Melancolía junto a una esperanza de redención

 

Tríptico del desamparo
Por Pablo Hernán Di Marco
Odelia Editora. 322 páginas

"Aquí los muertos se entierran vivos, hermana. Este es un territorio incapaz de honrar su pasado porque no es posible venerar lo que no existe. Como en todo país joven, aquí no hay lugar para la culpa. Por lo tanto, los derrumbes y las trapisondas se exhiben a plena luz del día, a los gritos y con orgullo, sin pudor", escribe Irene Vidi sobre Argentina en una carta antes de regresar a Venecia, su ciudad natal. 
Ella es, en Tríptico del desamparo de Pablo Hernán Di Marco, la traductora de Ediciones Leopardi, el proyecto dirigido por Alvaro Azcurra, viejo amigo al que desearía ceñir su cuerpo al suyo, acariciarlo para poder dejarse acariciar, besarlo para poder dejarse besar. "Decirle al mejor amigo de mi marido cuánto valoré su compañía, su larga espera", al fin de cuentas.
La aparición en escena de Rafael Leone, "un veinteañero seductor de rasgos tan masculinos como delicados" y "un jovencito engreído pero hermoso y encantador" que es "demasiado consciente de sus virtudes y eso lo vuelve soberbio e intolerante", desestabiliza el plan de Irene de cumplir con su retiro del gran mundo: a ella le arde en la piel "la necesidad de escapar con urgencia de este departamento, de esta ciudad, de este país".
Rafael despierta en Irene no solamente el enamoramiento sino la necesidad de rescatar a alguien porque, para ella, es un deber darle una oportunidad. De otra manera no se explicaría por qué lo promueve como periodista y sucesor responsable de Ediciones Leopardi. Y luego, finalmente, volver a Venecia.
Conviene destacar el retorno memorioso al pasado que introduce Pablo Hernán Di Marco en algunos pasajes de Tríptico del desamparo. De esta manera, los hechos referidos en los primeros capítulos cuentan con un significado renovado a medida que los personajes encarnan su itinerario vital.
El uso de los puntos de vista de Irene y de Rafael para contar la misma historia le confiere vida a una novela que es imposible soltar de entre las manos una vez que se comienza la lectura.
Tríptico del desamparo, con frecuencia, aterroriza y, a la vez, produce melancolía. Pero ofrece una esperanza de redención para los protagonistas. Misterio del libre albedrío.

Germán Masserdotti