El actor estrenó el musical "Aquí cantó Gardel", sobre la última actuación del "Zorzal criollo", en la sala 25 de Mayo

Omar Calicchio: "Yo subo a jugar"

La obra, protagonizada por Roberto Carnaghi, evoca la despedida del cantor de los escenarios argentinos antes de su prematura muerte. Referente del género, Calicchio no baja los brazos.

 

Omar Calicchio no es de esa clase de actores que practique la memoria emotiva para meterse en una escena. Tampoco es de aquellos que necesitan estar pensando "cómo" y "cuándo" cada vez que sube a un escenario. La clave para él está en el momento. Ese instante en el que se conecta con lo que está pasando porque, justamente, tal como él dice "la magia del teatro es hacer que no se vea que se repite sino que cada vez que se hace es nuevo". 

Ese nivel de entrega es, entre otras cosas, lo que le permite hacer más de un personaje al mismo tiempo, "jugar a ser otro". Porque, para él, de eso se trata la actuación, de jugar. Por eso ahora, mientras se prepara para estrenar a mediados de septiembre "Dúo soporte" en el Picadilly, junto a Julián Pucheta, se lo puede ver en el musical tanguero "Aquí cantó Gardel", en el Centro Cultural 25 de Mayo (avenida Triunvirato 4444), acompañado por Roberto Carnaghi, Laura Silva, Alfredo Allende, Guido Botto Fiora y Ana Rodríguez.

-¿Qué nos puede contar sobre "Aquí cantó Gardel"?
-La historia comienza siendo un homenaje a un poeta del tango. Un poeta que cuando era chico tuvo la suerte de poder ver a Gardel en aquella última vez que cantó en la Argentina, el 10 de septiembre de 1933, justamente en el 25 de Mayo. Entonces este personaje que interpreta Carnaghi cuenta que era un niño y no tenía entrada ni plata para pagarla, y una chica salió de la fila y le regaló la entrada. Pasaron los años y se convierte en un gran poeta del tango. Yo soy su amigo del alma. Cuando él canta "Conjuro" aparecen del pasado almas que quedaron con sueños inconclusos. Da la casualidad que una de estas jovencitas que aparecen es la que aquella vez le regaló la entrada para ver a Gardel.

UN TEMPLO
-¿Hacer un espectáculo sobre Gardel en el último teatro en el que cantó tiene una connotación especial?
-Sí, es maravilloso. El 25 de Mayo este año está cumpliendo noventa años. Y además, lo que significa este teatro, que estuvo a punto de perderse y que por suerte gracias a que se juntaron un montón de almas que dijeron "esto no se puede perder", aún existe. Es un teatro precioso. Yo tuve la suerte de estar haciendo a la tarde "La gran farándula", donde hablábamos de salvar un teatro, así que hablar de teatro dentro del teatro fue algo muy lindo. Fue doblemente satisfactorio. No sé cómo explicarlo, algo mágico. La noche del estreno de "Aquí cantó Gardel" fue maravillosa, estar ahí con Roberto...No te voy a negar que me puse nervioso, porque yo tengo que salir y hablar como si fuera una ceremonia y decirle al público "buenas noches", y después cantar. Y que me estén viendo en la segunda fila María Graña, (Esteban) Morgado, Inés y Susana Rinaldi fue un poquito fuerte para mí.

-¿Siempre se pone nervioso antes de los estrenos?
-No sé si me pongo nervioso, me pongo ansioso. Pero éste justo se dio en la apertura del Festival de Tango, y yo soy un actor que canta. A veces me dicen "vos sos cantante".

-¿Y usted se considera cantante?
-Me escudo detrás del personaje siempre (risas).

-¿Cómo es su vínculo con Gardel?
-A mí me gusta mucho el tango. No sé si soy un seguidor de Gardel, pero es una figura que nos representa, es la Argentina. A mí el tango me encanta. He escuchado a Gardel, pero también escucho a otros cantantes que me gustan mucho. Soy medio fanático de Julio Sosa.

-¿Cómo sigue el año?
-Con "Aquí cantó Gardel" seguimos hasta noviembre. Acabo de terminar "Hotel Neurotik", obra con la que tengo dos nominaciones al ACE y una a los Premios Hugo como Actor de musical, que me trajo mucha felicidad. Ahora, a mitad de septiembre, estamos estrenando una obra que se llama "Dúo soporte", que surgió en Microteatro, con dirección y autoría de Javier Pomposiello, y que como fue tanto lo que pegó, ahora la vamos a hacer en el Picadilly. Es la historia de dos drag queens que están en el camarín del Parakultural esperando que Urdampilleta, Batato y Tortonese terminen de actuar para que las dejen. Y como están aburridas hacen un juego que ven en una revista que dice que si tomás ginebra con Crush viajás al futuro. Y del año "87 viajan al 2019. Es un delirio hermoso todo lo que les va sucediendo y lo que se preguntan de lo que está pasando ahora.

-En su carrera siempre fue una constante hacer varios personajes al mismo tiempo, ¿cómo lo logra?
-No sé. La verdad es que no es que tengo que exigirme una concentración especial. Cuando voy a cada lugar, sobre todo ahora que hay obras que no las hacés toda la semana sino que son una vez por semana, mientras me estoy maquillando paso los textos, repaso las canciones. Pero nunca me pasó de que se me confundan los personajes. No estudié nunca teatro, eso es algo que no le recomiendo a los jóvenes; soy autodidacta, entonces no sé si tiene que ver con una cuestión de técnica. Mi concentración es mi concentración y mi teoría es absolutamente personal. Yo subo a jugar. Nunca me pasó que se me mezclaran las cosas porque me parece que uno entra al escenario y se produce algo mágico. Creo que tiene que ver también el nivel de entrega.

EL DESAFIO
-¿Es difícil ser artista en nuestro país?
-Es difícil en el sentido de que a veces tenés que saber guardar para cuando no hay. Este año se me hizo muy difícil económicamente la historia. Pero como soy precavido, uno va sabiendo administrarse y guardar. Estamos pasando por una situación compleja, creo que vamos a salir porque siempre parece que estamos al borde del precipicio y siempre se sale. Pero hay que darle más al tema de la cultura. Pienso que económicamente el país no está bien llevado. Pero no pierdo las esperanzas ni me gusta estar de un lado o del otro. Me gusta apoyar al que está porque siempre palos en la rueda se pueden poner.

-En ese contexto, ¿cómo es hacer teatro?
-Este año hice cuatro obras y las cuatro son en cooperativa. En ninguna tengo sueldo. Son todos riesgos. Hay que saber administrarse porque elegimos vivir de esto, pero creo que hay que darle una vuelta a todo porque por más que las entradas de estos espectáculos sean económicas, la gente lo primero que resigna es ir al teatro. Y estas obras son en cooperativa con producción, es decir alguien pone un dinero para solventar los gastos, pero los actores vamos a bordereau. Yo soy de pensar en positivo, si me quedo en la queja no hago nada y otra cosa no sé hacer.

-Lo bueno es que el argentino es de ir a ver teatro.
-Sí, tenemos una ciudad maravillosa porque no sólo es el teatro comercial o el nacional, ya sabemos lo que significa el teatro off en nuestro país, que es maravilloso. De hecho, muchas veces hay cosas más interesantes en el off que en el comercial. Además, nosotros tenemos la capacidad de saber decir "yo tengo una silla, vos tenés una puerta, hagamos una obra". Hacemos cooperativas o nos asociamos, como se quiera llamar. Yo tuve la suerte de estar en otros lugares pero no saben lo que es una cooperativa. En otros países del mundo no existen.