"Nos afecta mucho la falta de crédito"

Las altas tasas de interés dieron por debajo de la línea de flotación en el sector de maquinaria agrícola. Las ventas se desplomaron un 45% el año pasado, asegura el presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, Raúl Crucianelli. El dólar alto, clave para exportar. Las compañías trabajan a pérdida para no despedir empleados.

Ni el campo, la gallina de los huevos de oro en esta caótica Argentina, se pudo salvar de los coletazos de la recesión. La cosecha récord de granos y el crecimiento de las exportaciones de carne son la cara sonriente de una historia que tiene también un lado B: los fabricantes de maquinaria agrícola han perdido mercado afuera y adentro del país, fruto primero de un dólar que estuvo mucho tiempo planchado, y de una agresiva suba de tasas luego, que hizo imposible afrontar cualquier tipo de crédito.

El Gobierno es consciente de lo crítica que resulta la situación, tanto que ha reconocido esta semana que las retenciones a las exportaciones son un impuesto de "emergencia", y el propio presidente Mauricio Macri anunció en ExpoAgro la puesta en marcha de dos líneas de financiamiento del BICE para apalancar al sector ante una nueva campaña. Es claro, el campo no puede desensillar hasta que aclare.

"A partir de mediados del año pasado, cuando se desató la crisis financiera, el sector se vio severamente afectado por la falta de crédito. No hablo del crédito corporativo, el destinado a las empresas que fabrican, sino y sobre todo al crédito para la compra de maquinaria agrícola por parte de los productores", explica el presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, Raúl Crucianelli. Y acota: "Para bienes de capital desapareció el financiamiento y lo poco que queda es a tasas realmente muy elevadas. La consecuencia es que se pararon las ventas".

-¿Se hizo notar la caída de la demanda?

-Las empresas empezamos a vender como podíamos. Pero a la hora de ir a un banco a descontar un valor, nos topamos con tasas imposibles. No existe ninguna actividad industrial que pueda convalidar una tasa por encima del 50%. Los balances a fin de año fueron regulares, pero financieramente estamos muy afectados.

-¿Cuáles fueron los números del año pasado?

-El sector de maquinaria agrícola tuvo una caída del 45% anual con respecto al 2017. Se trata de un rubro muy amplio por lo cual hay sectores muy perjudicados y otros que sufren un poco menos.

-¿La recesión y falta de financiamiento obliga al empresario a cambiar su plan de inversión?

-Totalmente. Hay que hacer malabares. Lo que quiero dejar en claro es que en el sector no existen los despidos. La palabra despido no existe entre los fabricantes de maquinaria agrícola. No se acepta. En los pueblos adonde tenemos radicadas las industrias nos conocemos todos, convivimos con el personal. Tal vez alguno tuvo que disminuir las horas de trabajo, pero no hubo despidos.

-¿El empresario absorbe el golpe durante la crisis?

-El empresario absorbe el golpe, claramente. Si un año hay que trabajar sin utilidad o con pérdida, se hace. El recurso humano es el valor más importante de una empresa. El económica va y viene.

-¿Cuesta formar al personal?

-Algunos más, otros menos, pero todos hacemos mucha capacitación. Lo importante es que el personal crezca en conocimiento. Eso redunda en la calidad del producto. No sé si se puede cuantificar esa preocupación, pero cuando uno tiene un buen operario, lo cuida.

-¿Cuánto empleo generan?

-El sector emplea de manera directa a más de 15.000 personas. De manera indirecta el número tal vez se duplique.

LO QUE VIENE

-¿Qué espera para este año?

-Tenemos un panorama con alguna complicación. El gusto final es agridulce. La cosecha será espectacular en volumen y rendimiento, más allá del exceso de agua en el norte. La cosecha gruesa será muy buena, de norte a sur. Pero le decía el otro día a un funcionario del Gobierno, no dejemos solo al productor y la cosecha. Sino esto es un azar. Hay que acompañar a esta buena cosecha. La falta de crédito influye mucho. En años de incertidumbre y sin crédito, pese a la buena cosecha, no sé si habrá demanda.

-¿Hay que implementar políticas crediticias para el sector?

-Hacen falta línes de financiamiento. No hablamos de subsidios. Lo que se regala uno luego lo termina pagando igual. Hablamos de tener tasas de interés acordes. Si hay un sector que gana mucho en la Argentina, ese es el sector financiero. No sé cuánto se puede hacer, pero por ahí apretaría las clavijas.

-El problema es que la tasa alta se utiliza como instrumento para contener al dólar. La estrategia no cambiará en el corto plazo.

-Sí, pero el Estado antes obligaba a las entidades bancarias a prestar un porcentaje chico de la cartera de crédito para la inversión productiva. Eso servía y mucho. En este contexto tan difícil el sector de maquinaria agrícola no puede ser una excepción. Todos sufren esta situación y no queremos el facilismo. Habría que pensar y se podría pedirle a los bancos que den algo más de crédito. En un momento hicimos dos propuestas: una era utilizar un porcentaje del encaje para financiamiento; el otro que un porcentaje de los fondos de cada banco estuviera destinado al sector productivo. No hubo quorum. Parece que a los bancos no se los puede tocar.

-¿La caída de las ventas fue principalmente por la merma del financiamiento o por el impacto de la sequía?

-La falta de financiamiento pegó más que la sequía. La sequía o la inundación es siempre para un sector delimitado. Por ejemplo, hubo agua en el norte ahora, pero el resto estaba bien. En cambio, la falta de crédito es para todos por igual. En todo el mundo los bienes de capital se compran con crédito razonable. Hay que entender esto.

EXPORTACION

-¿Cuánto se exporta de la producción de maquinaria?

-Hace diez o quince años habíamos arrancado muy bien y llegamos a exportar el 7% de la producción. Entonces decíamos: ojalá la Argentina pudiese llegar al 20% de exportación de maquinaria agrícola. Lo interesante es que tenemos el producto y el mercado, el mundo sabe que Argentina es competitiva y que vendemos productos de alta calidad. En su momento, se vendió el know how de la siembra directa y detrás fueron las máquinas. Tenemos detectados los mercados, hay compradores en Europa del Este, Brasil, Latinoamérica, Sudáfrica. Pero luego ese porcentaje cayó durante los años de dólar tan contenido, planchado, y perdimos eso. Cuando se pierde un mercado, es difícil recuperarlo. A veces seguimos vendiendo a costo para mantener el contacto y conservar la plaza.

-Ahora los favorece el dólar alto.

-El dólar volvió a subir y estamos retomando los contactos. Ya se han hecho algunas ventas al exterior.

-En la Argentina la competitividad que se gana con el tipo de cambio alto, se va por el lado de los impuestos. ¿Cuál es la situación?

-Hay dos cuestiones, y una en especial no tiene lógica. En el mundo a las exportaciones se las premia. Acá es donde aparece la palabra retención. No hay que regalar nada, pero la exportación genera recursos genuinos. Hay que apoyar al exportador, darle una mano. Con un dólar competitivo se puede. También quiero ser claro: el interés exportador es de los empresarios, no del Gobierno. Los fabricantes queremos exportar. La máquina tiene una demanda estacional y luego cae. Una manera de enderezar esa demanda y transformarse en un proveedor de contraestación.

-¿Importan insumos en el proceso de fabricación?

-Muy poco. Se importa algo de lo que es electrónica de precisión, pero algo de eso ya se está fabricando en la Argentina. Algunos elementos se importan. Sin embargo, una máquina suele tener un 85% de componentes argentinos.

-Dado que tenemos los recursos y el conocimiento, ¿por qué no somos una potencia mundial en el rubro?

-Lo somos. Al menos, con el dólar competitivo lo fuimos. En las ferias uno puede encontrar maquinaria importada que no funciona mejor que la nacional. Técnicamente nuestras máquinas son tan buenas como las de afuera. Nos cuesta hacer pie porque estamos en la Argentina. El producto nuestro compite con lo mejor del mundo, pero ocurre que en ninguna parte del mundo tienen la combinación de poco crédito y fuerte carga fiscal.

CAMBIOS

-¿Qué debería cambiar?

-Hay que apuntalar al sector por el lado del crédito. Argentina debe tener un Estado más chico. Uno, en la empresa, trata de ser eficiente cada día, ser más productivo. Intentamos tener una administración que no pese sobre la parte productiva. Yo camino los pasillos de los ministerios y... dejémoslo ahí. Tenemos un Estado demasiado pesado.

-¿Tienen buen diálogo con el Gobierno?

-Tenemos reuniones y conversaciones permanentemente. Hay buen diálogo con el ministro Dante Sica. Pero no sé si el Estado no quiere hacer las cosas o no puede hacerlas. La verdad es que no tenemos muchas alternativas.

-¿Hay competencia de maquinaria fabricada en el exterior?

-La apertura se hizo muy desprolija. Creo que algunas cosas están bien, pero Argentina produce, tienen calidad y capacidad ociosa. Deberíamos haber sido más prolijos. Intentamos exportar en algunos países y siempre hay alguna traba arancelaria. Acá deberíamos haber sido más pícaros. Ser más ordenados, no abrir tan indiscriminadamente.

Durante los tiempos de atraso cambiario los fabricantes de maquinaria agrícola perdieron mercado externo. Luego, tras la disparada del dólar, las altas tasas los dejaron sin crédito.