Claves de la seguridad

El miedo, eje de las PASO

Nuevamente los argentinos hemos ido a cumplimentar el trámite absurdo de unas PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) que nada tuvieron de primarias abiertas y en las que poco se decidió. ¡Qué emocionante tener un título de ciudadano que habilita para participar de la encuesta más cara del mundo! 

Al margen de la ironía por este verdadero chiste de argentinos que impide reírnos de los gallegos, la onerosa encuesta debería ofrecernos una radiografía exacta sobre las ideas políticas que imperan en la Argentina, pero ni siquiera sirve para eso porque vivimos bajo la hegemonía de una casta política que nos arrea cual rebaño de ovejas a fingir la legitimidad de su viciada representatividad; polarizando, a fuerza de miedo, dos opciones de fracaso.

Así, con el país dañado institucionalmente, ya degradado en su cultura y hasta con merma intelectual, el primer tramo de la campaña electoral ha sido casi una escena propia de Monster Inc, donde cada monstruito repitió sin cansancio que el otro debía causarnos más pavura y terror. Esa estrategia electoral muestra que, además de mantenernos en un largo proceso de decadencia, nos quieren cobardes.
Considero importante comprender el rol que ha jugado el miedo como eje de las PASO, para poder proyectar el resultado de esta farsa electoral y analizarlo en términos de lo que podemos esperar en materia de seguridad interior durante los próximos cuatro años. No es el problema el miedo como tal, sino su centralidad y exaltación ocupando un lugar que debería estar reservado a las ideas, los principios éticos y las propuestas para alcanzar y defender en el rumbo de la brújula el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional. 

Entendamos que toda sociedad tiene un componente de miedo que influye en sus conductas, porque el miedo es parte de lo racional y racionalmente debe ser contenido. Así, el miedo está en los pilotes que entristeciendo los edificios de la comunidad judía nos recuerdan que somos vulnerables. Cada vez que los veo imagino a los terroristas que planearon esos atentados jactarse de ser quienes cambiaron nuestro paisaje urbano con un miedo específico afectando el modo argentino de vivir.

ENEMIGO A VENCER
El miedo llevado al extremo es el arma del terrorismo y un enemigo a vencer, por eso debemos conservar la fe en los principios del estilo de vida propiciado por nuestra Constitución Nacional para celebrar -algún día- que esos pilotes sean removidos y pasen a la historia. Señalo este ejemplo de miedo implantado, porque desnuda la esencia inmoral del miedo como instrumento de dominación política. ¿Cómo sobreponernos a cualquier acción excepcional de terrorismo si ya en lo cotidiano permitimos que nos doblegue el miedo? La política que se nutre del miedo no es democrática ni ampara libertades.
El miedo es inevitable, es humano, está aquí en muchas formas; pero recordemos lo que tan bien supo enseñar Jorge Luis Borges: "Siempre el coraje es mejor". Sabemos que podemos darnos la hostia en un accidente de tránsito o resultar víctimas de distintos delitos, imprudencias o meras fatalidades, tememos por nosotros y nuestros seres queridos, y si ese saber hace que convivir con el miedo sea necesario, también nos advierte que no debemos dejar que nos domine; por eso individualmente hacemos algo al respecto, tomamos precauciones, lo enfrentamos, reaccionamos. Al fin de cuentas, como reza la canción redonda: "Vivir, sólo cuesta vida". 

Sin embargo, en términos políticos argentina se exhibe atenazada por el miedo. Aunque la palabra miedo no aparece en la Constitución Nacional, toda ella desde el Preámbulo y a través del articulado es un llamado a vencerlo. Y antes que la Constitución, el Himno Nacional como grito de guerra es una exhortación a la valentía en la disyuntiva de vivir libres o morir con gloria.

El resultado de las PASO deja la disputa por la Presidencia de la Nación a dos opciones de la misma casta política, y entonces vuelvo a señalar que el principal problema de seguridad en la República Argentina no es el narcotráfico, ni la corrupción o cualquier genérica inseguridad, es que hay mucha gente, voluntades e intereses, empeñados en impedir la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional.

GRAVE ESTUPIDEZ
Es esa grave estupidez de no vivir bajo el imperio de la razón, encuadrados en parámetros constitucionales, lo que nos debilita frente al narcotráfico, la corrupción y demás delitos.
Conceptualmente la seguridad interior consiste en garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional, y ello implica enfrentar los miedos sosteniendo en la acción una filosofía basada en la Libertad como principio. Más siendo que nada es tan riesgoso como la Libertad, ella no se alcanza sin coraje. Porque a diferencia de las cadenas del esclavo, la Libertad es frágil: se pierde tan pronto como se deja de pelear por ella. 

Los argentinos hemos sido encuestados por las urnas y el resultado anticipa que la Constitución Nacional sentirá el peso aplastante de una mayoría absoluta que, con miedos cruzados, divide sus preferencias entre la zambullida al totalitarismo (47%) y la lenta inmersión del progresismo (32%). Cualquier lectura realista del escenario político hace difícil fundar esperanzas en el porvenir del país. La casta política en los roles de gobierno y oposición anuncia rotar, pero en cualquier caso privilegiará sus propios intereses por sobre las necesidades de la Argentina y eso repercutirá malamente sobre la seguridad. Sin nada nuevo bajo el sol, el péndulo ha vuelto a soltarse entre el odio a los uniformados de Nilda Garré y el voluntarismo bienintencionado de Patricia Bullrich, entre la inseguridad planificada y una media seguridad reactiva sin planificar. 

Las PASO indicaron desde sus primeros datos que la Argentina dejó caer la brújula para volver a alejarse de la idea de cumplir con la Constitución Nacional.