El Gobierno está muerto, que la República no sea vencida

 

El presidente Mauricio Macri no logra asimilar el resultado de la encuesta más cara del mundo. Sigue "groggy" sin entender que su debacle en las PASO 2019 se explica porque en 2015 votamos una renovación ética y republicana del país, que él traicionó abrazando la superficialidad del progresismo.
Tanto no lo entendió que lo central de su discurso de ayer ha sido un patético e inmoral intento de ganar votos poniendo plata en el bolsillo del electorado. Nunca se había visto un soborno colectivo anunciado por un Presidente.

La claudicación ética del cambio devenido populismo crudo, confirma lo irreversible del cuadro y un factor moral preocupante: la casta política que nos gobierna desde hace décadas considera que los argentinos somos un pueblo corrupto.

Y ahí está la historia enseñando para no repetirse, trayendo la voz de Domingo Faustino Sarmiento que nos advierte: "Los pueblos se suicidan cuando dan en creerse a sí mismos inmorales, degradados o corrompidos. El mal existirá siempre en la tierra, pero hoy más que nunca los pueblos libres brillan por sus virtudes. Si os reconocéis venales o abyectos, os gobernarán como a presidiarios...".

EL COLAPSO
El colapso del macrismo era anunciado desde hace meses en algunos pasillos de oficinas gubernamentales donde empezaba a percibirse un clima de despedida, consecuentemente los funcionarios de carrera ya miraban a los funcionarios políticos como dándoles condolencias... Podía parecer prematuro, pero el olfato de la burocracia percibe esas cosas y lo hace notar condicionando y mermando la autoridad en forma implacable, mostrando en ello desde sutilezas hasta groserías. Hoy los funcionarios de carrera saben que los funcionarios políticos son cadáveres políticos y en proceso de rápida descomposición.

En 1890, sintetizando en forma magistral el resultado de la Revolución del Parque, Manuel Pizarro acuñó la célebre frase por la que se lo recuerda: "La revolución está vencida, pero el gobierno está muerto".
Luego de las PASO, todavía no se ha instalado una frase que con igual rigor y acierto describa lo ocurrido, pero el final es idéntico: el gobierno está muerto. Resta saber que tan vencida está la República.

Alberto Fernández tiene el camino despejado hacia la Presidencia, y Macri se empeña en asfaltarlo. Eso no sería dramático si Fernández pudiera garantizar que respetará la Constitución Nacional, pero ocurre que se encamina al Sillón de Rivadavia con un entorno plenamente identificado con el proyecto totalitario de corrupción estructural que atacó a la República desde el 2003 al 2015 y del que él mismo fue parte, a pesar de algunas críticas ocasionales.

Aquí, en esta encrucijada de la historia, tras 12 años de régimen totalitario y casi cuatro desperdiciados por el progresismo, el punto vital es que la República debe sobrevivir al gobierno.

DILEMA MENEMISTA
Mauricio Macri tiene el dilema de Menem: si persiste pierde, si se baja sin más abandona a la República. Tal vez pueda salvarla si resigna su candidatura a la utópica reelección para apoyar al tercero. 
Se requiere en esta hora un gesto de grandeza presidencial. Que haga, de una buena vez, lo que se debe hacer para que no gane la fórmula Fernández al cuadrado: o sea, que resigne su candidatura habilitando un "Consenso por la República" que deje la centralidad del escenario a la fórmula integrada por Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, porque Macri no puede recuperar votos que fueron con Fernández, pero Lavagna sí. Ese es el detalle.

Ese cimbronazo de escenario podría cambiar el final anunciado y despertar junto con el adormecido espíritu republicano una renovada épica electoral.
Desde luego es difícil que el presidente Macri acepte la opción Lavagna, en principio porque supone remover la soberbia cambiemita y PRO, pero también es la única ecuación que podría desplazar a Alberto Fernández del camino a la Rosada.

La paradoja de un gobierno que paga todos los costos como si hubiera hecho las reformas necesarias pero no hizo ninguna, es que sucumbió por unas inútiles PASO; que no existirían de haberse saneado el sistema de representatividad política. Cosas del país que supimos destruir.
Se necesitan voces que conviertan la ecuación en clamor, hasta instalarla en la conciencia del Presidente: (-M x L + GC + E) = R - F

Donde menos Macri por Lavagna, más Gómez Centurión más Espert es igual a República menos Fernández al cuadrado. El gobierno está muerto, que la República no sea vencida.