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Cultura del encuentro

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Señor director:

Aunque no tenemos un clima de violencia desatada y con características agresivas, sí aparecen en distintos sectores de la sociedad brotes de discordia generados casi siempre por delincuentes que apelan al recurso de las armas y amenazas para conseguir sus objetivos. Pero hay otro clima de tensión, malestar e insatisfacción, que si no degenera en actos de violencia puede en algún momento darnos una sorpresa: Un polvorín que, mientras está bien controlado, no significa un peligro inmediato, pero, faltando el control... Tal vez sea una comparación audaz y exagerada, pero se respira esa atmósfera. Una de las causas puede ser la inseguridad, otra tal vez, la lentitud y lenidad de la justicia, otra (que se intuye en el ambiente) es la situación generada en torno a los así llamados hoy "presos políticos" de los que nos ocupamos en una carta el día 8 de este mes de junio. Subrayaba, entre otros temas, lo que ello significa para las familias. Al tomar contacto con las mismas, se percibe ese dolor y ese malestar. Y conforme llega a los familiares más jóvenes (hijos, nietos, etc) se va extendiendo. No sería nada extraño que un día, si no deriva en una expresión violenta, sí crecería el malestar que no condice con las características de una auténtica paz. Conociendo a las esposas de los detenidos, no deja de ser admirable la fortaleza y la fidelidad con que llevan su cruz. Y aquí habría que subrayar la "fidelidad conyugal", tan en crisis en nuestra sociedad. Mi preocupación son los hijos y los nietos, muchos de ellos jóvenes, y más los adolescentes que van tomando conciencia de la realidad injusta que viven sus abuelos. Con el paso de los años, uno va escuchando experiencias vividas por estas familias, que han presenciado en más de una ocasión la venalidad de los testigos y la falta manifiesta de imparcialidad en algunos jueces. Recuerdo cómo en Santiago del Estero se disolvió un tribunal por la parcialidad de los jueces que habrían apoyado ciertos movimientos subversivos: tal tribunal no podía ser imparcial. Hubo ahí un buen ejemplo a tenerse en cuenta. Creo que, si quienes se postulan como candidatos para las próximas elecciones toman al toro por las astas y dan una solución a este malestar subyacente, habrán contribuido realmente a la paz y a la concordia en nuestra patria. Sería una expresión realista de esa "cultura del encuentro" a la que con tanta frecuencia se refiere el Papa Francisco.

Mons. Antonio J. Baseotto CSsR
Obispo Castrense (E)