Los muchachos de antes usaban arsénico

Las propiedades terapéuticas del arsénico (33 en la tabla de Mendeleiev, arsenikon en griego significa masculino) se remontan a la antigua Grecia. Desde 1786, el arsenito de potasio (convertido hoy en un potente agente anticancerígeno), fue comercializado como remedio curalotodo. La arsfenamina (salvarsán), un medicamento esencialmente basado en el arsénico orgánico, fue el primer remedio contra la sífilis, enfermedad que acosó a la humanidad desde el siglo XVI.

A pesar de sus propiedades terapéuticas, el arsénico se convirtió en el "Rey de los Venenos" usado desde los tiempos de la antigua Roma hasta el siglo XIX. En 1250, fue aislado por primera vez e identificado químicamente. Sustancia predilecta de los envenenadores sin escrúpulos, el arsénico blanco (trióxido de arsénico) es incoloro, insípido y fácilmente soluble. Una tríada perfecta, a la que se suma el hecho que su ingesta no produce síntomas iniciales, por lo que no despierta sospechas entre sus víctimas.

Venenos como el cianuro o la estricnina producen efectos evidentes, mientras que los vómitos, diarreas o calambres musculares provocados por el arsénico podían ser atribuidos a distintas enfermedades infecciosas (como el cólera o la fiebre tifoidea) por los familiares, los médicos... y la policía.

Agripina la Menor fue tristemente célebre por su éxito como envenenadora. Hermana de Calígula, usó el arsénico para deshacerse de su cónyuge y poder casarse con su tío Claudio, quien llegó a ser emperador de Roma. Tras una serie de envenenamientos, a fin de sacarse de encima a molestos contrincantes, logró que su hijo Nerón fuese proclamado emperador a la edad de dieciséis años.

La cantarella, una ponzoña elaborada a partir del trióxido de arsénico, fue perfeccionada y profusamente usada por los Borgia, familia de origen español, muy influyente en la época renacentista. Entre sus miembros más destacados se encontraba Rodrigo (el Papa Alejandro VI) y sus hijos, César y Lucrecia.

Se decía que la cantarella inducía un sueño profundo, similar a la muerte, que duraba cuatro horas, tiempo durante el cual el sujeto carecía de pulso detectable. Se cree que Julieta, la heroína de Shakespeare, ingirió esta poción mientras esperaba a Romeo en su tumba de Verona.

LUCRATIVA EMPRESA

Casi dos siglos más tarde, se hizo célebre el aqua Toffana, que tomó su nombre de una señora del mismo nombre, llamada Giulia. Esta dama provocó la muerte de más de quinientas personas entre 1633 y 1657 en Sicilia, de donde era oriunda (aunque también se la conocía como aqua di Napoli o de San Nicolás).

Giulia había montado una lucrativa empresa especializada en proveer este líquido transparente e insípido, compuesto por arsénico y cymalaria muralis (hierba del campanario). Este producto era utilizado por las señoras con conflictos conyugales a fin de deshacerse de sus maridos.

El uso de arsénico (también llamado "veneno de sucesión"), disminuyó de manera considerable en 1836 cuando el químico británico James Marsh desarrolló unas pruebas de laboratorios altamente sensibles para detectar la presencia de esta sustancia en los tejidos. Antes de usarlo, los envenenadores los piensan dos veces, al igual que los suicidas, ya que su muerte se acompaña de atroces dolores espasmódicos.

Hoy día la intoxicación con arsénico se da en forma crónica, haciendo más difícil su detección, ya que puede estar en el agua, en los lugares donde se trabaja (producción de vidrio) o por inhalar los humos de la madera tratada con arsénico. Su exposición puede cambiar el color de la piel y causar callos y verrugas, un desenlace menos poético que el de la joven Julieta.