Familias que dejaron todo atrás para viajar

La historia de tres grupos nómades que vendieron sus pertenencias con el fin de recorrer el mundo. Con distintas motivaciones, todos lograron vencer sus temores y prejuicios para cumplir sus sueños.

"Nunca imaginamos en junio de 2009 que cuando tomamos la decisión de dejar nuestros trabajos y de vender el auto, iba a venir todo lo que vino después. En ese momento no sabíamos bien lo que queríamos excepto que deseábamos viajar y hacerlo a través de su gente, de su cotidianidad y de ver cómo vive el otro. No queríamos estar más todo el año esperando las vacaciones de verano para poder irnos de viaje y no queríamos estar toda la semana esperando el fin de semana para relajarnos un poco", recordó a La Prensa Aldana Chiodi (43), que junto a su esposo Dino (49) y su hijo Tahiel (6) vienen realizando viajes extensos con el fin de explorar y descubrir las distintas regiones del mundo.

Luego de estar más de 10 años viajando durante sus vacaciones, ambos jóvenes definieron por aquella época que querían continuar en "Modo viaje" por más tiempo. Corría el 2009 cuando decidieron comenzar una nueva etapa en sus vidas e incluir la "Magia en el camino".

Decidió a tomar ese gran paso en sus vidas, Dino que era aprendiz de mago vio en esa actividad la forma de subsistir durante el viaje. "De ahí el nombre del blog que tenemos de "Magia en el camino", subrayó la especialista en geografía social y que es, también, comunicadora social.

Así, ese primer viaje duró 18 meses y comenzó en Holanda, por un casamiento, y luego se extendió a parte de Europa, Rusia, Mongolia, China y Srilanka. Luego viajó por 6 meses desde Caracas hasta Buenos Aires presentado su proyecto social entorno a la magia con shows en distintas instituciones.
En tanto, con respecto a la magia y cómo influyó en el viaje, Aldana destacó que: "Dino dice siempre que la magia es un arte universal que atraviesa fronteras de todo tipo y la gente responde igual: asombrándose, riéndose y hasta algunos se enojan porque no entienden qué pasando delante de sus ojos. Hacer magia a cualquiera es exactamente lo mismo y nos damos cuenta que ante un montón de cosas en la vida somos iguales como personas y lo que nos diferencian son las cuestiones más culturales. La actividad iba a ser al principio como una herramienta de financiamiento y se transformó en una de conexión increíble con la gente".

De vuelta por Argentina, la pareja se dedicó a concretar su proyecto editorial "Magia es viajar", un libro que contaría sus experiencias durante el viaje, y, en el medio, llegó Tahiel.

"Cuando quedamos embarazados, la gente nos decía bueno ya esta van a tener un hijo, van a publicar un libro ya está ahora viene el momento de asentar cabeza. Nosotros teníamos la posibilidad de elegir y queríamos que nuestro hijo pueda sumarse a nuestra vida. Claro que iban a ser viajes distintos y a otro ritmo. Yo soy de la idea que los destinos son para viajar en familia y tomando todos los recaudos necesarios", enfatizó Chiodi.

A partir de ese momento, y con el primer viaje en el 2015 por 7 meses con Tahiel, la familia comenzó a idear actividades divertidas para un niño durante sus viajes. "Uno tiene que incentivar el recorrido para que no sean aburridos. Descubrimos y jugamos juntos mientras viajamos y paramos para hacer picnic en los parques. Claro que todo es un poco más de trabajo para los padres pero también viene después el disfrute que le vas dando a los chicos. Le regalas tiempo de calidad y de vivir experiencias", resaltó Aldana que junto a Dino y Tahiel recorrieron Europa occidental y Europa del Este, con las mochilas y la magia.

Los viajes no dejarían de continuar y para presentar el libro de Magia Solidaria, y continuar difundiendo su proyecto social, viajaron a varias provincias argentinas y algunos países en el exterior. "A Tahiel le encanta ir a las escuelitas rurales y se mete entre los chicos y juega. Mira el show de magia del papá, al que ama. Estamos muy felices de haberlo podido incorporar, nuestra idea es seguir viajando porque creo la mejor forma de educar es a través del viaje y que él desde chico ya vea que hay otras costumbres, países, idiomas y comida. Y que ninguno es peor o mejor que él en el mundo", concluyó Aldana quien en breve estará yéndose en un viaje familiar a "vivir" a España para, desde allí en el futuro, seguir difundiendo la magia en el camino. Si desea conocer más de sus experiencias o adquirir alguno de sus emprendimientos se puede visitar el sitio www.magiaenelcamino.com.ar.

BARCO AMARILLO

Contar con un inmejorable paisaje del mar brasileño desde la escotilla de su velero es uno de los atractivos con que conviven Constanza Coll (34), Juan Dordal (35) y su hijo Ulises (3) desde hace poco más de 2 años. "Cuando descubrimos la vela encontramos la manera de viajar perfecta porque uno lleva su casa y puede llegar tan lejos como tu voluntad quiera. Así fuimos preparándonos, entrenándonos mientras viajábamos cada vez más a lugares alejados hasta que tuvimos nuestro barco y con este definitivamente zarpamos para concretar nuestro proyecto el "Barco Amarillo", un viaje embarcado por el mundo", contó a La Prensa Constanza que junto a su familia en el velero Tangaroa recorren la costa brasilera a paso lento mientras disfrutan de la calma del mar.

La vida en un espacio de 10 metros cuadrados puede parecer todo un desafío pero, no lo es. Allí se aprende a utilizar lo que se necesita y el resto sobra. "Los espacios reducidos era uno de mis mayores temores por las cosas de Ulises pero todos mis miedos quedaron en Buenos Aires porque una vez que llegamos al barco, vimos como el espacio era perfecto para él. Acá todo está a su alcance, tiene un montón de lugar tanto adentro como afuera y, sobre todo, en el mar y las playas que recorremos. Muchas personas se imaginan que nos pasamos todo el día en el barco y no es así. Lo primero que hacemos es levantarnos, desayunar, ir a la playa e ir corriendo jugar con otros chicos. Hay miles de actividades que hacemos con Ulises que no realizábamos en Buenos Aires por no tener tiempo y tal vez falta de espacio", indicó Constanza que trabaja de forma freelance como comunicadora social y diseñadora gráfica.

Actualmente, el Tangaroa recibe huéspedes y visitantes que realizan paseos por unas horas en el velero. La experiencia fue resaltada por su aporte enriquecedor tanto por los locales como los visitantes. "Nos da la oportunidad de mostrar nuestro estilo de vida, y compartirlo con los demás y muchos se entusiasman con eso. Incluso han tomado algunas decisiones de vida, que ya venían procesando, a partir del viaje. Desde comprar un barco a renunciar a un trabajo y comenzar un emprendimiento propio. Y nosotros también recibimos un montón porque la primera vez que hospedamos a alguien fue una pareja y ella pintaba con acuarelas. Uli empezó a pintar ahí y hoy es una actividad que mantiene y le encanta, algo que no era un hábito nuestro sino que es algo que lo aprendió de un huésped", resaltó Constanza, que maneja la difusión de proyecto en las redes sociales. Así para conocer un poco más de su jornada se los puede encontrar como "el "barco amarillo" en Instagram o como "tangaroa" en Facebook.

Consultados sobre el significado de navegar, Juan concluyó diciendo que: "Creo, en un sentido metafórico, que nosotros al navegar descubrimos que los mares y ríos no separan como nos enseñan en la escuela, que son límites entre países o continentes. El agua une y la náutica es la prueba de eso. Llegamos navegando y recibir gente que no navega también es bueno porque se achica esa brecha entre lo que pasa en un barco y lo que pasa en tierra. Nos encanta desmitificar eso y acortar distancias".

PROYECTO KOMBI

"Amamos viajar. Individualmente, y por razones laborales hemos podido recorrer bastantes lugares, pero lamentablemente nunca habíamos podido salir en familia. Así comenzó a gestarse la idea de iniciar un viaje que fuese mucho más que unas vacaciones de 15 días. Queríamos dejarle a Vicky una experiencia de vida, pero sobre todo mostrarle que el mundo está repleto de gente buena, dispuesta a ayudar, a ser solidaria. Que no todo es malo como muestra la tele", destacó a La Prensa el licenciado en turismo Sergio Sciacchitano (42) quien junto a su esposa Magui Fernández (34) y su hija Victoria (7 años) han recorrido más de 15 mil kilómetros desde que comenzó su aventura el 6 de enero de 2019 a bordo de su Kombi modificada "Frida". Así, desde la Patagonia cruzaron la frontera a Chile por el paso Tromen Mamuil Malal, recorrieron de sur a norte todo Chile, Perú, Ecuador y Colombia. Actualmente, se encuentran unos días en la Argentina visitando a su familia para en breve continuar con su viaje. 

"Vivir de viaje es increíblemente impredecible. Y creo que eso es lo más lindo de esta vida nómade, el no saber que te deparará mañana el camino, a quien vas a conocer, que vamos a comer o donde vamos a parar a dormir. Pero ahí te das cuenta el poder de adaptación que tenemos los seres humanos. Incluso para nosotros que somos dos personas ya adultas, las cuales hemos vivido durante toda nuestra vida de manera estructurádamente "normal", y así y todo nos hemos adaptado a vivir de esta manera", remarcó Sergio, que fue secretario de Turismo de San Martín de los Andes y durante los últimos años trabajó en Parques Nacionales de Argentina.

Aprender a convivir las 24 horas con el otro es una de las cosas que quizás más cuesten cuando se comparte un espacio reducido pero, también, la experiencia puede ser gratificante. "Sentimos que en este tiempo nos hemos conocido muchísimo más y que los momentos compartido son genuinos. No hay tele, ni teléfonos que nos distraigan y eso está buenísimo. Aunque no vamos a negar que hay veces que daríamos cualquier cosa por estar solos encerrados en una habitación. En estos casos es fundamental aprender a desarrollar la paciencia y la tolerancia, y si es necesario salir a caminar una vuelta manzana al menos", señaló el licenciado en turismo.

Cerrando la entrevista, Sergio compartió una de sus tantas anécdotas. "Todo el mundo nos decía que Antofagasta, en Chile, era peligroso, que no pasemos. Pero el camino nos llevó allí. Recorrimos varios lugares para pasar la noche, hasta que terminamos, muertos de calor en una estación de servicio. En ese momento se acerca una chica y nos dice "los venimos siguiendo por Instagram con mi hija desde Viña del Mar, ¿Cómo podemos ayudarlos?". La cuestión es que esa chica terminó siendo la dueña de la estación de servicios, nos llenó el tanque de combustible, nos hicieron cambio de aceite y filtros de la Kombi y nos pagó un hotel de Antofagasta para que pasemos la noche. Como esas historias tenemos miles. De gente que totalmente de manera desinteresada nos han ayudado durante todo el recorrido", recordó el licenciado en turismo que buscan concretar su próximo sueño: recorrer Estados Unidos y Canadá, especialmente la zona de los Parques Nacionales y todas las bellezas naturales que tienen ambos países. "Ese es un gran sueño y estamos haciendo todo para poder lograrlo", concluyó Sergio. Para conocer más de su historia o ayudar en esta increíble aventura se puede visitar en instagram y facebook "viva la vida en Kombi" o leer textos más extensos en su blog www.vivalavidaenkombi.com.ar.