EL COLUMNISTA INVITADO

Dilemas del proceso creativo en el teatro

 

 

Por Santiago Swi *


Les voy a hablar de procesos creativos. En este caso, quiero compartir la experiencia de lo que fue crear "Proyecto Barhein", obra de teatro declarada de interés cultural por el Gobierno de la Ciudad y que finaliza mañana su quinta temporada.
Pienso en la palabra "proceso", investigo y me encuentro con esta definición en un diccionario: ""Proceso es una secuencia de pasos dispuesta con algún tipo de lógica que se enfoca en lograr algún resultado específico"". Cuando comenzamos a crear la obra sólo había una pequeña o gran idea, que se desprendía de una pregunta, que a su vez era un objetivo. ¿Cómo acercar nuevo público al teatro?
En mi entorno notaba que había cierto prejuicio o idea de solemnidad que rodeaba a la experiencia teatral, aunque yo había conocido otras facetas de este arte que nada tenían que ver con eso y que valía la pena intentar que también se den a conocer.
Quiero que la gente viva una experiencia diferente. Algo original. Que lo divierta pero que a la vez tenga profundidad, que genere empatía. ¿Y si transcurre en un bar y la gente puede venir a comer y tomar algo, y casi sin darse cuenta está metida dentro de una obra? ¿Si rompemos con la formalidad de la butaca y el escenario?
¿Cuántas veces vemos situaciones cotidianas que son sumamente teatrales? ¿Cuántas veces quisimos escuchar lo que hablaban en las mesas de nuestro alrededor? ¿O cuántas nos imaginamos historias sobre la gente que se sienta al lado nuestro, sobre una pareja que discute o sobre quien está sentado solo?
¡Pues que sea en un bar!

TODAS LAS DUDAS
Y así fue el comienzo. Llevé esta idea a un grupo de actores y actrices que en su mayoría habían pasado por mis clases, por lo que compartíamos un mismo código de trabajo y también afinidad. No era cualquier grupo, era un grupo que estaba dispuesto a embarcarse en un proceso creativo con el fin de montar una obra. Pero no sabíamos nada más.

Recuerdo nuestro primer encuentro cuando les dije: "Sepan que como en todo proceso creativo vamos a atravesar crisis, momentos en los que no sepamos cómo seguir, donde parecerá que no avanzamos o que retrocedimos; seguramente nos vamos a preguntar "para qué me metí en esto". Y todo eso está bien que suceda".

Viene a mi mente una imagen para graficar este tipo de procesos creativos, que es la imagen de un escultor, del que agarra un bloque de piedra y empieza a quitar todo lo que está de más hasta encontrar la forma que fue a buscar. En nuestro proyecto, había que abrazarse al placer de la búsqueda antes que al del resultado.

Pero por más que uno se anticipe, por más que uno lo ponga en palabras, el saber que va a llover no detiene la tormenta. Y las crisis se presentaron, y aunque sepamos que en Oriente "crisis" significa "oportunidad" o "cambio", en el momento en que aparece la frustración, cuando emergen los miedos, cuando ves que el tiempo que invertiste quizás no da sus frutos, todo parece venirse abajo.
Pero esos momentos realmente son fundamentales. Sirven para pegar volantazos, para cambiar dinámicas, para depurar, para reafirmarse en lo encontrado. Para renovar.

Tres años duró el proceso creativo de "Proyecto Barhein", hasta que estrenamos. Tuvimos entre otras cosas que aprender a soltar, a desprendernos de lo que no fue. Descartamos material para casi una obra entera. De diecisiete actores y actrices que arrancaron quedaron ocho. Es ahí donde entendés que muchas veces para encontrar por dónde ir es necesario saber por dónde no ir.
Pero llegamos. Y fuimos una obra.

* Maestro de teatro y director de "Proyecto Barhein", que realiza mañana, a las 22, su última función en la sala Santos 4040 (Santos Dumont 4040).