La Argentina en clave de sátira

Masolandia.

Por Carlos Longoni
Autores de Argentina. 143 páginas

A fines del siglo XIX, el género literario de la utopía experimentó un boom. Esas historias solían mostrar cómo sociedades desordenadas se transformaban en comunidades futuras superiores. En la presente opera prima Carlos Longoni evita el didactismo utópico y el optimismo prescriptivo, y se aboca a satirizar sin piedad a la sociedad argentina actual, proyectándola al mundo del mañana.

Con esto, de alguna manera, el autor vuelve a las fuentes, ya que la ficción utópica comenzó como género satírico con la publicación, en 1516, de la Utopía de Thomas More.

Hay períodos específicos en que la sátira es necesaria. Nosotros estamos en uno de ellos. ¿Qué mejor herramienta existe, cuando todas las demás han fracasado, para tratar de inducir un cambio social? 

Ambientada en la segunda mitad del siglo XXI la ficción de este artista sunchalense no conforma solamente un rechazo burlón a la decadencia argentina, sino que también es una inquisición de sus motivos y una provocación para que reaccionemos. Además de un muy divertido entretenimiento. 

Desplegando los vicios consuetudinarios de nuestra sociedad, llevándolos al paroxismo, Longoni nos hace reflexionar y, al mismo tiempo, ayuda a liberar tensiones. Con su escrito satírico brinda la oportunidad de liberar las emociones de enojo, frustración y decepción que nos asaltan a diario, ante la vista de la depravación en que se sigue sumergiendo el país. Ya se sabe que el humor, por más que sea negro, es un acto de liberación. 

En la pluma de Longoni, la sátira es una poderosa forma de arte que tiene la capacidad de señalar las deficiencias de las conductas humanas y sociales, resaltando cuán absurdas son, y presentándolas en forma hilarante. Aunque nuestra reacción es más bien la de Andrómaca en el canto VI de La Ilíada: la sonrisa entremezclada con lágrimas. 

El relato nos pinta una Argentina donde la más horrible de las declinaciones se ha naturalizado tanto, que se convierte en invisible. Si las obras clásicas de la literatura utópica esperaban del lector que se identifique con los habitantes de un futuro más feliz, el libro de Longoni, por el contrario, funciona a través de la desidentificación. Instala un sentimiento de shock y desaprobación ante esos personajes, que aceptan ciegamente sus miserables horizontes. No es que el libro de Longoni no provoque pulsiones tentativas hacia una nueva vida, pero subraya la imposibilidad de emanciparse del degeneramiento de la sociedad, si esta no modifica su comportamiento y discurso. Y su trabajo de ficción tambien puede verse como una manera de combatir el angostamiento de la perspectiva histórica, que estamos padeciendo los argentinos. 
Siendo Longoni, por añadidura, un destacado músico, este opus no podía haberle salido más afinado.

Nicolás Kasanzew