El lenguaje inclusivo se coló en los debates del Congreso

Para cambiar el mundo necesitamos cambiar el lenguaje. Ha llegado el momento de emprender esa empresa, dijo la escritora Luisa Valenzuela.

 


La escritora Luisa Valenzuela, jurista española María Teresa Fernández de la Vega y el director de la Academia Mexicana de la Lengua, Gonzalo Celorio, debatieron ayer sobre la irrupción del "lenguaje inclusivo" en el marco de la mesa redonda "El español, lengua universal" al inaugurar la segunda jornada del Congreso de la Lengua en el Teatro Libertador General San Martín de Córdoba.

La primera en hablar fue la magistrada y política española Fernández de la Vega, quien se dedicó a iluminar la dimensión jurídica del español y la simbiosis que siempre ha existido entre el derecho y el lenguaje. "Para cambiar el mundo, necesitamos cambiar el lenguaje. Ha llegado el momento de emprender esa empresa", sostuvo la ensayista.

"El idioma no es neutro. La palabra da forma al pensamiento y las feministas sentimos que la sociedad ha funcionado con un lenguaje que ha respondido fundamentalmente a un modelo político dominante que sigue vigente en la actualidad y que es el modelo patriarcal", explicó Fernández de la Vega, presidenta del Consejo de Estado español y ex vicepresidenta del Gobierno.
Y para cambiar el modelo "necesitamos también utilizar la vía del lenguaje, cambiar el lenguaje, un lenguaje en el que todos nos veamos reflejados, especialmente quienes hasta ahora sólo han formado parte del modelo en posición de subordinación",
dijo en referencia a las mujeres.

En tanto, la escritora Luisa Valenzuela expresó que "el español es una lengua hospitalaria, pero morosa. En ambos sentidos de la palabra: se demora y está en deuda. No es que los vocablos migrantes lleguen en tropel, pero a muchos les cuesta obtener carta de ciudadanía. Son vocablos ocupas, indocumentados, pero aquí están para quedarse".

"La RAE va incorporando neologismos y localismos con académica parsimonia. Viaja en carroza mientras la lengua galopa. La Academia es Real porque alude a la realeza, la realidad de las mutaciones lingüísticas y lexicográficas tiene otro ritmo", criticó.

"No podemos decir que nuestras lenguas romances sean burdamente machistas, pero sí, como dijo María Teresa, "patriarcales", aseguró.

"Muchos aún parecerían temerle al lenguaje inclusivo, como si simbólicamente amenazara la supremacía masculina o quizá que amenazara hasta al propio monoteísmo", remarcó.

"En su Seminario XX, Lacan determinó que "la" mujer no existe, sólo "las" mujeres, como una tropilla, para aclarar más adelante "porque la mujer está fuera del lenguaje". Quizá no lo pensó entonces, pero no hay duda de que sí, en buena medida lo está. Lo patriarcal signó nuestra lengua y fuimos las relegadas a un plural que no nos incluye", prosiguió.

"No sé si podemos paliar la invisibilización de la mujer en nuestra lengua. Es un llamado que hago a todos a la creatividad", destacó Valenzuela.

Sobre el lenguaje inclusivo también se pronunció Celorio, quien sostuvo que "el único género excluyente no es el masculino".
"Se puede decir los niños y las niñas, pero ese desdoblamiento a veces resulta terriblemente artificial. Ahora, para ser políticamente correcto, uno tendría que decir el perro y la perra son la mejor el mejor amigo y la mejor amiga de la mujer y del hombre indistinta y no siempre respectivamente", ironizó el director de la Academia mexicana.

No obstante, Celorio confió en que este asunto se "solucionará poco a poco", porque "paulatinamente se van incorporando en la lengua de manera natural" determinados usos.
Además, sostuvo, el desdoblamiento de género "se hace muchas veces sólo ante los micrófonos", ya que es una forma de "corrección política". "Una lengua no se habla por decreto, surge de la naturalidad del habla", recalcó.