La depresión en adultos mayores puede ser señal de otra enfermedad

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que suele provocar sentimientos constantes de tristeza y otros síntomas, como dormir demasiado o muy poco, falta de energía y poco apetito. Aunque una persona no haya sufrido de depresión antes, es muy posible que la presente al llegar a la ancianidad. Sin embargo, la depresión no es parte normal del envejecimiento y hay que tratar los síntomas que señalan su presencia.

La depresión suele no diagnosticarse ni tratarse en la vejez y algunos ancianos hasta se muestran reacios a buscar ayuda. Cuando la depresión se presenta en ese grupo etario, también puede ser más difícil de diagnosticar debido a que los síntomas tienden a ser diferentes o menos obvios en los ancianos que en las personas más jóvenes. Por ejemplo, es mucho más común que al avanzar en edad, las personas presenten solamente síntomas físicos de depresión, sin sentimientos de tristeza ni mal estado de ánimo.

A medida que una persona envejece, los muchos cambios que ocurren la hacen más proclive a la depresión que durante la época de su juventud. El más común de esos cambios es el dolor crónico derivado de enfermedades, como la osteoartritis. Asimismo, los estragos en la vida diaria de las afecciones crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, también pueden tener que ver con el surgimiento de la depresión.

Otro factor que puede contribuir a la presencia de depresión en la vejez es lo difícil que para muchas personas es afrontar las transformaciones en la identidad, las funciones y los grupos sociales a medida que avanzan los años. Por ejemplo, aquella persona que siempre fue productiva, responsable y activa en la familia y la comunidad puede empezar a sentir que ya nadie la necesita ni valora. De igual manera, el fallecimiento de amigos o familiares puede llevar a sentimientos de mucho dolor, a menos oportunidades de interacción social y a una creciente sensación de abandono.

No obstante, antes de atribuir los síntomas solamente a la depresión, es importante que la persona vaya al médico para evaluar si existen otros problemas médicos escondidos que pudieran justificarlos. Algunos de los más comunes son anemia, infecciones de las vías urinarias, problemas de la tiroides, dolor crónico y hasta desnutrición, entre otros. En ciertos casos, algunos medicamentos pueden contribuir a los síntomas de depresión, de manera que también vale la pena revisar los medicamentos que actualmente se le administran.

Si no se le descubre ninguna enfermedad escondida y se le diagnostica depresión, existen varias alternativas de tratamiento eficaces, tales como medicamentos y psicoterapia. Puede ayudarle también llevar una vida sana que incluya hacer ejercicio regularmente, tener buenos hábitos de sueño, participar en reuniones sociales y alimentarse de forma balanceada.

Dra. Janette Leal 
Psiquiatría de Mayo Clinic en Rochester, Estados Unidos.