La Neuroeducación plantea entender el mecanismo del pensamiento para fundamentar las metodologías de enseñanza

Conocer el cerebro para aprender mejor

Mientras la psicopedagogía tradicional se dedica a compensar debilidades, la neuropedagogía apunta a crear niños felices, que puedan llegar a ser la mejor versión de sí mismo y desarrollen todo su potencial.

"Enseñar sin saber cómo funciona el cerebro es como querer diseñar un guante sin nunca haber visto una mano", sostiene Leslie Hart, una de las pioneras de la Neuropedagogía, la rama de la Didáctica que busca mejorar el aprendizaje al conocer qué sucede en la cabeza de los alumnos cuando aprenden.

"La Neuropedagogía apunta a crear niños felices, no niños perfectos; a que cada uno pueda llegar a ser la mejor versión de sí mismo, que cada uno descubra su potencial -explicó Rosana Fernández Coto, directora de la Asociación de Neuroaprendizaje Cognitivo y de la Diplomatura en Neuroaprendizaje en la Universidad de Belgrano- La psicopedagogía tradicional, en cambio, se dedica a compensar debilidades".

"Se necesita un cambio en el paradigma educativo, porque cada vez hay más niños que se sienten fracasados, que repiten y abandonan, que tienen baja autoestima, que sienten que no van a poder, que no sirven para estudiar. Sin embargo, hay chicos que simplemente aprenden de forma distinta, no es que sean más o menos inteligentes", expresó Fernández Coto, autora de "CeRebrando la Neurodiversidad".

"Como cada cerebro funciona de forma distinta, lo ideal sería enseñar como cada uno puede aprender. Sin embargo, en aulas de 30 o 40 chicos, es utópico darle a cada uno lo que necesita. La Neuropedagogía trae herramientas para que los contenidos se puedan "repetir con novedad", para que el docente pueda apelar a la mayor cantidad de cerebros posibles", sostuvo.

EL APRENDIZAJE
Según la neuropedagoga, cada vez que aprendemos algo, en el cerebro se forman nuevas redes neuronales. Cuanto más redes tenemos, más aprendizaje hemos logrado. Para que esto suceda, los contenidos hay que repetirlos, pero de forma novedosa, para despertar la curiosidad.
"Si un contenido lo enseño sólo una vez, se forma una red neuronal muy débil, que se desarmará fácilmente. Por eso hay tantas cosas que vemos en la escuela y que después nadie recuerda. Aprender algo es poder usarlo en el momento oportuno, no para un examen, sino para la vida, no importa el tiempo que haya pasado", sostuvo Fernández Coto.

El proceso por el cual el cerebro está constantemente armando nuevas redes neuronales se llama "neuroplasticidad" y es la base del aprendizaje. "Por ejemplo, cuando cambiás la contraseña de la computadora. Los primeros días usas la vieja, porque estás en piloto automático. Para recordar la nueva, el cerebro tiene que desarmar una red y armar otra, con repetición y esfuerzo"

Pata "repetir con novedad" la Neuropedagogía propone metodologías que tienen en cuenta la teoría de las inteligencias múltiples y la diversificación de las actividades en distintos canales: auditivo, visual y cinético.

"Por cuantos más sentidos pases un contenido, más le va a quedar al alumno. Hay chicos que aprenden más viendo, otros escuchando y otros haciendo. Si no te puede seguir una clase teórica, sentado y escuchando, podrá aprender experimentando con las manos. Hay chicos para los que el colegio es una tortura, porque no se le enseña de la forma en que ese chico sí puede aprender", enfatizó la neuropedagoga.

La misma visión expresó la especialista en Comunicación Humana con Programación Neurolingüística (PNL), Adriana Méndez, autora del libro "Equipos Resonates". "En cada clase tiene que haber algo para cada sentido: la docente que habla, algún dibujo, alguna cosa que hacer con el cuerpo. Incluso puede ser que un alumno que entendió se levante y se lo explique a otro. Al cerebro le encanta la novedad: hay que cambiar los bancos de lugar, sentarlos en círculos, romper la rutina", explicó.

LA ATENCION
Uno de los ejes que permite modelar las clases de acuerdo a las necesidades cerebrales de los alumnos se basa en respetar los períodos atencionales. Según la Neurociencia, la atención plena de un adulto dura no más de 15 minutos. Nadie puede prestar atención por más tiempo sin pensar en otra cosa, más allá del interés del tema. En un adolescente, el períodos es de 10 minutos y en chicos pequeños, mucho menos.

"Cada 10 minutos de atención plena, hay que dar dos minutos de recreo mental. Puede ser una actividad de mindfulness (una técnica que nace de la meditación oriental), que estimula los lóbulos prefrontales, donde están las actividades ejecutivas complejas; o bien un ejercicio de metacognición, en el que el alumno haga dos o tres preguntas sobre lo que se estuvo hablando. Lo importante es que lo dejen procesar cada 10 minutos, con actividades cinestésicas, corporales, que oxigenen el cerebro y lo preparen para recibir información", ejemplificó Fernández Coto.

LENGUAJE ASERTIVO
La Neuropedagogía también plantea que las aulas deben ser espacios "cerebrocompatible": con luz y temperatura adecuadas, agua disponible y mensajes positivos, para motivar a los alumnos.
"Un gran desafío es gestionar un clima emocional favorable para que el niño pueda aprender: que el docente tenga y favorezca en sus alumnos una comunicación asertiva -explicó Méndez-. Por lo general en la escuela hay enojos, gritos, reacciones, tristeza. Todo es humano, pero hay maneras de gestionarlo de forma adecuada".

"Los docentes, como todas las personas, tenemos modelos mentales, creencias sobre los otros. A veces, sin querer, le hablan al chico de una forma que lo frustra: "no servís para las matemáticas, sos malo para esto, siempre estás haciendo lío, este curso es ruidoso, es un desastre". Esta forma de comunicarse provoca serios efectos en el chico, porque se los cree. La Neuropedagogía permite trabajar con modelos mentales potenciadores: se puede entrenar para crear inspiración", sostuvo Méndez.

En ese sentido, la autora destacó que la necesidad de generar "desafíos adecuados". "Si le doy un ejercicio que no puede resolver, genero una situación de frustración y ansiedad. Si es muy simple, el chico se aburre. Los dos extremos generan distrés (estrés negativo) que es totalmente desfavorable para el aprendizaje. El docente tiene que ser un "líder resonante", que sepa motivar y genere sintonía con sus alumnos. Ir variando las consignas para todos los estilos de aprendizaje hace que los chicos vayan con ganas", sostuvo Méndez.

 

Entrevista a Florencia Salvarezza, directora del Instituto de Neurociencias y Educación de INECO


"Necesitamos docentes mejor formados en metodología, no sólo en contenidos"


El cerebro humano está preparado para hablar, pero no para leer. Por eso, esta función debe enseñarse y la Neurociencia indica que la mejor manera es hacerlo de forma explícita, sistemática y con práctica.

Una de las razones que explican por qué los alumnos argentinos no entienden lo que leen es la mala metodología de alfabetización que desde hace décadas domina la enseñanza de la lectura y la escritura en nuestras escuelas. Para la lingüista Florencia Salvarezza, directora del Instituto de Neurociencias y Educación de la Fundación INECO, que dirige Facundo Manes, hay que ir a un modelo avalado por la ciencia, que implique la enseñanza explícita y sistemática.

-¿La Neurociencia pude ayudar a la enseñanza de la lectura?
-La alfabetización es una de las áreas donde la Neurociencia tiene más investigación. El cerebro humano está preparado para hablar, pero no para leer. A leer hay que enseñarle, y hay formas en las que se hace más simple y otras en las que se hace más trabajoso o peor, o las dos cosas.
En los últimos 20 años la evidencia es 100 por ciento a favor de una forma de enseñanza de la lectura y la escritura diferente a la que se usa en nuestras escuelas: la enseñanza explícita, sistemática, con práctica, con repetición y con ejercitación.
Esta forma se basa en la relación grafema-fonema; es decir, a qué dibujito, qué letra, corresponde qué sonido: hay que enseñar los sonidos de las letras. El otro componente fundamental para aprender a leer es la "conciencia fonológica", que es cortar los sonidos en sílabas, y es una tarea que empieza en jardín y se organiza bien en primer grado, cuando se formaliza la lectura. 

-¿Cómo debería hacerse?
-Enseñar de modo explícito quiere decir que no dejo librado a la construcción del niño. Tengo que enseñar que las letras van todas para un lado, que si voy a decir "Pato" tengo que poner los cuatro sonidos "P-A-T-O". Esto que se da por sentado, hay que enseñarlo.
Si enseño a leer de modo explícito y sistemático, cuando terminen primer grado voy a tener entre un 80% y un 95% de niños que leen. Estos está muy lejos de lo que pasa en la Argentina.
El proceso de aprender a leer es el primer paso para comprender un texto. Cuando los alumnos no comprenden un texto simple en las pruebas Aprender o no avanzamos en los exámenes internacionales PISA, el problema no está en quinto grado o en el segundo año de secundario, sino que empezó en primer grado cuando el chico se alfabetizó.

-¿Por qué se enseña tan mal?
-En los años "70 y "80 hubo un movimiento muy grande del constructivismo en alfabetización, la "Psicogénesis", que dio lugar al "Métodos Global".
Es la visión que dice que el niño vive en un ambiente donde la lectura y la escritura ya existen y que el chico ingresa a la escuela ya con ciertos conocimientos. Entonces, con la maestra leyéndole al niño, en un ambiente donde se lo estimula, se construyendo su alfabetización. Se enseña menos y se estimula más, en términos generales. Esta visión ya fue abandonada en la mayoría de los países, salvo en el nuestro, que sigue atado a esas raíces. 

-¿Es un problema de formación?
-Los docentes no tienen formación en alfabetización. Se enseña el "Método Global" -o su variante, el "Método Balanceado"- que es muy general, pero no hay enseñanza explícita. El niño puede tardar entre dos o tres años para construir la alfabetización. Los chicos van pasando de grado y hay quienes pueden mejor y quienes peor. La realidad es que sólo el 5% aprende realmente solo o con poca ayuda, el resto necesita mucha guía.

-¿Por qué no se cambia?
-Creo que se convirtió en un tema ideológico, y no sólo en Argentina, donde los constructivistas son los "progres" y nosotros somos los autoritarios, que quieren que el chico lea y repita, como a la antigua. Dicen que no respetamos los derechos de los niños, cuando en realidad es al revés. Nosotros sostenemos un sistema en el que aprenden todos los chicos por igual, sin importar la clase social. En el otro método, los chicos de clases acomodadas, con padres que les leyeron, les contaron cuentos y compraron libros, corren con mucha más ventaja.
Por eso en Argentina los alumnos leen lento, de un modo trabajoso, y tienen pésima ortografía, que hace que no tengan una buena lectura léxica, porque cuando miran una palabra no la reconocen.

-¿Esta es la razón por la que llegan al secundario sin poder leer de corrido?
-O que les des un libro de Historia y se te queden mirando con cara de vaca o lean un texto y no puedan hacer inferencias. Las pruebas Aprender dan bajas, pero los textos que no puede resolver son básicos. En sexto grado leen lo que antes se leía en cuarto o tercero. El piso es bajísimo.

-¿Cómo se resuelve?
-Necesitamos docentes muy bien formados, que sepan enseñar como aprenden los niños. Tienen que tener enseñanza de metodología, no sólo de contenidos. Hay que entender los avances de la Didáctica. Por ejemplo, para nivel inicial, el jardín no puede basarse sólo en Piaget. Piaget es viejo. Fue bárbaro, pero ya es viejo. Hay autores contemporáneos que han hecho grandes avances y no podemos seguir con un pensamiento absolutamente constructivista.
Los países que hicieron grandes cambios en sus sistemas educativos, como Singapur o Finlandia, que no se parecen, tienen docentes con formación universitaria o postuniversitaria, de muchísima calidad y horas de entrenamiento.

 

 

Hay técnicas de enseñanza para crear aulas "cerebrocompatibles"

 

Si bien no hay recetas, la Neuroeducación provee herramientas para elaborar estrategias de aprendizaje que tengan en cuenta cómo aprende el cerebro.

"Hoy los chicos son multitasking, pero no se puede atender a muchas cosas a la vez. Es necesario para aprender a poner el foco -sostiene la profesora Liliana Waipan, especialista en Neurobiología del Aprendizaje y autora de los libros "Integrando la Neuroeducación al Aula" y "El Cerebro Adolescente va al Aula"-. Es fundamental que el contenido tenga que ver con los intereses de los estudiantes, pero también debe estar transmitido con pasión. Si no hay emoción, no hay aprendizaje: sólo se puede aprender con el corazón".

"Si buscamos una fórmula debería ser: contenido + atención + emoción. Además, hay que sumarle la repetición, que estuvo durante mucho tiempo relegada. Estudiar de memoria no sirve, porque hay que comprender, pero sí usar la memoria", señalo la neuropedagoga.

"La atención y la emoción hacen que circule por el cuerpo la dopamina, un neurotransmisor que fija la memoria. Por eso lo que los chicos aprenden en las salidas educativas, no se lo olvidan jamás, porque hay un montón de emociones en juego en un espacio que corta la rutina", explicó Waipan. 

Sin embargo, la actitud del docente o un ambiente hostil pueden ser inhibidores del aprendizaje. ""Un niño que no tiene las necesidades básicas satisfechas, no sólo de alimentación, sino también de cariño, no va a poder aprender mucho. Un adolescente al que en el recreo sus amigos lo sacaron del grupo de WhatsApp, sonó. La emoción también puede invalidar el proceso de aprendizaje. Lo mismo pasa si el docente llega al aula a los gritos y genera un mal clima. Con desánimo es muy difícil transmitir", sostuvo.

METODOLOGIAS
Entre las metodologías "cerebrocompatibles" Waipan señaló el aprendizaje basado en proyectos, el "mindfulness" y el trabajo colaborativo.
"En el "aprendizaje por proyectos", donde los alumnos tienen que investigar en distintas materias un tema transversal, lo principal es la posibilidad de que cada uno pueda encontrar su propio desafío", explicó la especialista, y agregó: "Cuando hablamos de "aprendizaje colaborativo" no es lo mismo que trabajar en grupos. Implica que cada uno aporte y negocie con sus compañeros un documento común, como en el drive".
"Existen actividades de "mindfulness", que significa "atención plena" y es concentrarse en el aquí y ahora, controlando la respiración para gestionar los pensamientos y relajar la mente. Los chicos muy inquietos lo hacen caminando, pero se concentran en dónde ponen los pies. Para chicos multitasking es fundamental el entrenamiento en la concentración y la respiración, porque mejora el rendimiento académico", explicó.