Deshidratación en la tercera edad, una afección frecuente

La mejor forma de hidratarse en esta etapa de la vida es hacerlo de manera gradual, constante, ni en déficit ni exceso y de esta manera prevenir síntomas o cuadros complicados.

El cuerpo depende del agua para sobrevivir. Cada célula, tejido y órgano del cuerpo necesita agua para funcionar correctamente.  Con la edad disminuye la sensación de sed y hace que las personas mayores beban menos de lo necesario, por eso, para evitar el riesgo de deshidratación en las personas mayores, se aconseja beber sin esperar a tener sed.

A medida que envejecemos, el contenido de agua en el cuerpo disminuye y el riesgo de deshidratación aumenta, por lo que las consecuencias se tornan aún más serias. Como consecuencia del envejecimiento, los riñones tienen menor capacidad para concentrar la orina, y retener agua en caso de necesidad. Al envejecer los riñones, su capacidad para excretar sodio se ve también limitada.

El consumo insuficiente de líquidos también puede ser resultado de limitaciones, como problemas para deglutir, movilidad reducida o desórdenes de comunicación y comprensión. Factores relacionados con ciertas enfermedades, como la incontinencia urinaria, pueden aumentar las pérdidas de agua. La deshidratación puede ser también causada por una temperatura elevada, instituciones con falta de personal, o el uso de laxantes o diuréticos.

Los síntomas de deshidratación son:

* Sed

* Boca seca o pegajosa

* No orinar mucho

* Pérdida de peso

* El cansancio, la somnolencia

* La sequedad de la piel y de la boca

* El estreñimiento

* Disminución de la cantidad de orina

* Disminución de la actividad cardíaca

* Disminución de la presión arterial

* Insuficiencia renal

* Confusión

* Orina amarilla oscura

* Piel seca y fría

* Dolor de cabeza

* Calambres musculares

CONSEJOS

La prevención de la deshidratación en la tercera edad se basa principalmente en asegurar un consumo de líquidos adecuado. Los mayores deben tener unos hábitos regulares de bebida, ya que sus requerimientos de agua son importantes. De esta manera podrán mantener la función renal, una buena hidratación, evitar el estreñimiento o mantener la temperatura corporal entre otros.

Hay que ayudar a que beban aunque no tengan sed. El agua mineral natural debe considerarse un aliado saludable. La ingesta de agua debe realizarse de forma gradual a lo largo del día.

Es recomendable que las personas mayores beban, al menos, un vaso de agua cada 2 horas lejos de las comidas para que no diluya las enzimas digestivas y que estas puedan hacer su trabajo sobre los alimentos 

Es recomendable beber diariamente 8-12 vasos de líquidos: principalmente agua, también jugos naturales, lácteos e  infusiones

Consumir ciertos alimentos con alto contenido en agua que pueden ayudar a mantener un adecuado nivel de hidratación como frutas y verduras: frutillas, pomelo, uva, naranja, zanahoria, pepino, etc. Contienen entre el 90% de agua, dada la dificultad para masticar se pueden hacer licuados verdes. 

Beber líquidos de forma gradual, mayor cantidad por la mañana y a media tarde, para disminuir la frecuencia de micciones nocturnas. 

Es aconsejable beber 1-2 vasos de agua al levantarse, ya que puede ayudar a la movilidad intestinal.
También otros alimentos que tengan un alto porcentaje de líquido: sopas u otros alimentos que contengan líquido lo más frecuentemente posible.

Evitar la exposición solar o protegidos del contacto directo con sombreros, paraguas o sombrillas.
Mantener ventilados y refrigerados los ambientes y vestirlos con ropas livianas y claras. 

SITUACIONES PARTICULARES

La incontinencia urinaria es un factor que se debe tener presente, ya que para evitarla muchos consumen menos agua, favoreciendo así el desarrollo de una deshidratación. Algunas personas mayores evitan consumir líquidos por miedo a la incontinencia o para evitar la urgencia de tener que ir al baño, cuando no están en sus casas.

Las personas mayores pierden mucha agua por la orina, que generalmente es diluida debido a que necesitan mayor cantidad de agua para excretar la misma cantidad de desechos. Esta situación se acentúa con la presencia de enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardio y cerebro vasculares o por algunos medicamentos.

Dejar de tomar agua no debe ser una opción ante los síntomas de la incontinencia urinaria, y si se presentan síntomas se debe acudir al médico. Cuando  aparecen los primeros síntomas, aunque sean puntuales, se debe consultar con el médico ya que se puede tratar de un trastorno pasajero como una infección de orina o esconder otra una patología.

En cuanto a qué hacer si la persona se deshidrata, en principio insisto en que es recomendable que hable con su médico acerca de lo que está ocurriendo y de sus tratamientos específicos. En caso de deshidratación, hay que evitar los refrescos, té o bebidas con cafeína, que tienden a incrementar la micción y ralentizar el proceso de hidratación en el cuerpo. Es conveniente, beber líquidos de rehidratación, como las bebidas deportivas.

Una sala bien aireada también ayuda a no deshidratarte, así como ir bebiendo con frecuencia pequeñas cantidades de líquido en lugar de grandes cantidades de una sola vez. Ingerir demasiado líquido a la vez puede aumentar las náuseas y provocar el vómito. Si no es posible aguantar  ningún líquido en el estómago, tratar de chupar cubitos de hielo.

BENEFICIOS DE TOMAR AGUA

1. Lubrica las articulaciones.

2. Previene calambres.

3. Disminuye las infecciones virales como la gripe o la influenza.

4. Disminuye la producción de cálculos o piedras en el riñón.

5. Disminuye las infecciones urinarias.

6. Disminuye la inflamación de las encías, caries y otras enfermedades de la boca.

7. Reduce el riesgo de ataque al corazón.

8. Mejora la digestión y previene el estreñimiento.

9. Disminuye el riesgo de depresión.

10. Disminuye la mortalidad.

La falta de agua en el organismo puede causar trastornos cardiovasculares, digestivos, retención de toxinas, insuficiencia renal, fracaso renal completo, dolores de cabeza, trastornos en el cerebro, diabetes, y otras consecuencias más. Se recomienda que los adultos mayores consuman de 6 a 8 vasos diarios de agua. En la mañana y tarde de dos en dos cada 30 minutos y durante la noche, 2 cada hora.


Dra. María Alejandra Rodríguez Zía 
Médica clínica y endocrinóloga (M.N. 70.787)