Buena Data en La Prensa

Cuidando el gallinero 3 lobos y el delito de salvar vidas

 

Por Carlos Ialorenzi y Myriam Mitrece

Después de 13 años, la comisión bicameral de los Derechos de niñas, niños y adolescentes propuso como primera defensora de sus derechos a la abogada Marisa Graham. Junto a ella, fueron presentados Facundo Hernández y Fabián Repetto como adjuntos al puesto. La iniciativa deberá ser ratificada por los dos tercios de cada una de las Cámaras del Congreso.
No hay duda de quién es un niño.

El texto de la convención de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York (Estados Unidos de América) el 20 de noviembre de 1989 afirma que se considera niño a la persona menor de 18 años (excepto los emancipados).

Nuestra Constitución eleva esta Convención a rango constitucional, es decir que le da jerarquía superior a las leyes, pero realiza algunas reservas y declaraciones. Con relación a su artículo 1ø en el que se delimita el concepto de niño, declara que el mismo debe interpretarse en el siguiente sentido: "Se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad".
Por lo tanto, para la legislación nacional vigente cuando decimos niño, nos referimos a toda persona que se encuentre en cualquier momento de su período vital, comprendido entre la concepción y los 18 años. 

INCOMPATIBILIDADES

Quienes conocen el tema en profundidad han afirmado que la elección de la Dra. Marisa Graham estuvo viciada por algunas irregularidades que podrían hacer nula la candidatura, pero no vamos a entrar en estas cuestiones. Nos referiremos simplemente a reflexionar en torno a cuestiones más que evidentes.

Teniendo en claro que es un niño, es una verdad de lógica pura que un defensor de sus derechos no debería discriminar niños por sus características vitales, edad, sexo, origen, forma en que fue concebido, nivel de salud o deseo de sus padres; ya que es justamente quien se encargará de "velar por la protección y promoción de sus derechos (de las niñas, niños y adolescentes) consagrados en la Constitución Nacional, la Convención sobre los derechos del niño, y las leyes nacionales". 

La manifiesta posición abortista de los candidatos constituye por sí misma una propuesta ilegítima para ocupar tan noble cargo, ya que, siendo militantes confesos por el aborto libre, no estarían representando dignamente a todos los niños, nacidos y por nacer, los cuales también son seres humanos, según la ley y la biología.

La propuesta de elegir a una persona que considera que la eliminación de un niño es solución de un problema es tan disparatado como dejar un lobo al cuidado del gallinero.

EL REINO DEL REVES

Un médico ginecobstetra residente en una tranquila ciudad del sur argentino recibió a una paciente embarazada: joven, mayor de edad, con 5 meses de gestación y en malas condiciones de salud. No quería tener a su hijo, pero cualquier procedimiento de parto prematuro hubiera sido riesgoso para su vida y letal para el bebé. El médico la asistió, atendió con eficiencia, acompañó humanamente y logró sacarla del peligro de muerte. Pasado el momento crítico la futura mamá fue acompañada con las asistencias médicas, psicológicas y sociales necesarias.

Algunas semanas después, el bebé nació sano. Fue dado en adopción y hoy, a sus casi dos años, crece felizmente con su familia adoptiva. ¿Final Feliz? Aún no.

El caso del Dr. Leandro Rodríguez Lastra es insólito. Se encuentra procesado por "incumplimiento de los deberes de funcionario público y violencia obstétrica" y los días 13, 14 y 15 de mayo será sometido a juicio oral. ¿Quién hizo la denuncia? ¿La joven mamá que no deseaba tener a su hijo o sus familiares? No. La diputada provincial Marta Milesi hizo la presentación de cargos. 

El Ministerio de Salud y la Jueza de Familia estuvieron de acuerdo con la decisión de no interrumpir el embarazo, de que naciera el bebé y se lo diera en adopción. Pero la Fiscalía entendió que el médico tenía la obligación de interrumpir el embarazo y así generar el nacimiento de un prematuro extremo. No hubo sobreseimiento y hoy la justicia lo persigue a él. Mientras tanto, nada se hizo por buscar y condenar al violador. 

Muy probablemente si hubiera realizado el parto prematuro, seguido de la muerte cruenta del bebé, hoy no se encontraría en esta situación legal, pero como él dijo: "Apoyo la cabeza en la almohada y duermo. Ningún niño viene de noche a tirarme de la sábana". 

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