Ojea llamó a los obispos a "cuidar y defender la unidad del episcopado"

Tras la controversia generada por la misa a la que asistieron Hugo y Pablo Moyano, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), pidió "plantear de frente nuestros acuerdos y desacuerdos, no permitiendo que el espíritu del mal logre dividirnos".

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea, pidió hoy ante los obispos de todo el país "cuidar y defender la unidad" de ese cuerpo ante los "grandes desafíos pastorales" que se presentaron este año, como el debate sobre el aborto, los pedidos de apostasías, las denuncias de abusos dentro de la Iglesia y los ataques al papa Francisco, que se dieron en medio de una "crisis social y económica que golpea todo el pueblo".

Así lo afirmó el obispo de San Isidro esta noche en la homilía de la misa de apertura de la última asamblea plenaria del año, que comenzó esta tarde en la casa de retiros El Cenáculo, de Pilar y de la que participan hasta el viernes un centenar de obispos de todo el país.

"Hoy más que nunca debemos cuidar y defender la unidad de nuestro Episcopado, buscando plantear de frente nuestros acuerdos y desacuerdos, no permitiendo que el espíritu del mal logre dividirnos. Es tiempo de diálogo sincero, profundo y valiente entre nosotros. Un diálogo así nos enriquece y favorece nuestra unidad", señaló Ojea al hablar frente a sus pares.

La exhortación del titular del Episcopado a sus pares se produce días después de la controversia generada por la misa por la "paz, el pan y el trabajo", celebrada el pasado 20 de octubre por el arzobispo de Merdeces-Luján, Agustín Radrizzani frente a la tradicional basílica, con la presencia de Hugo y Pablo Moyano y referentes de kirchnerismo, que provocó cierta tensión dentro de Episcopado.

Durante la semana, los obispos analizarán la realidad social y pastoral de cada una de sus diócesis, debatirán cambios al sistema de sostenimiento de culto que implicará resignar de "manera gradual" los aportes que realiza el Estado, y trabajarán en los desafíos pastorales a partir del debate sobre el aborto, entre otras cuestiones.

En el inicio del sermón, el titular de la CEA admitió que "estamos terminando un año sumamente difícil", en el que "muchos acontecimientos que hemos vivido en los últimos meses nos han provocado perplejidad y nos plantean grandes desafíos pastorales para ser iluminados a la luz del Evangelio". 

Entre esas cuestiones, enumeró la habilitación del debate sobre el aborto y "su repercusión en muchos de nuestros jóvenes, incluso de nuestros colegios y comunidades a quienes hemos visto tomando partido con su pañuelo verde", el "fenómeno de las apostasías que apareció posteriormente" y las "denuncias de abusos que aumentan el dolor en lo más profundo del corazón de la Iglesia".

Como última cuestión mencionó los "ataques a la persona" del papa Francisco "desde dentro y desde fuera de la Iglesia de un modo que no tiene precedentes, lo que genera la escasa difusión de su pensamiento y de su prédica" y agregó: "Esto se extiende a la Iglesia toda ya que parecería que decir algo bueno sobre ella no es políticamente correcto". 

Además Ojea refirió que todas esas situaciones se dan en medio de una "crisis social y económica que golpea a todo el pueblo argentino, y que va resintiendo la confianza en la dirigencia política aumentando el mal humor social, el enojo y la intolerancia que hace muy crispada la convivencia".

Frente a las situaciones de "pecados y escándalos" que se dieron en algunas comunidades a raíz de los abusos, Ojea exhortó a los obispos a "ahondar el camino de nuestra conversión personal y eclesial", así como "aprender a desprendernos de un reconocimiento social que los obispos teníamos en otro tiempo y que vamos dejando de tener". 

Asimismo, pidió no enfrentar las situaciones enumeradas con "ira, enojo, victimización" ya que en "muchas de estas situaciones hemos tenido nuestra parte de responsabilidad"; y también rechazó la reacción de la "parálisis y la inmovilidad".

Tomando como base las lecturas bíblicas del día -una carta a los Filipenses y un texto del Evangelio de Lucas-, Ojea propuso enfrentar estas situaciones con "la lógica del amor, del servicio y de la humildad".

Por último, solicitó a sus pares "paciencia", que "no es inmovilidad, ni blandura, ni resignación", y "coraje y valentía para encarar los cambios".