Con el negocio familiar como eje

Lorena Vega protagoniza y dirige `Imprenteros', una obra autorreferencial que se presenta los jueves en Timbre 4­. La actriz comparte escenario con sus hermanos y otros actores en esta pieza, que utiliza diversos recursos como videos caseros, capturas de pantalla de Whatsapp y fotografías para contar una historia llena de humor y calidez.­

Es dueña de un talento magnético y en cierto modo misterioso. Ganadora de premios -ACE, Trinidad Guevara- y codiciada por los principales directores del teatro independiente -Kartún, Zorzoli-. Lorena Vega se luce en `Imprenteros', una exitosa obra creada, dirigida y actuada por ella, que se desenmarca del pelotón de tantas otras que actualmente se ofrecen en las salas porteñas.­

Acostumbrada a los elogios, Vega reconoce que esta vez, por razones obvias, todo resultó especial, especialmente al principio. Que por más que hubiera muchos y variados comentarios, acá quizá importaban más. "Esto tiene que ver con lo familiar, con lo que está en juego en términos personales. Pusé mucho. Abrí todo. No tenía expectativa, la verdad. Sí, por supuesto, me hago cargo de que se trata de una historia muy propia'', dice, relajada, en el pasillo de entrada de Timbre 4, donde la pieza se ofrece cada jueves a las 21.­

`Imprenteros' se estrenó el año pasado en el Centro Cultural Rojas en el marco del `Proyecto Familia', curado por la actriz y directora Maruja Bustamante. En ese momento, los nervios, el miedo, el sentirse tan expuesta se le aparecieron de golpe a Vega: "Estaba muy nerviosa. Quería hacer esas cuatro funciones y nada más. Era tremendo. Por supuesto, estaban en juego cosas muy íntimas. Todo esto se fue acomodando con el tiempo y las funciones. Finalmente la tomo como una obra más''.­

A pesar de eso, lo personal, lo íntimo y privado aparece patente en escena. Sucede que Vega comparte la obra con sus dos hermanos -no actores- para contar la saga de la imprenta familiar, que pertenecía a su padre fallecido. Allí trabajaban y pasaron momentos clave de su vida. Allí, ahora no pueden entrar por una disputa. Pero el texto va mucho más allá de unas simples anécdotas: profundiza en las relaciones filiales, en las terribles crisis económicas argentinas y da lugar a la ternura y al humor.­

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PADRE-HIJO­

La charla de la actriz con La Prensa ocurre en el amplio y coqueto acceso a Timbre 4, un par de horas antes de salir a escena. Se la ve relajada, dispuesta a charlar, suave pero firme, algo parecido a lo que sucede cuando sube a escena. Allí, en el escenario, con su cadencia va envolviendo al público que termina por involucrarse sin remedio -abundan los comentarios sobre lágrimas, muchas risas y `excelentes' en las redes sociales de `Imprenteros'-.­

"No tenía pensado ni dirigir una obra ni hablar de algo autobiográfico. Entonces, a medida que fue avanzando el trabajo, que para mí era una instancia de laboratorio en el taller de Vivi Tellas, aparecieron otros focos, aristas, lugares. Eso fue clave'', recuerda.­

Luego de ese taller vino el momento de armar el trabajo y Vega se reunió con su `coequiper', la actriz Damiana Poggi. ``Como yo también estoy en escena, su mirada fue clave. También la de mis asistentes Santiago Kuster y Fabiana Brandan. Ese equipo de cuatro fue el núcleo que trabajó durante bastante tiempo la gestación de la obra hasta que empezaron a sumarse los jefes y jefas de área y el elenco rotativo que interpreta las escenas. Los únicos dos actores fijos son Juan Pablo Garaventa, que hace de mi padre, y Julieta Brito, que me interpreta a mí''.­

Sin dudas, la relación padre-hijo marca `Imprenteros'. Pero se nota que la actriz no utilizó la obra para saldar cuentas: "Yo ya lo había perdonado en vida -aclara-. El se apoyaba mucho en nosotros tres. No hago esto para solucionar algún trauma''.­

Un momento clave ocurre con el video del cumpleaños de 15 de Vega. Se ve una filmación casera donde la madre de la actriz coordina todo -el baile, la comida, los invitados-. La mujer va y viene de un lado para el otro. Su hija, en tanto, relata lo que sucede y el público se ríe a carcajadas. ``A mí mamá le gusta toda la obra menos esa parte que pide que la saquemos. Pero es el hit -dice con una sonrisa-. Igual ella sabe que el humor es importante para mí, que me hace bien. Y finalmente lo acepta''.­

Los Vega siempre tuvieron una tradición de filmarse. ``Nosotros habíamos hecho varias veces videos graciosos para eventos familiares. Siempre los hacemos con Gonzalo (Zapico) -director de cine y marido de la actriz-. No era extraño. Cuando no estaban los celulares teníamos la camarita de cassette y siempre fue algo muy cercano''.­

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SERENIDAD­

Los actores y el equipo técnico van apareciendo por el pasillo. Se besan. saludan a la directora con cariño. Ella parece escuchar a todos y estar en todo. De vuelta, nada resulta nervioso. Sí, atento.­

-Lo primero que llama la atención al ver la obra es cierta serenidad y el magnetismo que transmite en escena, tanto en `Imprenteros' como en otras de sus obras. Y mucha decisión. ¿Cómo lo logra?­

-Es cierto que cada obra `te canta' un poco el terreno que tenés que pisar. Ahora, lo que me decís, que me parece un elogio enorme, podría asociarlo con que el escenario, el espacio de la representación, es mi habitat; es mi taller, donde me desenvuelvo y tengo más ejercitada mi voz. Uno puede ver un cuerpo que le pertenece a ese espacio, que no es extranjero allí, esté en el marco en que esté. Me pasa como a un escribano con su oficina. El tipo se siente ahí en su lugar. A mí me sucede con el teatro, estoy adueñada de las leyes de este espacio.­

-Aunque eso no implica tenerla `atada'.­

-¡No! Es verdad que uno siempre siente que es un abismo y que no sabe nada. Empezás una obra y el `no me va a salir' siempre está.­

`Imprenteros' va a seguir en 2020 en la sala actual y seguramente continúe girando por festivales, tanto en el país como en el exterior. Vega da algunas indicaciones y de a poco todo se encauza para comenzar la función. El misterio de su talento y magnetismo se pone otra vez en acción.­

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