Se agrava la crisis del sector editorial

Crece la preocupación en la industria tras cuatro años consecutivos de caída y pronostican un 2019 mucho peor. El desplome de la venta de libros llevó a una dramática disminución de la producción gráfica y el cierre de puntos de venta. Este año se perdió el 20% de los puestos de trabajo y se recortaron los planes para el año que viene.

La situación es alarmante. Las librerías están vacías. La mayoría de las editoriales, especialmente las pymes, están prácticamente paralizadas y ya recortaron o suspendieron sus planes para 2019. Hubo un drástico recorte de personal, con despidos directos en la planta editorial, administrativa y comercial, sin contar a los contratados: correctores, diseñadores, traductores e ilustradores. Y lo peor es que nadie ve que vaya a mejorar.

Según la Federación Argentina de la Industria Gráfica, entre 2016 y 2018 se perdieron 5.100 empleos por la baja del consumo y por la importación de servicios gráficos tras la eliminación de barreras aduaneras.
Y lo peor de la crisis es que ya es estructural: le pegó a las grandes, a las pymes y a las chicas en el cuarto año consecutivo de caída, con una merma acumulada del 35%.

NUMEROS EN ROJO

Según la Cámara del Libro (CAL), compuesta por las pequeñas y medianas editoriales y las universitarias, la caída es dramática: mientras que en el primer semestre de 2016 se publicaban más de 10,6 millones de libros, en la primera mitad de 2018 apenas se pasó los 6 millones de ejemplares.

La Cámara Argentina de Publicaciones (CAP), que nuclea al 70% del mercado, señala que la baja en los guarismos empezó entre 2015 y 2016, cuando se produjo una caída de un 12% en las ventas. El año pasado, la venta volvió a caer un 5% y la importación de libros bajó un 10%. Esto se suma a que el Estado suspendió la compra de libros escolares y los planes de lectura en bibliotecas populares desde 2016.

"Todos los días es peor que el anterior. Estamos llegando a una situación tremenda. Las ventas no levantan y la cadena de pago está casi rota. Ya cerraron unas 50 librerías y más de un centenar están en crisis -expresó Martín Gremmelspacher, vicepresidente de la Cámara del Libro-. Hace mucho tiempo, y estoy al frente de la editorial hace 30 años, que no había una situación tan mala como ésta. Es peor que en 2001. Respecto de 2015, vendemos un 40 por ciento menos". 

Según Gremmelspacher, que es gerente de la editorial Bonum, en el sector pyme la crisis por caída en las ventas es trágica.

"En nuestra editorial trabajan 11 personas. Hacía décadas que no se echaba a nadie y tuve que despedir a 3 trabajadores en los últimos cinco meses, porque no tengo manera de soportar la sangría -remarcó el editor-. Veníamos cayendo en 2016 y 2017, pero este año, a partir de agosto, se desplomó todo, y sigue así. Llamo a los clientes y cada vez están peor, porque no hay consumo".

Otro de los puntos que hacen temblar a la industria es la suba brutal de los costos tras la devaluación del peso: el papel subió un 100% en el último año y la logística se volvió un problema con el 80% de aumento en combustibles.

"En los últimos 12 meses, los libros aumentaron entre un 35 y 40 por ciento, pero la inflación es mayor y los costos se multiplicaron, pero no lo podés pasar a precio. Hoy todo es pérdida. La estructura te queda grande y tenés que echar gente. En el último año se perdió el 20 por ciento del empleo y se trata de un capital humano calificado: correctores, diseñadores, traductores y directores de colección".

"Entrás en un círculo vicioso: hoy me está costando cobrar. Entonces, dejo de producir. Como no publico, me empiezan a faltar libros y si me los piden, no los tengo. Entonces pierdo ventas y cada vez es peor. Del otro lado es igual. El librero, como me debe plata, no me compra más libros y si alguien se los va a pedir, no los tiene y no vende, y así estamos. La cadena de pagos está muy complicada: llamás diez veces a los libreros para que te paguen, y los entiendo, porque yo hago lo mismo con mis proveedores de la imprenta", expresó Gremmelspacher. 

El mismo pronóstico señaló el presidente de la Comisión de Profesionales de la Fundación El Libro, Gabriel Waldhuter.

"El promedio general de impresión son 1.000 ejemplares. Para recuperar la inversión que hice en la compra de derechos, la traducción, la imprenta, la corrección, la prensa... tengo que vender unos 400 ejemplares. Recién en el 401 empiezo a ganar y hoy esa cifra es imposible -sostuvo el editor-. Cuando llego al ejemplar 400, que puede ser en un año, la inflación se comió toda la rentabilidad. Más en los libros que yo edito, que son de Humanidades, que tienen ventas por goteo". 

"La situación es más complicada que en 2001, porque hay una crisis del consumo interno. Hay días en la librería que nos pasamos tres o cuatro horas mirándonos las caras. La gente, antes de comprarse un libro, tiene que comer", expresó.

LOS GRANDES

Otro de los puntos que pone en jaque a la industria es que la crisis está comprometiendo su propio futuro. Todos, grandes y chicos, están frenando sus planes editoriales. 

"La crisis la estamos sintiendo todos, los grandes y los chicos. Y no es solo de ahora. Es un acumulado de caída del volumen de venta de los últimos tres años. Con la devaluación se siente mucho más, porque el costo de nuestra materia prima es en dólares y no se puede trasladar a precio", expresó Gastón Etchegaray, presidente del Grupo Planeta para el Cono Sur.

"En el Grupo Planeta comenzamos con la política de publicar menos libros y este año se notó fuertemente. Esto afecta a un montón de gente que tenés contratada: traductores, correctores, diseñadores. También afecta a los autores, porque tratamos de pagar menos en los contratos, porque el riesgo se incrementó", sostuvo Etchegaray.

"Para los que no financiamos con bancos es imposible: nadie puede pagar las tasas del 80% para renovar un préstamo -se quejó el ejecutivo-. Vamos a publicar un 20 por ciento menos de títulos que el año pasado. De unos 400 nuevos títulos por año, pasamos a los 300. A nivel importado, donde trabajamos libros de nicho como los comics, está completamente parado, porque no podés poner cualquier precio".

"Tenés que ser muy selectivo en las tiradas iniciales. Si antes tenías una primera edición de 70 mil ejemplares, hoy salís con 25 mil, y de última se repone. Antes sabías que los vendías, hoy incluso los grandes best sellers cayeron. Este año no hubo ningún libro que haya pasado los 100 mil ejemplares", explicó el presidente del Grupo Planeta, y remarcó: "La industria ha pasado varias crisis, pero ésta ya es demasiado larga y cuesta ver cuándo salimos adelante".