Buena Data en La Prensa

Tocar fondo y resurgir

Albert Einstein dijo alguna vez: "Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes".

Si a cualquiera de nosotros nos dijeran que, en algún lugar del mundo, la gente sigue apoyando a las agrupaciones políticas que los llevaron al fracaso, con altos niveles de inflación durante años y elevados índices de desocupación y de pobreza. Que además esas mismas agrupaciones son las que gobernaban mientras en el país caía estrepitosamente el nivel educativo y que no pudieron o no quisieron combatir eficazmente la inseguridad; uno pensaría que esa sociedad está enferma. Basta recordar al filósofo argentino Jorge García Venturini cuando mencionaba a la "kakistocracia" que es el gobierno de los peores.

Argentina es sin lugar a dudas un ejemplo de todo esto. Nos chocamos una y otra vez contra la misma pared. ¡Otra vez sopa!

Varias provincias parecen feudos. Están gobernadas por el mismo partido o el mismo personaje desde hace años, y pese a los recurrentes problemas económicos y los casos de corrupción, siguen ganando los oficialismos en forma contundente.

Pareciera ser que a la mayoría no le interesa tanto que algunos candidatos estén sospechados o imputados de cometer delitos o que sean ineficientes. Quizás solo les alcance con expresar la bronca en cada elección por la "heladera vacía" y los valores y las convicciones pasan a un segundo plano. o no encuentran un candidato que los posea.

Con instituciones debilitadas, poco creíbles, sin autonomía respecto del Estado, y partidos políticos acomodaticios sin elecciones internas, es bastante lógico que gran parte de los habitantes esperen o sostengan al caudillo salvador que los mantenga a flote, o que les pueda conseguir un trabajo en el Estado para ganarse unos pesos y seguir sobreviviendo.

La corrupción, nuestra deteriorada educación y los altos niveles de pobreza que padecemos desde hace años, muestran a las claras nuestro retroceso.

Hay quienes sostienen que existen factores o grupos de poder que no aparecen a la vista y que influyen negativamente en nuestra clase dirigente: organismos internacionales, grupos financieros, la masonería, etc. .

De no creer

En las últimas décadas vivimos experiencias de todo tipo en las que el declive económico fue un símbolo del deterioro moral. Cuando la mentira está presente, nada funciona.

La corrida de trece ceros a nuestra moneda, desde 1970 a 1992 fue todo un record. El Rodrigazo peronista y la hiperinflación radical. Los 5 presidentes en menos de quince días entre diciembre de 2001 y enero de 2002, el "corralito" que nos impidió disponer de nuestro dinero, la salida de la convertibilidad y un presidente que dijo en el Congreso: "el que puso dólares recibirá dólares y el que puso pesos recibirá pesos" y no fue así.

Estos no fueron solamente errores económicos. Fueron fallas éticas.

Siguieron a gobiernos corruptos, gobiernos de ensayo y error, manejados por encuestas.

No son casualidad. El problema es la falta de valores que se encarnen en la realidad y no sean una simple expresión de deseos inalcanzables.

Dicen quienes se excusan que "la política es el arte de lo posible" ¿En qué momento la política dejó de concebirse como una forma de lograr el bien común?

Tiempos de esperanza

Puede ser que esta vez hayamos tocado fondo. Otras veces también lo sentimos, pero esta parece ser en serio.

El país está siendo acosado no solamente por el gran endeudamiento, sino también por ideologías destructivas que no respetan la vida humana en todas sus circunstancias y que intentan destruir la familia desfigurándola y desnaturalizándola.

¡No hay mal que dure cien años! Llegó la hora que los ciudadanos exijamos a los dirigentes volver a lo que nos hizo ser uno de los países más pujantes de la tierra, en las primeras décadas del siglo pasado.
La educación en valores debe ser una prioridad nacional. Esto incluye el amor a Dios, a la patria, a la vida y el firme deseo de sostener y defender la institución familiar que es la base de una sociedad sana. Volver a fomentar el respeto a los mayores y a la autoridad. Rescatar el honor y la palabra empeñada.
Que el Estado proteja con todos los elementos que dispone, la vida de sus habitantes. Que se proteja eficientemente la propiedad privada y el libre comercio.

Que baje considerablemente la presión impositiva y que se fomente la cultura y el trabajo. Que se respete nuestra Constitución Nacional.

Solamente trabajando y educándonos podremos mejorar y progresar.

Estamos ante una nueva oportunidad. Los que nunca hemos participado en política por que crecimos pensando que es un ámbito en el que no hay escrúpulos y que todo se hace por conveniencias personales o de grupo, deberíamos involucrarnos. Reflexionemos sobre esto, involucrémonos, exijamos y controlemos a los dirigentes.

Recordemos lo que dijo Dante Alighieri: "Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral".

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