Lo contrario del doble comando

Acá no hay doble comando. El propio Pichetto lo dijo claramente: “Macri tiene los votos, la autoridad y el poder”.

Cuando todos estaban atentos al minué de CFK con Sergio Massa, Mauricio Macri los corrió del escenario con una sola movida: incorporar a Miguel Pichetto en su boleta para octubre.

La jugada tiene causas explicables y consecuencias inciertas. También, una lectura evidente. Es la contracara de la fórmula Fernández-Fernández. Acá no hay doble comando. El propio Pichetto lo dijo claramente: “Macri tiene los votos, la autoridad y el poder”.

También dijo que la prioridad y el diseño del plan de gobierno lo va a tener el titular del Poder Ejecutivo. En pocas palabras, acá no habrá conspiradores, sino soldados. Si había que elegir a alguien que practica de manera prusiana la verticalidad política, la elección no podía haber sido más acertada. Pichetto no es ningún Julio Cobos. Que quede claro.

¿A qué apunta un candidato a vice de estas características? A fortalecer la gobernabilidad. Pichetto es un dirigente que pretende “aggiornar” al peronismo y cree que la parte de la marcha partidaria que llama a “combatir el capital” la escribió Sciamarella, no Perón.

De allí que pusiera énfasis en señalar que los mercados había recibido muy bien la noticia que sin duda sonó a música en los oidos de gran parte del “establishment”. Subió el Merval, bajó el riesgo país y la señal a los bancos y fondos de inversión fue evidente. Dos meses atrás Pichetto había aclarado en Nueva York a los banqueros que si ganaba el peronismo federal no habría “default”. Ahora lo repite al lado de Macri.

Por otro lado el haber aceptado integrar la fórmula de Cambiemos responde a la lógica de la polarización. Pichetto fue el dirigente que vio con mayor claridad ese proceso desde el principio. Le dijo en pleno recinto del Senado a Cristina Kirchner: “Quédese tranquila, usted va a ser candidata”. Lo hizo el año pasado y acertó.

Tambien predijo el retorno de Massa al kirchnerismo. Por razones obvias lo hizo en privado. Este diario se hizo eco de ese “off the record” reiteradamente. En esa profecía no había casi ningún elemento de azar: Massa es un peronista de la provincia de Buenos aires, donde la que manda es CFK. El que no acuerde con ella será borrado del mapa.

Pichetto jugó durante un tiempo contra la polarización proponiendo una tercera fórmula que preservara al peronismo y lo alejara de la influencia de la ex presidenta. Fracasó en ese intento que conllevaba la división del peronismo y facilitaba la elección para el gobierno.

Macri, por su parte, hizo una jugada de no poco riesgo. Pichetto fortalece la gobernabilidad y las relaciones con el peronismo anti K, pero no le aporta votos. El dato no es menor porque el gobierno está muy ajustado en las encuestas. La elección del senador peronista es una concesión al “círculo rojo”, pero los votos los va a tener que juntar con otros candidatos.