El modelo Singapur para enfrentar al coronavirus

Un ciudadano argentino residente en el país asiático cuenta la experiencia de cómo se trabajó allí para enfrentar al Covid-19 sin la necesidad de paralizar todas las actividades.

Por Juan César Bertoldi (*)

Llevamos viviendo en Singapur desde hace poco más de un año, un recién llegado a los ojos de la extensa comunidad de expatriados que viven aquí, con lo cual mi conocimiento de la sociedad de este país y de su idiosincracia es todavía limitado, mezcla de algunas experiencias de primera mano y de los lugares comunes y estereotipos que tan fácilmente se transmiten y adoptan cuando uno llega a un nuevo pais. 

Pasamos las fiestas en Argentina y volvimos en los primeros días de enero, en lo que hoy parece un mundo lejano. En esos momentos el coronavirus empezaba a ganar espacio en los medios y a los pocos días apareció el primer caso en Singapur, poniendo en marcha lo que ha sido una respuesta continua y eficiente que ha permitido a Singapur mantener al virus medianamente bajo control. Hoy, mientras escribo esto, Singapur tiene un número de 432 casos, una incidencia de 74 casos por millón de habitantes, de los cuales 140 han sido dados de alta, 2 han fallecido y unos 290 permanecen todavía hospitalizados. En los últimos días ha habido un repunte de los casos, pero representan en una mayoría, alrededor del 80%, casos importados, ciudadanos que vuelven de Europa o Estados Unidos. Las escuelas han seguido funcionando, y si bien se ha reducido mucho la actividad, la gente sigue haciendo vida normal aunque quizás con un mayor cuidado, saliendo menos, evitando los lugares concurridos, y tomando las precauciones lógicas. 

¿Qué hizo Singapur para “controlar” el virus, o al menos para reducir el contagio y mitigar su impacto, y para que hoy este relativamente mejor, luego de casi dos meses del primer caso? Desde mi punto de vista, como un residente y no como un experto en políticas publicas, la respuesta de Singapur ha sido decisiva y contundente, y destacaría tres ejes principales: 

Preparación. Ademas de una infraestructura de salud del primer mundo, la experiencia de SARS en 2003 y de la gripe A en 2009 fue utilizada por Singapur para crear un sistema nacional de respuesta a epidemias, llamado DORSCON, que establece los protocolos y medidas a seguir de acuerdo a la gravedad de la epidemia. Ademas de predefinir muchas de las medidas a tomar, el sistema también permite crear el necesario sentido de urgencia en la población para tomarlas. 

Información y transparencia. Singapur puso rápidamente en marcha un sistema de comunicación, usando distintos canales, desde television hasta WhatsApp, compartiendo cada una de las medidas que iba tomando el gobierno y también comunicando el cambio de conductas que era necesario de parte de la población. En un momento, donde es cada vez mas difícil separar la información rigurosa de las fake news, establecer un canal de comunicación confiable es fundamental.   

Agilidad en la definición e implementación de las medidas. Singapur ha implementado muchas de las medidas que hoy están tomando el resto de países, como las restricciones de viaje, cierres de fronteras y aislamientos y cuarentenas. La gran diferencia ha sido el timing de las medidas y el vigor y disciplina con que se han implementado. Desde el principio, Singapur implementó el protocolo de contención: detección de los casos, hospitalización del 100% de los pacientes, incluyendo los casos leves, y luego el rastreo y aislamiento de las personas que habían estado en contacto con los infectados. Canceló los vuelos desde Wuhan a los dos días de haber aparecido el primer caso, limito los viajes de China, y comenzó a hacer un screening de todos los pasajeros que llegaran de destinos con casos, como China, Corea o Italia.

Rápidamente implementó cuarentenas para las personas que vinieran de zonas de contagio, ejerciendo controles de que se estuvieran cumpliendo, y eventualmente imponiendo penas severas, incluyendo el retiro del permiso de trabajo, y consiguiente orden de dejar el país a mas de 20 extranjeros. El sistema de screening (que consiste fundamentalmente en un cuestionario y en tomar la temperatura) se extendió rápidamente a todos los edificios de oficinas y escuelas. Estas medidas han sido tomadas en forma progresiva, en función de la evolución de la crisis, y tratando de balancear los riesgos de la epidemia con las restricciones y el impacto en la vida diaria. 

Es imposible trasladar la receta de Singapur y aplicarla en forma integral en otros lugares, porque cada país tiene su contexto, sus instituciones y su cultura. Singapur es una ciudad-estado, lo cual le permite actuar con mayor rapidez al no tener que coordinarse la respuesta entre dos o tres niveles de gobierno como en otros países, es una sociedad muy asiática, donde existe una mayor consideración al bien común por sobre el individual, y donde también se acepta con mayor naturalidad las intervenciones del Estado en la vida individual. La gente confía en el Estado, y este, con su capacidad y competencia para formular políticas públicas, recompensa esa confianza. 

Sin embargo, a pesar de estas particularidades, la experiencia de la gestión de esta crisis en Singapur permite rescatar principios útiles para cualquier país: invertir en preparación, en la infraestructura necesaria y en los protocolos de respuesta; comunicar en forma efectiva y transparente, recreando y afianzando la confianza publica ; adelantarse a la crisis, tomar las medidas necesarias e implementarlas con todo el vigor y la efectividad. 

No tengo dudas de que esta pandemia se va a superar, con mucho dolor y sufrimiento de todos, y con un balance de vidas perdidas cada día mas escalofriante. Ojalá también que podamos aprovecharla, que nos sirva para mirarnos en el espejo, darnos cuenta de nuestra fragilidad y trazar una nueva hoja de ruta. 

(*) Licenciado en Administración de Empresas. Consultor independiente.