La elección presidencial azuzará la demanda de dólares y estimulará el proceso inflacionario

"Junio será bisagra para la economía"

La puja entre dos modelos contrapuestos puede gatillar una salida de capitales, asegura Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina. Macri necesita de la Pax Cambiaria para ser reelecto.

Este año las elecciones presidenciales serán un condicionante de peso para la marcha de la economía argentina. A las variables descarriadas que Cambiemos no ha logrado mejorar a lo largo de su gestión, y que en algunos casos realmente empeoraron, se sumarán el ruido político y la incertidumbre, dos factores hechos a la medida del espanto de los inversores.

Los tenues avances que la macro mostraría en el primer semestre podrían verse desdibujados a partir de junio, cuando la carrera presidencial entre en su fase final y se multiplique la demanda de dólares, asegura el economista Lorenzo Sigaut Gravina, director de la consultora Ecolatina.

-¿Qué esperan para 2019 en términos de actividad?
-Habrá una recuperación parcial de la economía. El promedio del año probablemente quede por debajo del 2018. El piso de la actividad es bajo. Puede haber señales positivas en el primer y segundo trimestre, si es que hay una buena cosecha. Pero ya vemos un segundo semestre con mayor incertidumbre a partir del ruido de las elecciones presidenciales. Habrá una mayor dolarización de activos y posiblemente la inflación deje de desacelerarse. Habrá más tensión social.
-¿Las elecciones pueden azuzar el proceso inflacionario?
-Junio sería una bisagra y la inflación podría empeorar. La realidad es que estamos en Argentina, con un escenario electoral por delante. Puede volver al gobierno una opción que impuso el cepo cambiario, impidió el giro de utilidades, tuvo un conflicto con los holdouts y cayó en default técnico. Todo eso asusta a los inversores internacionales. Puede ocurrir que se retiren dólares del sistema financiero.
-¿Qué le parece la política monetaria del Banco Central?
-Es una política monetaria más dura, pero ha logrado estabilizar la situación tras muchos errores. El Banco Central ensaya una política prudente. Tratan de sostener la Pax Cambiaria, que es la única variable clave que tienen en el Gobierno. Si se pierde la estabilidad cambiaria, Cambiemos puede perder las elecciones. Otro salto del dólar, una nueva devaluación y más inflación dejaría sin chances al Gobierno en las elecciones. Se puede criticar la estrategia de tasas altas, pero es el costo de la prudencia.
-¿Le preocupa el riesgo país?
-Está mostrando un estrés financiero. El mercado duda del repago de la deuda. Hoy los mercados están cerrados para la Argentina. Mientras el FMI siga pagando, iremos bien, pero se va a ir cortando el financiamiento. En 2020, si no se da vuelta esa situación, el estres financiero pondrá en duda el repago de la deuda y jaqueará la calma cambiaria.

BRASIL
-¿Era previsible la caída del déficit bilateral con Brasil a la mitad tras la devaluación y recesión?
-Era algo previsible, aunque no sabíamos si se iba a revertir el saldo. Luego del salto cambiario ocurrido en agosto y de la recesión, se fueron dando estos números. Además, Brasil lentamente empieza a acelerar su recuperación, y eso también influye en el crecimiento de la demanda de nuestras exportaciones. Brasil compra más en algunos sectores y se nota la diferencia. Por el lado de las importaciones, el desplome fue fenomenal. Diciembre fue un mes anómalo, se produjo una caída de las compras superior al 50%. Eso sucede pocas veces. La sorpresa fue que diciembre resultó positivo en u$s 260 millones en la balanza comercial bilateral.
-¿Se sostendrá este año?
-Sí en la medida en que Brasil, tras las elecciones, con un nuevo liderazgo en materia política, logre hacer crecer a su economía como ya se proyecta. Michel Temer estuvo dos años con una imagen negativa muy alta, su gobierno tuvo una fuerte desaprobación. Bolsonaro, en cambio, no está salpicado por los hechos de corrupción del Lava Jato y podría hacer que Brasil se recupere. Realmente puede patear el tablero. Se proyecta un crecimiento de la economía del 3% para este año. El real entonces mostraría cierta fortaleza, no se debilitaría, y esas serían buenas noticias para la Argentina ya que seríamos más competitivos. Se podría exportar más. Si hay una reactivación también se podría importar más, pero pensarlo hoy resulta algo demasiado lejano.
-¿La política de apertura económica que promueve Brasil puede beneficiarnos? ¿Qué pasará con el Mercosur?
-Hay que entender que más que dinamizar el bloque, se podría dinamitar. Bolsonaro quiere ir hacia acuerdos bilaterales, esa es la idea, pero hoy no sabemos qué ocurrirá. Hay estadios y procesos que hay que ir llevando, los cambios no se pueden hacer de un día para el otro. Por ejemplo, está la negociación del acuerdo Mercosur-Unión Europea. Tal vez los presidentes digan: "Primero hagamos esto y luego vemos como flexibilizamos el bloque". No queda del todo claro. Bolsonaro tiene como norte reformular las reglas históricas de la unión aduanera. Eso sería algo más traumático. Hay que ver cómo se sale y qué puede generar. Si esto ocurre, se podría poner en riesgo el acceso privilegiado que Argentina tiene al mercado brasileño.
-Si se flexibiliza el bloque e ingresan nuevos actores, ¿estamos en condiciones de competir?
-Existe el riesgo de perder una posición estratégica en el intercambio con Brasil. Dejaríamos de tener un acceso privilegiado para pasar a competir con economías diversas.

SECTORES
-¿Qué sectores tienen más chances de ganar con el crecimiento brasileño?

-Hubo una recuperación de las exportaciones automotrices en 2018, compensando en buena parte la caída del mercado interno. Por eso no cae tanto la producción automotriz. Además se dieron los acuerdos con México y Colombia. Igualmente el patentamiento caerá este año. También habría buenas posibilidades para la industria química, el plástico, el trigo si la campaña termina bien.

-¿Cuáles son los obstáculos para venderles más?

-Hay dos factores: la demanda brasileña había caído mucho desde 2015, producto del desplome de la economía, que retrocedió 8%. Las exportaciones cayeron más que eso. La demanda estaba anémica y recién se normalizó en 2017. Argentina, además, se estaba atrasando con el tipo de cambio, con lo cual era más barato comprarle a otros socios. Esa combinación fue bastante mala. Ahora se estaría revirtiendo, somos más competitivos.

-Somos más competitivos por el salto del tipo de cambio, pero los problemas estructurales subsisten.

-Sí, asuntos clave como la presión tributaria y la falta de infraestructura persisten y se necesitarán varios años para cambiarlo. Las mejoras han sido muy acotadas. Ese sigue siendo un problema vigente.