Suspenso contado como documental

La sospecha

Por Fiona Barton
Planeta. 600 páginas

La intrépida reportera Kate Waters, que protagonizó las dos primeras novelas de Fiona Barton (Cambridge - Inglaterra, 1957), regresa en esta tercera entrega para investigar la desaparición de dos jóvenes británicas de 18 años que estaban de año sabático en Tailandia, Alex y Rosie.

El caso, que estudia la policía tailandesa y que convoca rápidamente al inspector Bob Sparkes y su equipo, le recuerda a Waters a su hijo, que se encuentra en el mismo país asiático y con el que no mantiene contacto desde hace dos años. La periodista decide acercarse a las familias sin saber dónde se está metiendo y pronto la historia se desvela más grande de lo que podía suponerse. Waters pasa de cubrir la noticia a "ser la noticia".

Contada desde tres puntos de vista, La sospecha es una novela de suspenso que se desenvuelve gradualmente a partir de una premisa interesante, con varias historias paralelas, numerosos personajes y una muy realista pintura del escenario donde transcurre. Sin embargo, la medianía de esos personajes demora una narración con la que cuesta conectar, y que se sigue como un documental.

La novela explora en última instancia el miedo de los padres a la libertad de los hijos y su reflejo de protegerlos, aunque aquí también conspira contra la verosimilitud del relato la conducta de los menores y sobre todo de los padres.

Fiona Barton se vale de su propia experiencia de 30 años como periodista, que ha cubierto los casos más sonados, como la desaparición de la pequeña Madeleine McCann en Portugal, para construir a Waters, protagonista de su exitoso debut literario, La viuda (2016), y de la posterior La madre (2018). El resultado, en este caso, no parece estar a la altura de los otros dos.

Juan B. Azpiazu