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Nada nuevo bajo el sol

El Informe Kissinger de 1974 ya establecía que el crecimiento de la población en los países menos desarrollados es una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Prevención de embarazo no intencional, aborto legal y gratuito, nuevos modelos de familias, son conceptos a los que cada vez estamos más habituados. Paradojalmente, están tan emparentados con los discursos progresistas del siglo XXI como con un documento militar altamente secreto titulado National Security Study Memorandum 200 o NSSM-200.

Este documento es también conocido con el nombre de Informe Kissinger, promulgado el 10 de diciembre de 1974 (desclasificado en la década del 90) por el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el organismo de mayor jerarquía en cuanto a la toma de decisiones sobre políticas de ultramar norteamericanas.

El secretario de Estado, en su famoso memorandum, se ocupa de analizar las "consecuencias del Crecimiento Mundial de la Población para la Seguridad de los Estados Unidos y sus Intereses de Ultramar", "investigar aspectos más amplios para examinar otros factores que influyan sobre el cambio (o no cambio) de la tasa de natalidad en diferentes países" y "dar énfasis a fomentar la cooperación internacional en la reducción del crecimiento poblacional".

Kissinger se dio cuenta que, con el crecimiento poblacional de los países menos desarrollados, la economía estadounidense corría riesgos a futuro. Gracias a la falta de población y escases de recursos económicos, los países menos desarrollados les vendían materia prima sin generar desabastecimiento en el propio territorio.

SIN PRECEDENTES

Según se informa, desde 1950, la población mundial había sufrido un crecimiento sin precedentes, mucho más rápido que nunca en la historia, y sobre todo en los países del tercer mundo. En este camino la población de la mayoría de estos países se duplicaría antes del año 2000. Por lo tanto, para resguardar la seguridad nacional, el gobierno norteamericano necesitaría implementar políticas internacionales con urgencia, antes de que estos países exportadores consuman su producción y decidan vender menos y a un mayor costo.

¿Cómo se podría solucionar ese problema? ¿se podría regular la población de estos países? ¿De qué manera evitar que haya más nacimientos?

Teniendo en cuenta que las guerras armadas no gozan de adhesión popular y son vistas con malos ojos, se propone que la mejor manera de evitar embarazos es generando un rechazo voluntario de la población, y sobre todo de la femenina, hacia la natalidad. 

Se buscó alentar políticas públicas en los países más pobres, haciéndolos pasar como genuinos y sin evidenciar que eran intereses impulsados por el extranjero. Así lo escribe Kissinger:

"Debemos tener cuidado de que nuestras actividades no den la apariencia a los países menos desarrollados (LDCs) de una política de país industrializado orientada contra los LDCs. Se debe tener precaución de que cualquier método en esta área que apoyemos sean métodos que podamos apoyar desde adentro del LDC. 

El subtítulo "Creando Condiciones Conducentes a la Declinación de la Fertilidad" habla de la "Concentración en la educación y el adoctrinamiento de la creciente generación de niños con respecto a lo apetecible del tamaño de familia menor", y propone que Estados Unidos busquen aliados para tal causa en otros países desarrollados y en organismos internacionales, como, por ejemplo, WHO, Unfpa, Banco Mundial y Unicef, para alcanzar las áreas rurales remotas.

¿LIBERTAD?

En la introducción de su libro El Orden Mundial, Kissinger hace hincapié en la libertad de los pueblos. Afirma que "el orden (mundial) es algo que debe ser cultivado, no puede imponerse" y para eso, se debe estructurar un complejo sistema que abarque distintas áreas sociales que apunten a que la voluntad de las personas tienda por si sola a ciertos fines buscados por estos poderes. 

"Cualquier sistema de orden mundial, para poder sostenerse, debe ser aceptado como tal: no solo por los dirigentes, sino también por los ciudadanos de a pie", continuaba diciendo.

Cualquier semejanza con nuestra realidad cotidiana, ¿es pura casualidad? Hoy existen distintos sectores sociales que luchan por la igualdad de derechos de las personas con identidades sexuales diversas y por el supuesto derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo mediante el aborto. Más allá de que sus defensores no lo adviertan, ¿no es justamente los que estos poderes globales buscaron? ¿No estamos hoy en el momento que fue detalladamente planeado por este famoso informe militar? 

Para decrementar la natalidad, con resultados más seguros y duraderos, es de vital importancia que la sociedad misma vea la maternidad como algo negativo y fomente un tipo de relaciones humanas que por la naturaleza del vínculo le sea imposible procrear.

La actual administración estadounidense pareciera que al menos en sus políticas internas es contraria al aborto. Sería esperanzador que también revierta su política respecto de los países en vías de desarrollo.

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