Dirigida por Barney Finn, encarna a una oligarca en "Juegos de amor y de guerra"

Luisa Kuliok y la gran aventura de estar viva

De gran popularidad gracias a la televisión, disfruta ahora el desafío de interpretar en teatro un personaje alejado de todo lo que hizo anteriormente. Celebra que como sociedad estemos "aprendiendo a repensarnos".

El de Luisa Kuliok es un nombre querido y popular para los aficionados al mundo del espectáculo, pero especialmente para los habitués de la televisión. Actriz de numerosos éxitos, como los unitarios del recordado Alberto Migré o telenovelas que las señoras y sus hijas seguían a muerte en la década del "80 y "90: "Amo y señor", con Arnaldo André; "La extraña dama", "Cosecharás tu siembra" y "Más allá del horizonte" brillan en el tiempo y la memoria.

En estos momentos, la actriz protagoniza la tercera temporada de una obra de Gonzalo Demaría, dirigida por Oscar Barney Finn y acompañada por Diego Mariani, Sebastián Holz, Walter Bruno y Sebastián Dartayete. Retomando una carrera teatral que ya le valió dos premios María Guerrero, habló con La Prensa del personaje con el que se presenta hasta el domingo 7 en el Centro Cultural de la Cooperación.

"Carolina de Nazábal, el rol que interpreto en "Juegos de amor y de guerra", pertenece a la oligarquía en los sombríos tiempos de la guerra (1942). En connivencia con el Ejército, está encorsetada en una hipocresía sin límites que signa todas sus acciones. Trata de conservar su clase, su poder, sus deseos, en un marco de manipulaciones y pasiones perversas, lejos de toda humanidad", comenta.

El personaje, dice, no le recuerda a ninguno de los que ya interpretó. "Estaban todos en las antípodas de Carolina de Nazábal. Eran luminosos, atravesados por búsquedas de identidad más allá del amor a través de la pareja. Los espejos de "Juegos de amor y de guerra" alargan sus sombras en este presente. El espejo del horror resignifica la mirada y nos confronta con los demonios actuales".

NUESTRAS MEMORIAS
A la luz de todo lo que está sucediendo con la mujer en varios planos, aquí y en el mundo, y sabiendo de su reconocido compromiso social en la actividad pública es casi una obligación preguntarle a Kuliok cómo vive este momento y si sufrió inconvenientes en su condición de mujer a lo largo del tiempo.
"¡Ah, este es un momento espléndido!", se entusiasma. "Estamos aprendiendo a repensarnos y ver nuestras propias memorias con otra luz. Desde luego he pasado por momentos complejos. De todos modos, tengo una formación que me ha orientado siempre a respetarme como persona y como mujer. Y he podido estar fortalecida desde mandatos familiares que me han concedido derechos y coraje".

Indudablemente, la preocupación por los temas sociales, por la situación de la mujer, tiene también una raíz hogareña en ella, de gente preocupada por lo que pasaba, y una madre que integraba esos mandatos de derechos y coraje. Ella también le inculcó a Luisa el amor por las artes. Quién sabe si estudiar actuación con Blanca de la Vega de pequeña, o leer prosa y poesía, momentos que continuó con el ciclo de entrevistas "La mesita de luz", convocando lecturas y amigos, no la ayudaron a ser lo que es hoy.

SANACION
Por eso cuando, se le pregunta a Luisa quiénes fueron los que más pesaron en su vida artística responde: "Difícil referirme sólo a una persona ya que cada época o ciclo ha tenido sus sembradores. Pero destacaría la invitación de Helena Tritek cuando a mi madre se le dispara una enfermedad autoinmune. Fue todo muy rápido, estaba muy angustiada y muy desarticulada. Entonces Helena, amiga y formadora, me dijo: "¿Luisita, por qué no hacemos un espectáculo que hable del amor grande? Inmediatamente le dije que sí, y allí nos metimos con antiguos textos orientales de una gran sabiduría. Así nació "El collar de la Paloma", que significó para mí comprensión, sanación, crecimiento y abordar el arte más profundo y bello. Fue en los años 2006, 2007 y 2008. En 2013 lo representé en italiano en dos festivales, uno en el Teatro Griego Antiguo de Taormina y otro en Roma. Los dos al aire libre. La luna brillaba como nunca", evoca.

Seguramente los seres humano tienen constelaciones que los protegen o de alguna manera los guían. De esto debe saber mucho esta extraña dama, discreta y feliz, y también lo debe haber sabido su padre astrólogo, que seguramente espió cuando ella nació los planetas que la protegían. Por algo las palabras de Luisa engloban de una manera u otra conceptos como familia, ciudad, actuación, responsabilidad.

"Como mujer vivo la aventura de estar viva en toda su potencia. Por allí andan los mandatos familiares y eso me hace muy bien. Socialmente me involucro como ciudadana, sin aprovecharme del hecho de ser una actriz conocida, pero con la conciencia de que mi comunicación debe ser altamente responsable".