El último desafío de la guerrilla

La brutal acción sanguinaria, la confusión y la heroica resistencia en la unidad militar son repasadas por el teniente coronel Emilio Nani. Hoy el olvido y la insidia invierten las culpas. Los subversivos, indultados, acusan a los soldados.

Fue el último ataque de la guerrilla setentista en la Argentina. La última agresión armada, demencial y sanguinaria. En la mañana del 23 de enero de 1989, medio centenar de integrantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) irrumpió por la fuerza en el Regimiento de Infantería Mecanizado 3 (RIM 3), en la localidad bonaerense de La Tablada. Muchos de ellos eran herederos del ERP, un grupo fogueado en esto de asaltar cuarteles, como el de Azul, del que acaba de recordarse un nuevo aniversario. La tenaz resistencia que encontraron desbarató sus planes y dejó al descubierto sospechas de una oscura trama política.

Treinta años después de aquella barbarie, ocurrida en el tramo final del gobierno de Raúl Alfonsín, asoman el olvido, la insidia y una insólita inversión de culpas.

Sobre todos estos temas La Prensa conversó con el teniente coronel (r) Emilio Nani, veterano de la Guerra de Malvinas y condecorado por aquel feroz combate de Tablada del que salió herido. Un combate que se extendió dos días, con un saldo de 39 muertos y 60 heridos. Entre las víctimas mortales, además de 28 guerrilleros, hubo 9 militares (cuatro de ellos conscriptos) y 2 agentes de policía que sus familias lloran en soledad.

- Acabamos de recordar el ataque del ERP en Azul, en 1974, y las similitudes con el de La Tablada saltan a la vista: mismos hombres (bajo distinto sello), mismo conductor -Enrique Gorriarán Merlo-, mismo objetivo (un cuartel militar) y un mismo entorno democrático. Quince años después, la historia se repetía.

- Todos creíamos que esa criminal metodología había terminado tras la "recuperación" de la democracia y amanecimos con un nuevo zarpazo del terrorismo internacional. Y digo internacional porque fue planificado en Nicaragua, con la anuencia del régimen cubano y la participación de terroristas centroamericanos y peruanos. Como usted bien dice, mismos agresores, mismo conductor, ambos durante gobiernos constitucionales y, sobre todo, misma época del año. Este aspecto, poco tratado, es muy importante. Los efectivos militares existentes en los cuarteles, por vacaciones y cambios de destino del personal se encontraban sumamente reducidos. Además, veníamos de 5 años de desmantelamiento de las FFAA, es decir que las unidades se encontraban absolutamente diezmadas.

- ¿Fue inesperado?

- A raíz de ciertos informes que yo disponía respecto del MTP tenía la percepción que algo podía suceder. Entre otros, algunos de la Secretaría de Inteligencia que hablaban del origen erpiano del MTP y de sus planes, pero también otros del jefe de Estado Mayor Conjunto y hasta artículos de periodistas como Carlos Manuel Acuña, Daniel Lupa y Manfred Schonfeld. Por eso, ni bien me hice cargo el 28 de diciembre de 1988 del Grupo de Artillería de Defensa Aérea 101 (GADA 101) con asiento en Ciudadela, comencé a adoptar medidas para organizarnos. Un ejercicio de recuperación de unidades llevado a cabo por la Brigada de Infantería 10 robusteció mis presunciones.

- La duda persiste sobre qué fue en verdad Tablada. Usted es de los que ven detrás las "huellas dactilares" de los radicales, en pleno gobierno radical. ¿Cómo es eso?

- Hay numerosos indicios: la reunión realizada en Brasil entre la cúpula del MTP y el entonces ministro del Interior y actual asesor presidencial Enrique Nosiglia y el Secretario de la Presidencia Carlos Becerra (actual Secretario de Interior); el hecho de que a Nosiglia lo vieran en la boite Palladium acompañado por Francisco Provenzano y Roberto Fellicetti, cabecillas del MTP; o la cesión de los medios oficiales de comunicación para que la cúpula del MTP lanzara su proclama amenazadora sobre lo que ejecutarían días después. Pero sobre todo está la inacción del gobierno.

Tanto antes del ataque, cuando hubo varios informes sobre el accionar del MTP y sobre la presencia de extremistas dispuestos a actuar contra dependencias militares, como después. No se investigó dónde se capacitaron los ejecutores del ataque, ni su procedencia, ni la procedencia de las armas. El senador Horacio Félix Bravo Herrera denunció al gobierno, al diario Página 12 y a Horacio Verbitsky por sus complicidades con el MTP en el ataque. El propio Gorriarán Merlo, en su libro de memorias, afirma que cada vez que ingresaba clandestinamente al país se reunía con el Coti Nosiglia y con Ricardo Gil Lavedra, entonces secretario de Interior.

- ¿Cuántos eran los agresores, cuál su objetivo militar y por qué se frustró?

- De las investigaciones realizadas surge que en la operación actuaron unos 700 subversivos (contando apoyos logístico, de agitación y reservas), calculándose los costos para poner en movimiento y sostener una estructura clandestina de esta envergadura de entre 3 y 5 millones de dólares (lo que contempla lo invertido en armamento, entrenamiento, racionamiento, equipamiento, mantenimiento de la estructura, la compra del campo de San Vicente y otras propiedades). El objetivo militar de los terroristas fue la toma del cuartel para luego incitar a una pueblada, con la finalidad de lograr el objetivo estratégico de los autores intelectuales de la agresión: reforzar al gobierno decadente de Alfonsín, haciéndolo aparecer como quien había desarticulado un nuevo alzamiento "carapintada", para conducirlo desde atrás de las cortinas.

- En un combate confuso, con atacantes que entraron con sus caras pintadas, policías que disparaban hacia el interior en un principio sin saber a qué, granadas que volaban, fuego cruzado, hay muchos ejemplos de heroísmo poco recordados, como el del teniente coronel Horacio Fernández Cutiellos, que con su reacción demoró el ingreso de los atacantes?

- Así fue. El y los pocos valientes que se encontraban en el Regimiento de Infantería 3 y en el Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 10 (con quien compartían el cuartel), más el despliegue que desarrolló la Policía de la Provincia de Buenos Aires, lograron aferrar a los terroristas que no habían podido exfiltrarse luego del ataque, dado que la idea no era la de quedarse dentro de las instalaciones, sino que, luego de apoderarse de algunos blindados, se proponían marchar sobre Plaza de Mayo, haciendo gala de haber neutralizado el supuesto alzamiento militar. Digamos que una verdadera locura, propia de unos mesiánicos como Gorriarán, Fellicetti, Baños, Provenzano, Nosiglia, Becerra y demás integrantes de la nefasta Junta Coordinadora Radical.

- ¿Por qué fue convocado usted? ¿Qué papel le cupo y cuándo intervino?

- Por la proximidad del GADA 101 con los cuarteles de La Tablada. De hecho fue la primera Unidad en llegar. El papel que me cupo fue el de colaborar en la recuperación de las instalaciones. Llegamos alrededor de las 9 de la mañana y, sobre el mediodía, cuando intentaba rescatar a unos soldados retenidos por los terroristas como rehenes en la Guardia de Prevención del Cuartel, recibí un disparo a quemarropa en el rostro, lo que me impidió continuar operando. Ahora, cuando leo las crónicas del ilegal juicio llevado a cabo por las presuntas desapariciones durante la recuperación del cuartel, me entero que los que intentaron asesinarme fueron Iván Ruiz, José Díaz y Francisco Provenzano, a quienes ubican en la Guardia, algo que siempre quise saber.

- ¿Hay un olvido deliberado? Usted es crítico con los actos oficiales.

- Una vez más se ha puesto sobre el tapete la hipocresía de la misma sociedad, de la corporación político-judicial, del periodismo, y hasta de los propios uniformados sobre un tema que duele y repugna a la vez. Porque, por un lado, se homenajea a los terroristas que bañaron de sangre todo nuestro territorio, arrojando flores al Río de la Plata y, por el otro, se esconde a las víctimas del terrorismo que asoló nuestra Patria en las décadas del "60, "70 y "80 y se persigue judicialmente a quienes aseguraron la libertad de la que hoy goza el pueblo argentino. De nada servirá un acto escondido a 500 km de Buenos Aires (en Pigüé, actual sede del RIM 3). Con esto se está demostrando lo que desean las autoridades y los medios de comunicación: que cuanto más desapercibido pase, mejor, y que quienes murieron durante la recuperación de estos cuarteles no aparezcan ante los ojos de esta sociedad adormecida, y de esta forma poder seguir mintiendo descaradamente respecto de los terroristas y sus consecuencias, presentando a las FFAA, de Seguridad y Policiales, como un enemigo a despreciar. Quienes combatimos y respetamos a los caídos, seguiremos haciendo el acto en la puerta de los que fueron los cuarteles, dado que la empresa Wall Mart, arrendataria del predio, sistemáticamente nos ha negado toda posibilidad de rendirle homenaje a nuestros héroes en la Plaza de Armas de la otrora Guarnición Tablada.

- Con Tablada se está produciendo una inversión de las culpas. Alfonsín, en su momento, agradeció a los hombres que arriesgaron sus vidas para frenar este acto subversivo y dijo que merecían el reconocimiento de la Patria. Habló de la "demencia y la acción sanguinaria" de los agresores, y de su arresto. Sin embargo, con los años, los criminales subversivos fueron indultados y los investigados son los soldados. Usted dice incluso que en el juicio que se sigue en el TOF 4 de San Martín se reivindica todo lo actuado en aquel ataque. La historia se repite. ¿Es Tablada un reflejo del país?

- Así es. Si este combate, que se desarrolló delante de decenas de periodistas, ha dado pie a un ilegal e ilegítimo juicio, impulsado por los propios terroristas que fueron liberados por De la Rúa, ¿entiende el por qué y el cómo, de los que se llevan a cabo por la guerra contraterrorista de los "69, "70 y "80? Todo tiene un espantoso olor a hipocresía y cinismo. Hoy vemos cómo, sin ningún tipo de vergüenza, los mismos periodistas e intelectuales que fueron miembros de las organizaciones terroristas que asolaron nuestra Patria, no satisfechos con el daño que nos hicieron en los "70, continúan agitando las aguas para mantener abiertas las heridas del pasado.