Impecable velada musical en el Parlamento

La Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación ofreció el último lunes un nuevo concierto en su sede, el Salón de Pasos Perdidos del Palacio del Parlamento. Conducida por Sebastiano De Filippi, y con un público de todos los sectores sociales que colmó las instalaciones del recinto.

 

Willliams: Vidalita; Glazunov: "Cantores de Navidad"; Lyadov: Glorificación; Rimsky Korsakov. Danza en ronda; Refice; Berceuse y "Justorum animae"; Mozart: Vesperae solemnes de confessore, K 339. Jaquelina Livieri, soprano, Verónica Canaves, mezzo, Pablo Pollitzer, tenor, Leonardo Estévez, barítono y María Inés Natalucci, órgano. Coro de Cámara de Tres de Febrero (Débora Maccarone), Cantoría del Socorro (Giovanni Panella) y Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación (Sebastiano De Filippi). El lunes 26 en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de la Nación (Av. Rivadavia 1864, piso 1º)


En la novena jornada de su ciclo de este año, la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación ofreció el último lunes un nuevo concierto en su sede, el Salón de Pasos Perdidos del Palacio del Parlamento.
Conducida por Sebastiano De Filippi, y con un público de todos los sectores sociales que colmó las instalaciones del recinto, la velada exhibió en todo momento alto nivel musical, lo que resulta doblemente meritorio en la medida en que se aprecie que se trata de una serie de entrada absolutamente libre y gratuita destinada a la difusión de la cultura en sus mejores expresiones.

BELLA EXPANSION
A favor de una sala de magnífica acústica, la sesión comenzó con una traducción de la célebre "Vidalita", tercer movimiento de la Primera Suite Argentina, de Alberto Williams, oportunidad en que el conjunto expuso ya desde el inicio características interpretativas que se mantendrían a lo largo de toda la noche: diafanidad de texturas, impecable equilibrio entre las distintas familias de cuerdas, armoniosa expansión sonora.
Luego, una página de Glazunov mostró contornos eslavo-litúrgicos y acabadas acentuaciones, al tiempo que otra de Anatoly Lyadov exhibió vigor y hondo sentimiento. La "Danza en ronda", de Rimsky, fue objeto a su vez de una traducción animada y vivaz, de rítmica y claroscuros muy bien manejados por el concertador.

MOZART
Es realmente notable el trabajo que viene realizando desde 2013 el maestro De Filippi al frente de la agrupación de cámara del Congreso, porque resulta muy notoria la superación progresiva del grupo tanto en lo que hace a las voces de sus distintos sectores como en lo que se refiere al ensamble global.
"Berceuse" y "Justorum animae", dos piezas de un compositor italiano importante en su momento pero un tanto olvidado hoy, Monseñor Licinio Refice (1883-1954) lucieron lenguaje delicado, de finas líneas, con el concurso de un coro mixto de agradable alma colectiva en el motete, vertido con una impronta de trazos amplios, intensa, perfectamente controlada en ataques y cierres.
El plato fuerte de la velada fue sin duda las "Vesperae solemnes de confessore", creación sacra de Mozart de exquisita luminosidad a lo largo de sus cinco salmos y el exultante "Magnificat" conclusivo. Con esbelta dinámica, por momentos excesiva, crudamente enérgica, De Filippi abordó esta creación con apropiado estilo, secundado por una nutrida masa coral excelentemente preparada por Giovanni Panella y Débora Maccarone, que se distinguió por la opulencia de sus amalgamas en "forte", su destreza en los fragmentos polifónicos y la claridad de su trama.
En cuanto a los cantantes solistas, tanto Pablo Pollitzer como Leonardo Estévez y Verónica Canaves, mezzo de atrayente color, aportaron registros sólidos y homogéneos. Pero quien sobresalió del resto fue desde ya Jaquelina Livieri, soprano rosarina de carrera en ascenso, quien sobre todo en el "Laudate Dominun" lució voz cristalina, tersa en toda la extensión, aterciopelada, así como también correctamente proyectada y de buen "fiato".

Calificación: Muy bueno