Argentina y el FMI coinciden en necesidad de un "alivio sustancial" en materia de deuda

El nuevo escenario de crisis y recesión mundial que determinó la pandemia de coronavirus complicó aún más a la economía argentina, y llevó al Fondo Monetario Internacional (FMI) a coincidir con el Gobierno en la necesidad de que exista un "alivio sustancial" en materia de deuda para poder llevar adelante con éxito una reestructuración sustentable en el tiempo.

Este esquema será "la base de las negociaciones" con los acreedores privados, dijeron distintos analistas.

Anoche, luego de mantener un contacto telefónico con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, el presidente Alberto Fernández recalcó que "el informe del Fondo y la posición de su directora gerente confirman que nuestra deuda no es sostenible y que debemos sentarnos a renegociar sus términos con una prioridad innegociable: el bienestar de los argentinos y las argentinas".

"Celebramos que el organismo comprenda la situación en la que nos encontramos. Ahora debemos trabajar para lograr, como siempre dijimos, un acuerdo que nos permita cumplir nuestros compromisos externos sin dañar a los argentinos más vulnerables", agregó el jefe del Estado a través de su cuenta en la red social Twitter.

Unas horas antes, en una presentación vía webcast el ministro de Economía, Martín Guzmán, advirtió que "la actual deuda pública de la Argentina no es financiable, es excesivamente onerosa y no es sostenible".

Si bien el cronograma fijado inicialmente por el Gobierno permitía suponer que se podía dar a conocer la oferta de reestructuración de deuda, Guzmán dejó en claro que existía un nuevo escenario a nivel global y que eso obligaba a barajar de nuevo para definir lo que será la propuesta a los tenedores.

En lo que coincidieron tenedores y analistas consultados por Télam es que la videoconferencia del titular del Palacio de Hacienda marcó "el inicio de una negociación dura, donde no ya quedan dudas de que habrá una quita sustancial", con un "fuerte aval" del FMI.

La nueva agenda financiera-económica desatada por la pandemia de coronavirus impuso al directorio del FMI el tratamiento de otras prioridades en lo inmediato, según reconocieron a Télam fuentes del mismo organismo cercanas a las negociaciones.

Lo cierto es que el respaldo del Fondo Monetario al accionar del Gobierno argentino en medio de esta crisis es elocuente y fue coronado ayer con el contacto telefónico mantenido por Alberto Fernández y Kristalina Georgieva, luego del dictamen del Fondo sobre la deuda.

El pronunciamiento del organismo multilateral se conoció casi al mismo tiempo en que Guzmán disertaba ante la comunidad de inversores vía teleconferencia.

El FMI dijo que, para lograr la sustentabilidad, la Argentina necesita reducir los pagos de la deuda externa durante la próxima década entre US$ 55.000 y 85.000 millones, en base a los datos relevados por el equipo técnico del organismo que visitó tiempo atrás.

En tanto, la directora gerente del Fondo reiteró que "será necesario un alivio sustancial" de parte de los acreedores privados para poder resolver la crisis de la deuda, y manifestó que espera un escenario sin default.

"Esperamos un proceso colaborativo de compromiso entre la Argentina y sus acreedores privados con miras a alcanzar un acuerdo que exija una alta participación de los acreedores", indicó Georgieva en un comunicado, en coincidencia con la frase que utilizó el ministro durante una entrevista a a la agencia Reuters a mediados de esta semana.

Consultados por Télam, diversos analistas opinaron que el comunicado del FMI y la nota técnica del staff del Fondo sobre la necesidad de un "alivio sustancial", serían la base para la negociación con los privados.

En este sentido, el ex secretario de Finanzas Daniel Marx opinó que el informe del organismo habla de varias formas de insostenibilidad, a tono con lo expresado por el ministro Guzmán.

Marx reconoció también que "el FMI habla de alivio" y que ese término puede significar una postergación de pagos, a la vez que consideró que el país tiene que volver a indicadores que permitan acceder al crédito en el futuro y con números más normalizados, lo que "significa una considerable quita".

Por su parte, el economista Rodrigo Álvarez expresó que esto es "un primer acercamiento del Gobierno, testeando varios aspectos que son lógicos: es el inicio de una etapa de negociación donde la postura oficial es dura, realista".

Según Alvarez, si bien el Gobierno sostiene que la Argentina no puede crecer, "el objetivo de tener un superávit primario es alto en relación a la historia", con lo cual la propuesta también tiene que ser "viable" para los acreedores.

"Recordemos que la negociación de 2005 fue lógica pero a los holdouts tuvimos que pagarle luego, y hoy hay que hacer una estrategia sustentable en el tiempo desde el punto de vista de la negociación", indicó.

Alvarez dijo que la Argentina "plantea una quita agresiva para llevar las necesidades de financiamiento del 20% del PBI al 10%, sobre la base de que no se va a crecer, y quizá haya margen para subir un poco la oferta para contemplar una apreciación cambiaria, y por lo tanto el PBI en dólares crezca más".

Bajo este último escenario, la quita sería del alrededor de "40% o menos" en términos de valor presente, sostuvo el especialista.