Macri prueba con el pragmatismo porque con la ortodoxia no llega

Siete días de política. Con el visto buenos del FMI el gobierno lanzó un plan de contingencia para frenar el alza de precios que lo empuja a una derrota en octubre. Entendió que el problema no es sólo monetario.

La inflación de marzo fue del 4,7%. Anualizada anda por el 50% y es el principal motivo de la pérdida de votos del oficialismo. Mauricio Macri tomó conciencia de esto hace semanas, pero hasta el martes pasado no había reaccionado políticamente.

Hasta entonces se había limitado a esperar que las medidas acordadas con el FMI dieran los resultados que la teoría ortodoxa predica. Sin embargo, el problema no es sólo de teoría económica, ni ideológico. Es un problema fundamentamente de `timing' electoral. Por eso, si bien las causas de la crisis cambiaria del año pasado fueron económicas, su solución tiene que combinar economía y política.

Lo que hizo que el dólar en 2018 duplicara su precio fue el déficit de cuenta corriente. Con ese déficit la cantidad de dólares que necesita la economía para funcionar resultaba cada vez menos accesible. En 2017 el balance negativo había sido de 31 mil millones de dólares. Este año se achicó mucho y será de 7.500, una reducción del 5% al 1,5% del PBI. Pero los que ingresaban dólares a la Argentina hasta fines de 2017 comprobaron que por entonces no había ajuste, que el déficit era insostenible, se retiraron y provocaron el sacudón cambiario.

Lo que aceptó Macri con las medidas del martes es que no tiene tiempo para esperar que la reducción del déficit del balance de pagos, la reducción del déficit fiscal (que pasó del 6,5% del PBI en 2017 al 3% en 2019) y el `apriete' monetario den en los próximos seis meses el resultado necesario para que los votantes vuelvan a confiar en su gobierno. Tampoco hay genio de la comunicación, de esos que hoy abundan fuera del gobierno, que explique en un "spot" de 30 segundos los `fundamentals' de la macroeconomía a los sufragantes del segundo y tercer cordón del conurbano. Que les explique que van por el buen camino y que les conviene aguantar en pos de un futuro mejor.

Por eso retomó la iniciativa ante una oposición que lo ve actuar sin intervenir porque cabe un solo actor en el escenario y ese actor, por añadidura, se quedó con la parte del libreto que habla de "cuidar el bolsillo de la gente".

De las medidas anunciadas, de todas maneras, nadie espera ningún "boom". La central fue un techo de 51 pesos para el dólar. Como es el principal precio de la economía nativa se supone que pisándolo o dándole un precio futuro que será defendido con las reservas del Central las malas expectativas se calmarán. Es decir, los pesos irán del dólar a la bicicleta, pero no presionarán en el mercado de cambios.

El presidente resolvió, además, no aumentar las tarifas de los servicios por dos razones. La primera, porque ya el ajuste fue hecho en su mayor parte. Hoy cubren el 80% del costo. En 2015, cubrían el 20%. La segunda, que los aumentos ya anunciados no se tocarán. Los créditos para el consumo y otras medidas reclamadas por la UCR tienen un efecto cosmético, aunque los reclamos públicos y la falta de solidaridad de los radicales con su propio gobierno tuvieron efectos deletéreos como el de acelerar la remarcación `preventiva'. Por eso los precios cuidados llegan tarde, pero tienen buena posibilidad de mantenerse: los márgenes de rentabilidad ya han sido cubiertos.

¿Por qué aceptó el FMI el plan de contingencia? También por motivos políticos. Prefieren que Cristina Kirchner o el peronismo no vuelvan al poder porque eso significaría un riesgo seguro de default y un fracaso para la administración Trump en la región. Al mismo tiempo, y no menos importante, porque el plan tiene bajo costo fiscal.

La incógnita crucial es si las medidas llegan a tiempo. Todo indica que si la puja distributiva se modera, el índice inflacionario puede descender a niveles razonables para cuando se produzcan las PASO. Pero si en esa votación gana Cristina Kirchner, la economía y la política ingresarán en una zona de turbulencias comparable a la de 2001.