Conclusiones políticas del hallazgo

En el caso del submarino el Estado no actuó como encubridor. Una verdadera rareza por aquí. La tragedia no derivó en un misterio como suele ocurrir cuando mete mano la política.

Por Observador

El hallazgo del submarino San Juan deja varias enseñanzas políticas. Primero, que sólo se encuentra lo que se busca. Pasó con el caso Maldonado. La transparencia y la voluntad de esclarecer lo ocurrido liquidó todas las teorías conspirativas y las acusaciones intencionadamente falsas de sectores de izquierda y del peronismo contra la Gendarmería. La verdad es resistente a todo. Sólo los que viven dentro de una realidad paralela pueden negarla.

En el caso del submarino el Estado no actuó como encubridor. Una verdadera rareza por aquí. La tragedia no derivó en un misterio como suele ocurrir cuando mete mano la política. La búsqueda fue más prolongada por razones obvias, pero desde el Estado se hizo lo necesario para averiguar lo ocurrido. Se pidió ayuda internacional y cuando ésta fracasó se contrató a un investigador privado.

Las acusaciones de que el gobierno conocía el paradero de la nave, pero lo ocultó para revelarlo en el aniversario de la desaparición no resiste el menor análisis.

No hubo “operaciones” sobre la jueza de Caleta Olivia, ni una fiscal despistada como en la muerte de Nisman. Con buen criterio el gobierno aceptó también la conformación de una comisión parlamentaria que investigara el hecho. Fue aprovechada por la oposición para hacer política menuda y por los familiares para conseguir prensa, pero garantizó la transparencia.  En una de las audiencias un hombre de la Armada dijo una frase que terminó describiendo exactamente lo ocurrido con el submarino: “Sabemos dónde está, pero no lo podemos encontrar”. Se refería a que lugar en el que había caído era irregular, con fallas y cañadones que hacían extremadamente difícil la búsqueda. Sólo con las herramientas adecuadas era posible el hallazgo. La empresa Ocean Infinity lo encontró en un lugar varias veces rastrillado antes sin novedad.

La ignorancia sobre un asunto que requiere conocimientos especializados, la mala intención y el sensacionalismo de cuarta categoría tiñeron la información difundida sobre la tragedia por muchos medios. El hallazgo de la nave es el primer paso para saber qué fue lo que pasó exactamente. Falta ahora determinar si se la podrá extraer del fondo del mar.

Quedan sólo dos hipótesis racionales: la del error humano y la de la falla material. Teorías delirantes como el hundimiento por parte de un submarino nuclear británico se desvanecen. La falla material podría comprometer al gobierno “K” bajo el cual se realizó la reparación de media vida de la nave o al de Cambiemos por supuesta falta de mantenimiento. La de la falla humana, perjudicaría sólo la memoria del capitán del ARA San Juan que convenientemente no podrá defenderse.