián Peruchena; Denny Ramírez, Gustavo Alejandro Torres, Gabriel Vales. DT: Ernesto Grillo.

Atlanta: Raúl Ricardo Domínguez; Rubén Darío Gómez, David Millicay, Silvio Ramón Sotelo, Rodolfo Raffaelli; Osvaldo Mazo, Carlos Jones, Alfredo Manuel Torres; Jorge Gilberto Villagra, Alejandro Onnis, Alfredo Graciani. DT: Jorge Habegger.

Incidencias

Primer tiempo: 1m gol de Graciani (A); 18m gol de Dos Santos (B). Segundo tiempo: 21m Daniel Costantino por Onnis (A); 24m gol de Torres (A); 25m Oscar Galarza por Tessone (B); 36m Roberto Prado por Torres (B).

Cancha: Boca. Arbitro: Juan Bava. Fecha: 8 de julio de 1984.