Bioética hoy

Cuidados paliativos

En el Suplemento Salud de La Prensa, nuestra colega Agustina Sucri publicó una nota titulada "Cuidados paliativos contra el encarnizamiento terapéutico". Allí afirma que "la internación en hospices especializados en cuidados paliativos evita el llamado encarnizamiento terapéutico y ofrece herramientas que se centran en mejorar su calidad de vida y brindar contención a su familia". 

Se trata de un excelente disparador para reflexionar acerca del 10° aniversario del Hospice Buen Samaritano. Su director-fundador es Matías Najún, médico de la UBA y Jefe de Servicios de Cuidados Integrales (Paliativos) del Hospital Universitario Austral. En 2014 recibió el Premio Abanderados de la Argentina Solidaria en la categoría Cuidado humanizado al final de la vida.

El nombre del Hospice responde a la parábola de Jesús que transmite San Lucas en su Evangelio y en la que un samaritano -alguien odiado por los judíos- pasó junto a un hombre "que cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto". El samaritano "al pasar junto a él, lo vio y se conmovió". Entonces fue que "se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo".

Najún señala que "cuando una enfermedad avanza, luego de haber pasado por otros tratamientos, se necesita un abordaje distinto, especializado, que plantea ese momento de la vida en términos de síntomas que necesitan ser aliviados, en términos de decisiones que se tienen que tomar, en términos de información que el paciente y la familia necesitan para tomar esas decisiones, en términos de organización del cuidado. Se requiere un abordaje artesanal para ese momento". 

Es válido recordar que los cuidados paliativos se proponen como ese cuidado humanizado, compasivo, competente, artesanal, para momentos de enfermedades avanzadas. No porque quede poco tiempo de vida sino por la complejidad de las necesidades que atraviesa ese paciente y su familia. Acompañamiento físico, psicológico, espiritual, familiar. Esto justifica que un equipo especialmente dedicado se involucre y que complemente al resto de los equipos médicos.

Asimismo, hay que tener en cuenta que si el equipo de cuidados paliativos comienza a cuidar a una persona no quiere decir que queden afuera otros equipos como el clínico, el oncológico u otros equipos. El equipo de Cuidados paliativos se suma para complementar la atención del paciente.

"Es importante tener en cuenta -explica Matías Najún- que los cuidados paliativos no son solamente para pacientes con cáncer. También son para personas con enfermedades no oncológicas avanzadas, cardíacas, renales, neurológicas, etcétera. No necesariamente hablamos de pacientes con enfermedades terminales. En la actualidad, los cuidados paliativos se brindan a personas con necesidades avanzadas. Se trata de erradicar el concepto de `terminalidad', de `enfermo terminal'". 

Najún observa que "cuando el paciente percibe una mirada completa, que lo considera no solamente como un enfermo sino como una persona que tiene una biografía, que integra una familia, los cuidados paliativos son aceptados y valorados como parte de su atención".

Sostiene que su equipo trabaja para que la gente muera sana y que pueda hacer su proceso de maduración y no solamente para aliviar. ``Cuando vemos agradecimiento, cuando vemos reconocimiento por parte de los familiares que ya ha fallecido, misión cumplida'', advierte.

También reclama una toma de conciencia de la necesidad de los cuidados paliativos y afirma que muchos equipos de salud, de hospitales, etc., que no contaban con cuidados paliativos, hoy los piden y aumentan el volumen de consultas que tienen.

Por último, Najún destaca: "Hay una toma de conciencia en la comunidad. Hay un `boca a boca' que va generando confianza y búsqueda de los cuidados paliativos. La gente se acerca más viendo sus beneficios. Es la comunidad la que valora este cuidado pero es también ella la que quiere servir, la que quiere ayudar y por eso hoy nuestro Hospice Buen Samaritano tiene más de 150 voluntarios en distintas áreas que se ponen al servicio de pacientes que necesitan ayuda, tanto en nuestra casa como en los hospitales públicos de Pilar o de San Miguel".·