Lugones, rescatado del letargo

Publican 1.500 páginas inéditas de un autor fundacional de las letras argentinas. En la compilación hay cuentos desconocidos, ensayos y artículos recuperados de revistas y diarios de la época. Pedro Luis Barcia, el responsable de la edición crítica en seis tomos, sostiene que el material obligará a la revisión de un escritor hoy marginado y olvidado.

Más de ochenta años después de la muerte de Leopoldo Lugones (1874-1938), el corpus de su obra se engrosa con la recuperación de unas 1.500 páginas hasta ahora inéditas que la Editorial Docencia acaba de publicar en seis tomos bajo el título de Lugones desconocido, un hallazgo que podría obligar a una revisión de este escritor fundacional de las letras argentinas, que ha sido marginado y mayormente olvidado.

Los seis tomos reúnen ensayos y artículos del autor que nadie había rescatado de su letargo. El material proviene de revistas y diarios como Buenos Aires, Caras y Caretas, La Fronda, Revue Sudamericaine, Mundial, y otros, aunque lo más significativo fue extraído del diario La Nación, para el que Lugones colaboró habitualmente desde 1911 hasta su muerte.

El último tomo apareció en diciembre, aunque en una entrevista con La Prensa el doctor Pedro Luis Barcia, que es el compilador y responsable de los estudios preliminares, adelantó que habrá otros dos volúmenes, uno de los cuales ya está en vías de revisión y podría ver la luz "en un par de meses".

La serie de textos inéditos se inserta en la Colección Obras Selectas de Leopoldo Lugones que la editorial está publicando con las ediciones facsimilares de las primeras ediciones de las obras del escritor, en el marco de la Biblioteca Testimonial del Bicentenario, cuya dirección ejerce Eugenio Gómez de Mier.

Barcia (Entre Ríos, 1939), doctor en Letras, lingüista, profesor de literatura argentina y medieval y presidente de la Academia Argentina de Letras hasta 2013, viene de presentar esta serie de textos inéditos en el Centro Universitario de Estudios (Cudes) junto al ensayista y diplomático Abel Posse y Rafael Oteriño, jurista, profesor y poeta.

En la entrevista, cuenta que dio con los textos desconocidos cuando era un muchacho y se encontraba rastreando material de Rubén Darío para hacer un trabajo sobre su etapa de permanencia en la Argentina. "Para aprovechar el tiempo, iba al mismo ritmo recogiendo todo lo que no estaba editado de autores como Payró, Banchs, Benito Lynch, y entre ellos Lugones", confía.

De Lugones dice haber recogido el equivalente a 3.000 páginas impresas, aunque no pudo de inmediato dedicarse a eso, ocupado como estaba con otros trabajos y la preparación de sus clases, de tal modo que el proyecto fue quedando postergado, o lo trabajaba solo esporádicamente.

Ahora que está jubilado, este académico, que es además un escritor prolífico, con casi setenta obras publicadas, explica que pudo sacar del altillo todo este material y "empezar a compulsar lo que tenía guardado y a expurgar lo que había recogido".

CONTENIDO

Barcia explica que "el primero de los tomos tiene dos libros que había potencialmente diseñado Lugones. Uno es La misión del escritor, con reflexiones sobre todo desde el punto de vista ético sobre la tarea del escritor, un texto que corresponde a los últimos tres años de su vida". Y el otro es El ideal caballeresco, un conjunto de estudios sobre la literatura de la Edad Media, vinculada con Dante y la poesía occitana, que él llegó a manejar mucho, y que es lo que le permitió a él un acercamiento cultural al cristianismo".

"El segundo de los libros, titulado Elogios, recoge comentarios de él que son muy matizados. Porque algunos van hacia personajes universales, como Leonardo o Goethe, y otros curiosamente están destinados a personajes que estaban lejos en ese momento de su visión religiosa, como San Francisco de Asis, Fray Mamerto Esquiú, o al fundador de la Universidad de Córdoba, Fray Fernando Trejo y Sanabria. También están Mitre, Roca, Ameghino, porque le interesaron mucho las disciplinas antropológicas. Y lógicamente están los elogios a Rubén Darío, su padre y maestro".
"El tercer tomo -prosigue- es curioso porque recoge un material desconocido hasta para la crítica. Se titula Estudios esotéricos. Son ensayos que surgen fundamentalmente "de una revista que está perdida totalmente, Filadelfia, y de artículos publicados en La Nación". En ese sentido, Barcia apunta que Lugones fue "un hombre de espíritu religioso muy sostenido, nunca un ateo", y que en su búsqueda de la verdad "ensayó con el espiritismo, que luego dejó".

El cuarto libro, Cuentos desconocidos, contiene cuarenta relatos breves. "Son cuentos que abarcan una gama muy amplia. Desde fantasistas, a la manera de los rubendarianos, de la época modernista, hasta un conjunto de cuatro o cinco cuentos muy breves, excelentes cuentos, fantásticos", explica.

El tomo se cierra con ocho textos de un contario donde Lugones habla de su propia tierra y que se llama "Cuentos serranos". "El hace todo así", confía el académico. "Así como va desde la izquierda a la derecha, va desde lo universal y el cosmos hasta su pago nativo en Río Seco. Y precisamente este conjunto de cuentos, inacabados, pero valiosos, están vinculados con el último de los poemarios, que no llegó a publicar, que se llama "Romances del Río Seco".

MUSICALIDAD

En cuanto al quinto tomo, Estudios sobre estética y poética, Barcia afirma que Lugones "es un poco iterativo en el desarrollo de estos principios, pero básicamente lo que defiende es el trabajo creativo frente a tanta improvisación que había en la década del "30. Como una reacción contra la poesía".

"En ese momento -puntualiza el profesor- se estaba desarrollando en la Argentina el ultraísmo, y él defiende abiertamente la rima y la musicalidad del verso. En cambio, la poesía argentina, con Borges y otros a la cabeza, estaban dejando de lado la musicalidad del verso y la rima".

"Lugones insiste en esto como dos factores fundamentales que nos ha legado la baja poesía del latín eclesiástico, para rescatar la música de un verso que, si no, perdía esa identidad estética", manifiesta.

"Y curiosamente -agrega-, aquellos que lo combatieron por esta actitud tan dura de la rima, terminaron como Borges escribiendo sonetos, con lo que volvieron a la armonía del verso".
"Estos ensayos de estética y de poética son el preludio de lo que iba a ser posiblemente un ensayo final que no llegó a hacer pero que estaba muy apuntado en sus anteriores ensayos", completa.

El último de los tomos hasta ahora publicados es un homenaje de Barcia al Congreso de la Lengua, al cual no irá, y que se titula La lengua que hablamos. Allí incluyó "un conjunto de escritos también desconocidos de Lugones, publicados en el diario La Nación, bajo dos secciones. Una se refiere a las etimologías del castellano de América, y la otra se ocupa de actitudes del argentino frente al idioma, del idioma torpe, del idioma cursi, y así".

El séptimo tomo, del que ahora está corrigiendo su estudio preliminar, estará dedicado a "la crítica literaria, que muestra con claridad cómo está absolutamente olvidada la tendencia de ensayistas argentinos, como Ramos Mejía, que anticiparon la búsqueda de rasgos identitarios del país".

"A esos ensayistas de fines del siglo XIX o principios del siglo XX Lugones les dedica trabajos de crítica en periódicos. La segunda parte de ese libro comprenderá todos los comentarios críticos que hizo a poetas argentinos contemporáneos de él, más jóvenes, con lo cual demuestra que no estaba en contra de la poesía de los jóvenes sino de cierta poesía joven. Ahí están los elogios de Banchs, Pedro Miguel Obligado, Roxlo".

Alentado por el editor, Barcia está considerando cerrar la serie con un octavo tomo, espigado, "con aquellos artículos de revisión de lo nacional en Lugones, que tiene que ver con la última etapa de él. Serían los artículos que son como balance de su vida, su visión de la Argentina de la década del 30", aclara.

BALANCE 

En su conjunto, Barcia considera que estos trabajos son relevantes "en primer lugar por el caudal de páginas que aportan a la obra de Lugones. No hay nada trivial, ni circunstancial". En segundo lugar, porque "muestran algo fundamental: la coherencia que tuvo este hombre, que fue condenado por sus cambios, pero que fue evolucionando siempre en una dirección determinada".

"Al mismo tiempo -alega- demuestran la preocupación ética de Lugones en todos los campos, su sentido antipragmático y antimaterialista, y su búsqueda espiritual. Porque Lugones buscó siempre la salida religiosa hasta que, cuando aparentemente estaba encontrándola en el cristianismo, se suicidó".

"Lo importante es el conjunto de puntos de vista que presentan estos trabajos, algunos muy novedosos, para una revisión de Lugones", apunta. "Yo creo que a partir de ahora Lugones debe ser revisado, y revisitado, en función de todos estos libros, que cambian el contexto de su producción".
Barcia exalta al autor de "La guerra gaucha" como "uno de los mayores escritores argentinos", y explica que fue relegado por su evolución política. "Terminó en una posición política de un nacionalismo muy cerrado", dice. Y no duda en que "si él hubiera terminado en una plena izquierda, hoy sería promovido".

"Lo curioso -señala- es que este hombre que inició la revolución vanguardista en la poesía argentina, que inició el cuento fantástico, que fundó en gran medida y comprometió la visión de un nuevo ensayo de indagación nacional que otros habrían de continuar, está excluido de los programas universitarios". Pero se muestra confiado: "Hay que tener paciencia. Se va a volver a Lugones porque es uno de los escritores fundacionales del país".