Al maestro, con cariño

Formado en la actuación junto a Hugo Midón, el ahora director asume el desafío de "aggiornar" una de sus grandes obras para toda la familia, con la seguridad de que el mensaje contra las injusticias no pierde vigencia.

 

Tres estrenos en apenas dos meses: la agenda de Emiliano Dionisi pide a gritos un respiro. Pero él, actor desde los ocho, dramaturgo de profunda sensibilidad y director teatral consagrado (cómo olvidar aquel suceso de "Los monstruos") es capaz de pisar el freno y disfrutar de los buenos momentos que le regala la vida.

El hombre que supo ser Zac Efron (dobló la voz del galancito en toda la saga de "High School Musical") celebra todavía el reciente debut de "La llamada", comedia española que dirige en el teatro Del Globo, mientras sueña con su llegada al San Martín en julio, con un texto propio inspirado en la obra de María Elena Walsh. Pero antes de eso se medirá en un desafío que lo tiene contento como un chico. Esta tarde estrena en el teatro Picadero su propia versión de "Huesito Caracú, el remolino de las pampas", un Midón auténtico que a dieciocho años de su nacimiento no ha perdido actualidad.

Habla de la obra y se emociona, Emiliano, que se formó con el padre del musical infantil argentino, que caminó su escuela Río Plateado, que actuó a sus órdenes en "La familia Fernández", que lo reconoce como uno de sus máximos inspiradores en el camino del arte. "Pienso que Hugo estaría contento de ver que ésta es una puesta muy personal. Como maestro siempre alentaba las individualidades, quería que cada uno tuviera su propia voz, su forma de hacer. Lo importante desde su rol de director era conectar con la sensibilidad del público y de los intérpretes, generar esa comunicación", sostiene, señalando la que también parece ser su meta.

"Huesito..." es la obra que más me gusta de Hugo. En ésta él pega un salto muy grande en su poética. Venía de hacer espectáculos en base a viñetas y en "Huesito..." propone un cuento entero. Deja de lado, además, el mundo de los payasos, en el que estaba consagradísimo. Es un espectáculo muy distinto a los que se le conocían, pero con una calidad tremenda", refirma. Y arriesga: "Quizás no lo vemos ahora porque es demasiado cercano, pero en algunos años va a ser un clásico de la literatura argentina. Es un "Juan Moreira" familiar".

UN SUEÑO DORMIDO
Dionisi recuerda haber asistido al estreno de "Huesito Caracú" en el Paseo La Plaza, en 2001. Actuaban en aquella puesta Diego Reinhold, Gustavo Monje, Laura Silva y Marcelo Albamonte, entre otros. La música y los arreglos vocales eran de Carlos Gianni, con quien Midón conformó una exitosísima dupla durante años. "Me fascinó desde el primer momento", confirma quien en aquel tiempo acusaba apenas catorce abriles.

Dos años atrás fue Sebastián Ezcurra, productor de la Compañía Criolla, de la que Dionisi es uno de sus integrantes, quien le propuso devolverla al escenario. "Y me avivó un sueño que no sabía que tenía guardado. El interrogante que me surgió fue cómo hacer algo que me gustó tanto sin copiarlo. No quería que fuera un homenaje a aquella versión, un revival. Me parecía más honesto hacer una versión nueva, que vibre en el presente. Materiales de este tipo lo resisten porque están hechos con tanta solidez que al momento de aggiornarlo el texto termina siendo exactamente igual. No le movés una coma y funciona bien", confía.

A grandes trazos, la obra habla de un gauchito joven y humilde (Huesito) que vive en el medio de la pampa y pierde la luz en su rancho porque el poderoso dueño de la única distribuidora eléctrica es el padre de Cocorito, a quien Huesito le disputa el amor de Flor Silvestre. Dionisi entiende que "volver a hablar de la injusticia sobre el que menos tiene resulta oportuno y necesario. La obra es de una contundencia que conmueve a grandes y chicos por igual", admite.

-Es un mensaje que no pierde vigencia.
-Para nada. La vigencia que tiene es pasmosa en cuanto a la lucha de poder y a la cercanía de todos nosotros con los que menos tienen. Las buenas obras siempre permiten hacer una lectura personal, en lo emotivo, y una lectura social, por lo que cuentan. Y esta es una de ellas. Debo admitir que no recaí en la vigencia de "Huesito..." hasta que empezamos con las primeras lecturas. Recién entonces me dije "qué oportuno es todo esto y qué bueno que esto se diga". La obra se estrenó en 2001, en un momento social complicado, y las cosas no se dieron porque sí. Intervino esa causalidad que hace que algo nazca en el momento preciso. Y también por eso vuelve ahora, en un momento súper necesario.

EN SINTONIA
Evoca con sincera emoción Emiliano el día en que se citó en un bar con Julián Midón, hijo de Hugo, para pedirle los derechos de la obra. "Mi mayor temor era que esta idea de hacer una versión nueva, con músicos en vivo y apartada de la original, no le gustara. Pero apenas nos juntamos me dijo: "Mirá, me encanta que se hagan las obras de mi papá pero me gustaría que sea una versión diferente, que no se haga un homenaje". ¡Ay, me dieron unas ganas de abrazarlo...! Me pareció muy atinado de su parte que entienda con el corazón que las obras de Hugo viven mientras las hagamos propias y en nuevas versiones. Los homenajes son bienvenidos, siempre es lindo recordar a los maestros, pero la que tiene que hablar por el maestro es la obra, y es bueno que la obra pueda vibrar en el hoy", opina.

El elenco se fue armando "de manera intuitiva, con aquellos actores con los que sentí que vibraba en la misma sintonía", explica el director. La responsabilidad de darle vida a esta rentrée recayó en Guido Botto Fiora (Huesito), Vanesa Butera (Flor Silvestre), Patricio Witis, Laura Oliva, Ramiro Delgado, Roberto Peloni, Leandro Chavarría y Horacio San Yar. Julián Midón asumió la dirección musical, la escenografía y el vestuario fueron diseñados por René Diviú, y la coreografía es responsabilidad de Gustavo Carrizo. "Cuando tenés un Midón entre manos el equipo se arma fácil, no hay quien se resista. Y eso es hermoso", festeja Dionisi.

TEATRALIDAD
-Ahora que dio las puntadas finales, ¿hacia dónde cree que disparó la obra a través de su mirada?
-En mi versión, "Huesito..." blanquea un poco más su teatralidad. Con Hugo la puesta era más representativa: tenía su rancho, el aljibe, un árbol, una escenografía espectacular de (Alberto) Negrín. En este caso, la escenografía es mucho más despojada, requiere de una convención entre el público y los actores. Esto me hizo profundizar en esa línea y experimentar un poco más el juego teatral. Tenemos los músicos en vivo y en escena, lo que también marca una diferencia con la versión de Hugo. Hay algo de la convivencia entre la realidad y la ficción que tal vez pueda considerarse mi marca personal.


"El teatro fue como un juego para mí, y hoy sigo jugando"
"Ya casi me dan los años de aportes para jubilarme", bromea Emiliano Dionisi ante la invitación a repasar su vasta trayectoria artística. "Tuve que hacerme monotributista a las doce, cuando empecé a trabajar en el San Martín", aclara. Sus primeros años en la actuación los describe como "los más felices de mi vida. En el 2000 me tomaron para hacer "Galileo Galilei" dirigido por (Rubén) Szuchmacher, en la sala Martín Coronado. Fue mi primera experiencia profesional. Y al año siguiente, junto con la reposición de "Galileo...", estrenamos "La familia Fernández". El teatro es mi casa, siempre fue como un juego para mí y hoy sigo jugando como cuando tenía ocho años".
Al San Martín regresará pronto como director de "Recuerdos a la hora de la siesta". "El año pasado les presenté un proyecto propio y ellos me respondieron que querían hacer algo con el universo de María Elena Walsh. Lo pensé mucho porque conocía el material pero no es una poética que me resultara muy cercana. Entonces elegí escribir una obra desde cero, un musical inspirado en María Elena pero sin sus canciones. Imaginé una suerte de precuela con una María Elena de diez años, para ver qué le pasó en su infancia hasta llegar a escribir todo lo que nos regaló después", anticipa.
Habrá diez actores en escena, músicos en vivo interpretando una partitura original de Martín Rodríguez, y la intervención de titiriteros del San Martín e integrantes del Ballet Contemporáneo.