Suplicarán frenar la causa Angelelli

Claves de la religión- A las recientes objeciones públicas de dos obispos, Héctor Aguer y Antonio Baseotto, y de un grupo de abogados y ex jueces católicos, que acudieron al Vaticano para detener el proceso, se suma ahora una súplica de fieles para suspender dicha beatificación.

Lejos del alborozo expresado por la Conferencia Episcopal Argentina en su mensaje Pascua riojana, alegría de la Iglesia, lo que se extiende entre los fieles católicos es la "preocupación" y la "perplejidad" ante la próxima beatificación de monseñor Enrique Angelelli, programada para abril.

A las recientes objeciones públicas de dos obispos, Héctor Aguer y Antonio Baseotto, y de un grupo de abogados y ex jueces católicos, que acudieron al Vaticano para detener el proceso, se suma ahora una súplica de fieles para suspender dicha beatificación que está recolectando firmas desde hace unos días en las redes sociales, según da cuenta un artículo publicado en el periódico digital Infocatólica.

La carta de los fieles será presentada en diciembre próximo al nuncio apostólico en la Argentina, monseñor León Kalenga Badikebele, indica el artículo, que lleva la firma de la profesora María Virginia Olivera de Gristelli e incluye un formulario para adherir al petitorio y una dirección de correo (santosdeverdad@yahoo.com).

Gristelli, licenciada en letras, catequista y habitual organizadora de los encuentros de formación católica San Bernardo de Claraval, comparte el estupor de los firmantes ante un proceso canónico "irregular" e "inexplicable", en el que "se ha hecho caso omiso de dictámenes judiciales y eclesiásticos" que señalaban la falta de pruebas sobre un asesinato, y la existencia en cambio de pruebas contundentes de un accidente.

La carta menciona que el proceso también "ha desestimado escandalosamente" las "fundadas y serias objeciones presentadas a lo largo de la causa por profesionales del Derecho, fieles y aun obispos", como en su momento Bernardo Witte o Carmelo Giaquinta.
Gristelli refiere el "ahogo" que provoca la beatificación de un "notorio e histórico colaborador de la guerrilla marxista que asoló nuestra patria" en los setenta "a través de la agrupación terrorista Montoneros y del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo".

"No se trata aquí de una sospecha de un puñado de fieles -dice-, sino de lo que cualquiera puede comprobar con sólo rastrear un poco en internet, o apelando tan sólo a la buena memoria de miles de argentinos medianamente informados."

Sostiene además que todo esto "siembra desconfianza en quienes han participado del correspondiente proceso", al que acusa de estar "en contradicción con las normas vigentes para la beatificación y declaración de martirio".

En efecto, después de repasar los documentos pontificios de los que emanan esas normas y las reformas que se han hecho -desde Juan Pablo II hasta Francisco-, cita un discurso de Benedicto XVI al cardenal José Saraiva Martins, entonces prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en el que alienta a elaborar una instrucción para el desarrollo de las fases diocesanas del proceso, a fin de "salvaguardar la seriedad de las investigaciones, ya sea cuando se examinan las virtudes de los siervos de Dios, los casos de martirio o los posibles milagros".

Los requisitos que menciona allí el papa Benedicto XVI son, entre otros, que exista "una fama de santidad comprobada", que haya "pruebas irrefutables de la disponibilidad al martirio", y que aflore "de una forma moralmente cierta" el odio a la fe del perseguidor.

Sobre el primer aspecto, Gristelli señala que más allá de los sectores de izquierda y del clero liberacionista "la fama de este obispo no es de santidad sino de agitador social y de terrorismo marxista". Y cita como ejemplo un Acta de reunión de Consejo Presbiterial de La Rioja del 13 al 15 de diciembre de 1971, es decir, bajo su ministerio episcopal, donde se lee que "la diócesis asume oficialmente el pensamiento y la acción del Movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo" y se avisa que se considerará "traidores" a los sacerdotes que no la asuman, para quienes se anticipa "tolerancia cero".

Dada la falta de pruebas sobre el asesinato y las objeciones que presenta la figura del obispo, la autora del artículo se pregunta quiénes fueron el postulador, los jueces y "tribunal competente" en esta causa, cómo justifican el odio a la fe, y en el última instancia de qué fe estamos hablando. ¿Hemos de sentarnos a esperar una ulterior beatificación de Camilo Torres y del Che Guevara?, se pregunta.