Inventaron un biocombustible con harina, aserrín y papel
El servido del gas natural en las localidades del Valle de Calamuchita, Córdoba, no llega a todos y gran parte de la población se ve obligada a utilizar leña, combustibles líquidos y electricidad para calefaccionar sus hogares, a costos cada vez más altos.
Ante este problema, los alumnos de séptimo años de la escuela IPET 76 "Gustavo Riemann", de Villa Rumipal, inventaron un combustible sustentable, hecho de harina, aserrín y papel, que reemplaza a la leña y posee buen poder calorífico, bajo costo y acopio limpio en hogares.
"El proyecto surgió el año pasado en el marco de la materia "Operaciones y Procesos". Teníamos que idear un proyecto solucionando una problemática de la comunidad que trascendiera las paredes del colegio y que además ayudara al medioambiente. De esa idea nació el biocombustible de aserrín y papel. De hecho, los cinco integrantes del grupo estamos afectados por esta problemática, porque ninguno tiene gas natural en su casa", contó la alumna Camila Del Río.
"En Calamuchita se desarrolla el 70 por ciento de la actividad forestal de Córdoba y hay más de 30 aserraderos, que producen mucho aserrín -nuestra principal materia prima-, lo que se vuelve un gran foco de incendio y contamina las napas al estar estacionado sin ningún uso", explicó.
"El proceso comenzó solo con aserrín, pero no se unía y no queríamos compactarlo porque después no puede usarse en cualquier artefacto. Hay un producto así llamado Pellet, pero necesita una estufa con inyección de aire que vale cerca de 40 mil pesos. Lo que hicimos fue unirlo al papel -que no se recicla ni se trata y se desecha directamente en los vertederos- y logramos un producto que se adapta a salamandras y hogares, comunes en las casas de la zona", dijo Del Río.
"Como el concurso "Soluciones para el Futuro" nos pedían validaciones -recordó la alumna- fuimos por diferentes casas del Villa Rumipal para que lo probaran. El resultado fue que no sólo tiene muy buena combustión y genera buen calor, sino que es limpio y puede almacenarse bien en las casas. Además no genera residuos: tiene muy baja cenizas y no genera carbón. Hasta se podría decir que es rico su olor", contó la chica, que el año próximo comenzará a cursar Ingeniería.
El LADPAC -su nombre remite a la primera idea "Leña a partir de Aserrín Compactado"- es muchísimo más barato que la leña, que cuesta 3 mil pesos la tonelada y te dura sólo una semana. "Nuestro producto cuesta 7 pesos el kilo -que, como es muy liviano, es un montón- y con 200 gramos te calefaccionás durante 45 minutos. Es seguro y fácil de usar, porque se quema en su propia bolsa de papel reciclado", dijo.
"Aunque estamos en el último año, queremos seguir con el proyecto en la escuela. El objetivo hoy es dejarlo perfectamente armado para que puedan seguir produciendo y hasta generar fondos. También pensamos en hacer un emprendimiento y estamos en los trámites para patentarlo. Como el fin del proyecto era un producto que la gente pudiera hacer en su casas y no comprarlo, también estamos preparando cursos de capacitación y tutoriales para quienes quieran hacerlo por su cuenta", dijo.