Ironías contra la modernidad

25 noches de insomnio 2 

Por Marcelo Di Marco 
Bärenhaus. 160 páginas 

Con un formato que le dio éxito, un Marcelo Di Marco recargado vuelve a pasear sus fantasmas en Noches de insomnio 2, segundo tomo de una serie que ya tiene prevista una continuación para fin de año. Misma irreverencia, misma incorrección política y mismo humor negro, con una pizca de mayor procacidad.

Delirante, brutal, insperada y absurda, esta antología reboza de horrores sobrenaturales y cotidianos inspirados en un maestro del género como Edgar Alan Poe. Almas en pena, licántropos, fenómenos paranormales, máquinas fuera de control. Son 25 cuentos muy breves, minimalistas casi, que bien podrían leerse de una sentada, y que fluyen gracias a la escritura de Di Marco (Buenos Aires, 1957), que adopta un registro popular premeditado.

Los más logrados quizás sean "La última función", un modelo de evolución de personajes; "Vuelta y vuelta", un cuento tremendo sobre la cremación; el relato circular titulado "La trampa"; "El album y la joven madre", cuyo final en suspenso deja al lector de una pieza, y "Homo homini lupus", una historia de una mutación con una estructura de muñecas rusas. También "Resonancias", un experimento de escritura sin puntuación que logra exacerbar la desesperación. 

El autor se muestra desafiante, experimental y vuelve a despuntar su vocación docente con su Marginalia, segmento de notas sobre el detrás de escena de los cuentos que fue muy celebrado en el primer tomo de esta serie y que en este segundo volumen compite otra vez en interés con los relatos mismos. Un capítulo con un evidente sentido pedagógico en el que confía cuál fue su inspiración y revela cuestiones técnicas, plantea problemas literarios y muestra cómo resolverlos. 

El empeño por divertir, desconcertar y -por qué no- instilar imágenes perturbadoras, es tan evidente como la rebeldía de este maestro de escritores, un converso católico que se revuelve contra "los monstruos de la modernidad" y la tiranía de la corrección política.

Sus cuentos le sirven para introducir una sátira de la violencia de género, pero invertida, de las mujeres a los hombres; deslizar tópicos como el aborto y la desinhibición sexual, la ley Justina y la corrección en el lenguaje, y hasta sorprender con un tema serio como la salvación de las almas en medio del humor. Ese es, bajo todos los fuegos de artificio técnicos y bajo las distintas tramas elegidas, el alma que palpita en esta serie. Y es posible que el lenguaje callejero, simple y a veces vulgar del narrador, sólo sea su calculado envoltorio para que el mensaje cale hondo sin ser advertido.