La familia Carabajal rescata los versos del "Martín Fierro"

 

A 146 años de su publicación, los versos del "Martín Fierro" cobran renovada actualidad gracias a una obra musical escrita hace un lustro y que cinco de los integrantes de la dinastía Carabajal acaban de grabar y presentarán hoy oficialmente allí donde nació el autor.

Carabajales, esa formación alternativa compuesta por Cuti, Cali, Musha, Peteco y Roberto, vuelve al ruedo con el álbum "Carabajales cantan el Martín Fierro", que esta tarde, a las 17, será presentado en el marco del 2º Festival Internacional Martín Fierro, en el Museo Histórico José Hernández (Presbítero Carballo 5042, Villa Ballester), con entrada libre.

Fue en el año 2013 que Cuti Carabajal se entusiasmó con musicalizar la obra cumbre de la literatura gauchesca. "Pacho O"Donnell me había regalado el libro durante un acto en Casa de Gobierno, yo nunca había tenido uno. Lo leí con pasión y me reencontré con esos versos que todos conocemos desde chicos", cuenta durante un encuentro con los medios. "Tuve la osadía de empezar a musicalizarlos con distintos ritmos, pero no toqué ni una palabra, sólo me animé a ponerle una melodía", aclara.

Malambo, chacareras, triunfo, zambas, huella, bailecito, ranchera, milongas y escondido se fueron entrelanzando, no sin dificultad. "Cada capítulo del libro tiene 36 estrofas, pero una zamba necesita apenas seis. Ahí estuvo el verdadero desafío de cortar sin desvirtuar", reconoce. "Pero todo fue hecho con mucho amor y respeto".

LA HISTORIA
"El Martín Fierro lo andaba buscan a Cuti", interviene Musha con su habitual cordialidad. "Esta música realza el valor de la obra de Hernández. Elegimos grabarla por gusto, no es que queremos buscar fama. Fue Peteco el que la propuso", revela. En su momento, Cuti y Roberto, tío y sobrino, grandes referentes de la renovación folklórica de los años "90, le propusieron al sello BMG, que los tenía contratados, grabar el álbum. Pero a la discográfica no le interesó. La obra tenía entonces doce temas, que ahora, en este registro independiente, se ampliaron a dieciocho.
"Ya la tenía escrita y la iba probando de a poco, y a la gente le encantaba. Entonces la grabamos como cosa nuestra y salimos a ofrecerla a las escuelas. Mandábamos los discos unas semanas antes y después íbamos con Roberto y la cantábamos en vivo. Y los chicos se sabían los versos, bailaban las danzas, en cada pueblo era una fiesta, las agrupaciones gauchas salían a recibirnos a la ruta y nos escoltaban", cuenta Cuti como si se tratara de un sueño.
"Es que son canciones que cualquier autor de hoy querría escribir", admite Peteco. "A nosotros, que ya las conocemos, nos siguen emocionando hasta las lágrimas. Y lo bueno es que llegamos a este disco en la plenitud de nuestras ganas".

COMPROMISO
La discografía de la familia entrega números para el asombro: 52 álbumes llevan grabados Los Carabajal, el grupo que lideran Cali y Musha y por el que han pasado casi todos los cantores de la dinastía. Cuti y Roberto suman casi treinta con su formación de dúo, y 21 Peteco, en solitario. "Esta es una grabación pretenciosa", aclara Musha. "Pensábamos hacerla purita, con guitarra y bombo, pero al final fuimos un poco más allá". Alude a la participación en el disco de un conjunto de cuerdas conducido por el violinista Pablo Agri, al que se suma el Coro de las Américas, bajo la dirección de Damián Sánchez.

"Es un compromiso grande, pero lo hacemos porque queremos llegar al sentimiento de todo", confía Cali. A lo que Peteco aporta que hasta fantasean con poder presentar la obra en una puesta con más músicos y cantores, y hasta con actores.

No hay más fechas que la de esta tarde en el horizonte del quinteto. Pero se esperanzan en que una vez que los temas comiencen a rodar suenen los teléfonos. "Los festivales no pueden permanecer insensibles ante una obra tan ligada a nuestra cultura", se planta Musha. Y Peteco concluye: "Acá hay tradición, conocimiento, vuelo y renovación; es una obra viva, que seguirá creciendo".