Fue un luchador consecuente contra los privilegios de los poderosos e incorruptible en sus ideales

Moisés Lebensohn y la Constitución del "49

 

Por Diego Barovero * 

Moisés Lebensohn nació en Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1907; luego su familia se radicó en Junín, donde ejerció como abogado y periodista. En 1931 fundó el diario "Democracia", ejemplo de periodismo comprometido con los valores democráticos aún en la actualidad. Lebensohn, fue un activo militante de la Unión Cívica Radical; gran organizador de la juventud radical, herramienta fundamental para la renovación del radicalismo para retomar la senda emancipadora definida por Hipólito Yrigoyen, de quien fue continuador ideológico.

La principal preocupación y tarea de Lebensohn fue darle autonomía y sistematización a los fundamentos doctrinarios de la UCR, definiéndola como una expresión política democrática, liberadora, popular y progresista. A pesar de sus condiciones intelectuales y capacidad organizativa, Lebensohn casi no tuvo oportunidad de desempeñar cargos electivos: solamente fue concejal en su ciudad (1936) y convencional nacional constituyente (1949), siendo protagonista central en esa oportunidad como jefe de la bancada radical. La utilización del sistema de tachas fue el mecanismo elegido por sus muchos y poderosos adversarios internos para impedirle llegar a ocupar cargos de relevancia.

CONDUCCION POLITICA

Su actuación estuvo centrada en la tarea militante y de conducción política en el desempeño de funciones directivas partidarias en la UCR. Entre los años 1938 y 1946 fue artífice del Movimiento de la Juventud Radical que realizó cuatro congresos nacionales, siendo los más importantes el de Córdoba (mayo de 1938) y el de Chivilcoy (mayo de 1942). Ese "Grito de Chivilcoy" decía Lebensohn, sacudió las adormecidas conciencias que esperaban una aurora de redención. De allí surgieron los basamentos para la fundación del Movimiento de Intransigencia y Renovación, el 4 de abril de 1945. Fue inspirador de la Declaración de Avellaneda cuyos principios recogió en 1948 la Honorable Convención Nacional del radicalismo como Bases de Acción Política y Profesión de Fe Doctrinaria. Lebensohn fue también presidente del Comité de la UCR de la provincia de Buenos Aires.
Combatió los viejos métodos electorales, como la "política del servicio personal" o clientelismo, que convertían al partido en una maquinaria electoral dominada por caudillos que luchaban más por la conquista de prebendas que por ideales. Lebensohn impulsó el voto directo de los afiliados para combatir las camarillas internas. Fue el dirigente más lúcido de su generación, por cierto brillante, integrada por hombres de la talla de Frondizi, Balbín, Larralde, Illia, Noblía, Sobral y Mercader. Comprendió cabalmente los problemas de su tiempo, y por eso en su concepción ideológica adquirieron notoria trascendencia temas como la reforma agraria, la obligatoriedad de la enseñanza media, la política de emancipación económica que contemplara la nacionalización de los recursos estratégicos para el desarrollo, y en lo social defendía los derechos de los más vulnerables luchando por alcanzar una sociedad justa. Fue un ferviente opositor al régimen conservador fraudulento de los años treinta y también el más inteligente crítico del peronismo.

REFORMA DE LA CONSTITUCION
En 1949 presidió el bloque radical en la Convención Nacional Constituyente que reformó la Constitución Nacional de 1853/60 con sus reformas de 1866 y 1898 y dictó una carta magna de corte cesarista que incluía la reelección presidencial indefinida. En sus sesiones Lebensohn trabajó arduamente manteniendo la unidad de la bancada radical, internamente dividida entre quienes apoyaban la necesidad de actualizar la carta constitucional bajo los principios del constitucionalismo social (intransigentes) y quienes le deslegitimaban y reclamaban el abandono de las sesiones (unionistas). La UCR impugnó el procedimiento de la reforma constitucional debido a que se incumplió el artículo 30 de la Ley Fundamental que exige que la declaración de necesidad de la reforma sea aprobada por dos tercios del total de ambas cámaras del Congreso, y este caso se aprobó por dos tercios de los presentes. Pero la Convención Nacional presidida por Ricardo Rojas resolvió que la UCR participe de los comicios para la elección de aquella Convención Reformadora en tanto no fuera una trampa autoritaria del peronismo.
La lucidez de Moisés Lebensohn lo llevó a trabar una armónica relación con el presidente de la Convención, a la sazón gobernador de la provincia de Buenos Aires, Domingo Mercante, que facilitó la participación del radicalismo en los debates y contuvo la habitual tendencia de la mayoría peronista a obstruir el ejercicio de expresión a las minorías o a propender al cierre del debate.
El punto central de la reforma peronista era conseguir la habilitación de un nuevo mandato presidencial de Perón mediante la modificación del artículo 77 que impedía la reelección inmediata del presidente.
Los mensajes contradictorios de Perón a sus convencionales con respecto a la cuestión y su verdadera intención de hacerse reelegir (algo que sólo admitió sobre el final de las sesiones) confundieron a varios de ellos y en particular a Mercante, "El corazón de Perón" que lo acompañó desde los inicios de su proyecto político y aspirante natural a sucederlo en la primera magistratura. El error fue fatal para él, ya que desde entonces fue sospechado de traición por el líder y su círculo, condenándolo al ostracismo político. Cuando fue clara la determinación no solo de remover el obstáculo sino directamente la consagración de la reelección indefinida, Lebensohn encontró un argumento magnífico para que los convencionales de la UCR, que hasta entonces participaron de buena fe del proceso reformista pese a las disidencias internas, abandonaran la Convención.

JUICIO HISTORICO
Fue entonces que Lebensohn pronunció un extenso y extraordinario discurso que constituye el más inteligente juicio histórico formulado al peronismo. Lo calificó como una "revolución contra", denunciando las desviaciones autoritarias del régimen como el establecimiento del estado de guerra interno y la penalización del derecho de huelga. Con gran sagacidad fue derivando su alocución hasta arrinconar a la regimentada mayoría peronista para hacerles confesar a sus principales espadas parlamentarias y fundamentalmente al miembro informante el constitucionalista Arturo Sampay, en pleno debate que la reforma tenía como exclusivo propósito habilitar la reelección inmediata e ilimitada de Perón.

"Sampay: - Estados Unidos pudo elegir por tercera vez a su presidente Roosevelt en un caso en que era necesario para la salvación del país.
Lebensohn: - Eso abona mi tesis, señor convencional, porque si habiendo existido un solo caso, un caso tan evidente de necesidad, la enmienda del pueblo norteamericano resolvió suprimir las reelecciones, eso demuestra cuál es el sentido y la fuerza de los principios constitucionales.
Sampay: - Como allí, también aquí podría ocurrir que después de la reelección de Perón tuviéramos que poner otra vez la prohibición de reelegir.
Lebensohn: - Es decir, que se trata de una reforma constitucional que no es permanente, sino que se adecua a las necesidades del presidente de la República, que nos está presidiendo desde ese sillón.
Borlenghi: - Porque es un caso excepcional, como el de Roosevelt.
Lebensohn: - A confesión de parte, relevo la prueba. La mayoría, por la voz de su miembro informante, ha declarado que la reforma de este artículo se hace para Perón, que era lo que nosotros sosteníamos ante el pueblo argentino".

Y prosiguió juzgando al régimen peronista de llevar a cabo un plan progresivo de represión encaminado hacia el totalitarismo: "Reelección presidencial, constitucionalización de la legislación represiva del Régimen, culminación del proceso de centralización. He ahí la reforma. Todos sus demás aspectos estaban en la legislación o podía alcanzarse mediante la legislación: derechos del trabajador, incompletos y falseados; los derechos de la familia, imprecisos e inocuos; disposiciones atinentes a servicios públicos que en parte se acercan a nuestro programa. Todo cabía como desarrollo dentro del gran encuadre orgánico de la Constitución del 53. Lo único que no podía lograrse era la remoción del infranqueable obstáculo a la ambición de mando de los gobernantes. De ahí y sólo de ahí nació la reforma".

CONQUISTAS SOCIALES
Opositor a la consagración de la reelección presidencial indefinida y tendencias autoritarias nunca se opuso a conquistas sociales de los trabajadores ni al artículo 40 que nacionalizaba los recursos naturales y energéticos. "Nosotros seguiremos nuestra lucha, dispuestos siempre a tender la mano de la cordialidad argentina en el decoro hoy ausente de la libertad. No nos sentimos adversarios del hombre del pueblo que votó en contra nuestra. Sus aspiraciones nacionales son nuestras aspiraciones nacionales", expresó con dramatismo, mientras hizo correr entre los convencionales radicales la indicación de que había llegado la hora de retirarse del recinto.

Y continuó: "Desvalidos de poder material, sin prensa, sin radio, sin aulas y sin armas, sin bancos ni gobiernos, libramos esta batalla......con victoriosa confianza en la prevalencia final de los ideales que nutrieron la historia argentina, serenos y seguros, porque son nuestros la razón y el futuro.
Presidente (Mercante): - Señor convencional; ha vencido el plazo de que disponía para su exposición.
Lebensohn: - El propio miembro informante de la mayoría ha confesado ante la conciencia argentina que la Constitución se modifica en el artículo 77 para Perón, con el espíritu de posibilitar la reelección de Perón.
- Hablan varios señores convencionales a la vez, y suena la campana.
Lebensohn: - La representación radical desiste de seguir permaneciendo en este debate, que constituye una farsa.
- Hablan varios señores convencionales a la vez, y suena la campana.
Varios señores convencionales abandonan sus bancas.
Lebensohn: - Volveremos, volveremos a dictar la constitución de los argentinos.

UN LUCHADOR CONSECUENTES
Más tarde le llegaría la represalia, debió afrontar la persecución, la cárcel y la censura por su compromiso democrático y su lucha contra los abusos totalitarios. En 1953 fue elegido presidente de la Convención Nacional de la UCR, donde tuvo una destacada actuación e impulsó una política de confrontación abierta y franca al peronismo que había exacerbado para entonces sus componentes más autoritarios y antidemocráticos, planteando la "lucha en todos los frentes". Su salud quebrantada lo llevó a una muerte temprana en la más absoluta pobreza el 13 de junio de 1953.
Moisés Lebensohn fue un luchador consecuente contra los privilegios de los poderosos, incorruptible en sus ideales y ejemplar en su conducta austera y honrada. Consagró una máxima que guió su vida y sirve de ejemplo aún hoy. El desafío del auténtico hombre político es conjugar "doctrina para que nos comprendan y conducta para que nos crean".

* Presidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano.