DE QUE SE HABLA HOY

Nos preocupa más el futuro del dólar que el de la Nación

Una vez más damos muestra de la falta de cultura democrática que tenemos y de cuán cambiados tenemos los valores básicos para la conformación de una sociedad sana y sin individualismos.

Por estos días que corren hay varios hechos que demuestran que estamos en crisis, que la anomia se ha quedado instalada y parece que para mucho tiempo. Ahora estamos más preocupados por la suerte del dólar que por la del futuro del país.

A pocos días de las elecciones primarias obligatorias que muchos juzgan como una verdadera primera vuelta electoral, los economistas aseguran que dependiendo del resultado la divisa norteamericana puede mantenerse en la meseta que viene atravesando o puede dispararse de manera súbita y exagerada. De hecho varios auguran que entre el doce y el quince de agosto podría alcanzar los 70 pesos.

Todo depende si gana Mauricio Macri o si los números favorecen a Cristina Kirchner, los mercados son sensibles, dicen, y la posibilidad de un regreso al populismo los aterra, lo que borraría las opciones del ingreso de inversiones y nosotros buscaríamos en el dólar el histórico refugio para nuestros ahorros. 
No discutimos sobre qué nos puede pasar como país si gana uno u otro candidato, si el silencio en la campaña que mantiene la ex presidente, es para no irritar y dejar que su candidato a presidente, Alberto Fernández deje la imagen de que el kirchnerismo hará un gobierno moderado lejos del autoritarismo con el que gobernó la viuda de Kirchner.

Pero salvo los militantes, pocos creen en esa conversión y de hecho hay temas ya instalados que generan muchas dudas que el propio Alberto F., no quiere aclarar o no lo dejan, por ejemplo, lo de la puesta en libertad de los detenidos en las causas de corrupción, de hecho él mismo ya dijo que Julio de Vido no debería estar preso y que esas causas hay que revisarlas todas.

La Cámara acaba de confirmar la sentencia para Amado Boudou en el caso Ciccone y ya no cabe decir que se trata de un "preso político", porque quedó más que probada la asociación ilícita.
Es más importante que nos preocupemos por lo que puede ocurrirle al país dependiendo quién ocupe la Casa Rosada por los próximos cuatro años, que si el dólar pega o no una estampida.

Todos los candidatos, en especial los que conforman la polarización, deberían debatir y ofrecer conferencias de prensa sin condicionamientos, sin preguntas militantes ni de un lado ni del otro.
Sabemos que esto no será posible porque Cristina Fernández jamás se prestará a responder preguntas sobre la corrupción, porque nunca lo hizo y tal vez porque no tenga respuestas.
Su impunidad y la complicidad del actual gobierno hacen que los ciudadanos quedemos al margen de las decisiones que se toman y de los mandatos judiciales que no sabemos si se cumplen o no.
Florencia Kirchner por orden del Tribunal Oral Federal 5, debía presentarse cada 15 días en la Embajada argentina en La Habana.

Ningún organismo oficial, ni miembro de la familia, ha dicho si el trámite se ha cumplido o como tantos otros, han quedado solo en un anuncio. 
Al menos la embajada en Cuba debería informar al TOF 5 si su requerimiento se cumple por parte de la procesada o no.

Y a nosotros nos desespera el aumento del dólar por el miedo que los mercados le tienen al kirchnerismo. No es así, debería preocuparnos que una orden del Poder Judicial no se cumpla, se trate de la hija de una dinastía presidencial o de un vendedor de choripán, porque ahí radica la solidez de un sistema democrático que funciona. 

Macri muestra obras pero ni una palabra sobre como contendrán la inflación definitivamente; Kicillof en el conurbano les explica las bondades del Estado omnipresente a tipos que no tienen ni agua ni terminada la secundaria y Alberto F., intenta convencer que él es el bueno y que será quien mande.
Mal vamos si un candidato a presidente tiene que explicar que será él el que gobierne.
Sigamos de cerca la campaña atendiendo a las cosas que se dicen y dándonos cuenta de las que nos quieren convencer sin dar demasiados detalles. 

Exijamos planes de gobierno no insultos y miedos al pasado y dejemos que el dólar haga lo que quiera si es el precio que hay que pagar para tener una democracia cada vez más consolidada y en busca de un objetivo común para todos los partidos: un país mejor que no nos de vergüenza.

V. CORDERO