Como en la tira "Campeones", vuelve a sumergirse en el submundo de los púgiles con la obra "Quinto round"

Osvaldo Santoro, de regreso al box

Más allá de su afinidad con los guantes, admite que la obra de "Pacho" O"Donnell plantea un debate ético que le interesa contar. Explica la batalla legal de Sagai contra plataformas como Netflix y YouTube.

 


Actor todoterreno, Osvaldo Santoro ha vuelto a subirse a las tablas para protagonizar la obra "Quinto round", donde interpreta a Sócrates, un entrenador de box de convicciones difusas. Sobre un libro de Mario "Pacho" O"Donnell, con la dirección de Gerardo Otero y un elenco que se completa con Ramiro Martínez, Juan Carlos Ricci y Lía Bagnoli, la pieza que se presenta los domingos a las 19 en la sala Timbre 4, profundiza sobre la moral.

En diálogo con La Prensa, el recordado Comisario Chape de "Poliladron" confiesa una relación anterior con el boxeo, enaltece la figura de Adrián Suar como promotor de la cultura audiovisual (a propósito de los 25 años de su productora Pol-ka) y reconoce que no pondría las manos en el fuego por su ex compañero Juan Darthés.

-El personaje de Sócrates parece hecho a medida. ¿O"Donnell lo creó pensando en usted?
-El año pasado, Pacho me llama y me cuenta que tenía una obra en la que había un personaje que no podía ser otro que yo. No éramos amigos ni nada, más que saludarnos alguna que otra vez. Y cuando me comenta la temática compré directamente. Primero, porque tengo una afinidad muy grande con el boxeo debido a que mi padre fue boxeador. Y también por lo que viví con "Campeones" y mi personaje de Tito D"Alessandro.
-Si hubiese sido un entrenador de tenis quizás decía que no.
-Tal vez. Recuerdo que en "Campeones" me hice amigo de varios boxeadores porque grabábamos mucho en la Federación Argentina de Box. Y como concejal en el partido de 3 de Febrero tuve mucho acercamiento al boxeo porque está declarado como Capital del Deporte. Todo eso me motivó a leer el material. Porque hay veces que me dan un libro y no me dan ganas de leerlo, uno ya lo intuye y se imagina que no va. Pero "Quinto round" me pareció una obra bien completa, con un debate ético interesante, y nos pusimos a trabajar con Gerardo Otero en conjunto.

MARGINALES
-Viene de encarnar a un predicador en "Madre coraje" y ahora es Sócrates, la antítesis.
-Me gustan mucho los personajes marginales. Me encanta cuando me los ofrecen porque uno se encuentra frente a la construcción de un personaje que está desnudo y tiene más alternativas para vestirlo. Cuando el personaje está armadito, la creación es más acotada y hay que ajustarse al resto con lo establecido. En este caso Sócrates soy yo, con mis más y mis menos.
-En las obras corales, la presión está repartida. En este caso, el peso recae sobre usted.
-El actor se sube a cincuenta centímetros del piso para que lo vean. Y ese exitismo está permanentemente en el cartel y en lo que uno hace, porque estamos tratando de equilibrar un complejo que demuestra timidez, dificultad de relación, integración. El teatro es liberador y eso da el contenido narcisista que necesitamos. Con (José María) Muscari lo terminé de entender. El decía que el espectador no viene sólo a ver al personaje sino que viene a ver a Santoro y a su personaje, por lo que nuestra parte de ego también juega. Mi generación lo aprendió al revés, éramos sacerdotes que cuando teníamos el personaje no debía quedar nada de nosotros, y en teatro no es tan así.

LAS PLATAFORMAS
A lo largo de su trayectoria, Santoro realizó decenas de obras de teatro, películas y series de televisión. De presencia constante en el canal Volver por sus protagónicos en "RRDT" o "Culpables", también fue una de las piezas fundamentales de "Poliladron", piedra basal del gigante que es hoy Pol-ka. También lucha Santoro por los derechos de imagen de los actores desde su puesto de secretario general de Sagai (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes). En plena batalla legal con Netflix y YouTube reconoce: "Nos pusimos en campaña para que las plataformas comiencen a pagar los derechos de imagen. El streaming pide distintos comportamientos, cosa que me parece bien porque es parte de la modernidad, pero que también sea respetado el derecho de propiedad intelectual donde utilizan tu voz e imagen y hacen un negocio sin pagar lo que corresponde", se planta. "Con Netflix está todo encaminado, en cambio con YouTube tenemos un juicio de cuatro años. La excusa de ellos es que están en Estados Unidos y que no se hacen cargo de lo que la gente sube, pero ellos lucran con eso".
-En lo artístico, ¿beneficia al actor el auge de las plataformas digitales?
-Nos da una tranquilidad y un margen creativo que la televisión abierta hoy ya no tiene. Lo que en televisión tiene que tardar una semana, para Netflix o Amazon pueden ser meses. Ellos no tienen apuro y el actor lo agradece. Por eso se ven las series que se están viendo.
-¿Cómo analiza el crecimiento de Pol-ka en estos 25 años?
-Creo que fui el primer Martín Fierro de Pol-ka, a Mejor actor de reparto, en 1995. Soy feliz por la carrera que hizo Adrián (Suar). Creo fervientemente que el Estado tiene que colaborar con el fomento de la cultura audiovisual pero también creo en el emprendedor privado, en el Suar que de la nada construye con ingenio e intuición un imperio. Nunca me voy a olvidar: una noche estábamos tomando los dos un café en Ciudadela, pasa un camión de la basura y "el Chueco" me dice "la próxima tira va a ser sobre unos basureros". Y ahí nació "Campeones".
-Trabajó con Darthés en "Gasoleros". ¿Cómo vivió todo lo sucedido?
-Es un tema complejo y uno no puede más que angustiarse y esperar a que se sepa la verdad. Yo trabajé con Darthés pero no pongo las manos en el fuego por él. Además, acompaño fervientemente al movimiento feminista. De hecho, en Sagai tenemos una Comisión de Género donde damos las estadísticas de la condición de las mujeres con respeto a las ficciones.

CONTRA LA GRIETA
-Se acercan las elecciones y pareciera que ningún candidato propone nada más que atacar al oponente.
-Hay una situación general de pensar que hay que elegir entre lo que fue y lo que es. Si hay que comparar, elegiría lo que fue. No lo digo como peronista sino como ciudadano que paga sus impuestos y va al supermercado. Porque no se solucionaron problemas fundamentales, porque cada vez hay más pobres y porque aparece una estructura muy fuerte de poder que nunca había existido. Pero creo que lo anterior también debiera mejorar en muchos aspectos. A nadie le sirve la grieta. A mí me gusta estar en el medio y saber lo bueno de uno y lo malo del otro. No me importa quién sino qué. El tema es que ese espacio de reflexión no existe, y ni Lavagna ni Urtubey son lo que me representa hoy.