DE QUE SE HABLA HOY

El corporativismo de los corruptos pone en jaque a todo el país

Una muestra del corporativismo de los sospechosos de corrupción, eleva a peligrosa la situación real de nuestra Justicia. El fiscal general adjunto de Lomas de Zamora, Sebastián Scalera, pidió al juez Luis Carzoglio, la detención de Pablo Moyano, el hijo del Hugo, sospechado de integrar una asociación ilícita junto a la primera línea de la barra del club de Avellaneda, que se dedicaba a defraudar a Independiente a través de la venta ilegal de entradas y el uso de socios truchos, operaciones por las que el club no percibía ingresos.

Este fiscal y este juez, que debe decidir si da lugar o no al pedido entre hoy y mañana, no forman parte de Comodoro Py, donde hay dudas acerca de posibles operaciones del Gobierno. UN fiscal reúne pruebas de la existencia de un posible delito y actúa en conformidad con el Código Procesal Penal. Pero como es sospechado tiene peso político por su rol de sindicalista en el gremio de Camioneros junto a su padre, la corporación de "sospechados de corrupción" se pone en marcha para movilizarse en su defensa.

Así, si un fiscal detecta un posible delito cometido por un sindicalista en una empresa privada, la CGT, la CTA, el propio Hugo Moyano y gremialistas del Frente Sindical alzan su voz de protesta y no solo eso, amenazan con un gran paro nacional si Pablo Moyano es detenido.

Como medida adicional, el jueves habrá una movilización al aeropuerto de Ezeiza, porque ese día debe regresar al país el acusado que está en un congreso internacional sobre gremios del Transporte en Singapur. La prueba más clara que se trata de una maniobra de protección a los corruptos es que hace tan solo unos días los Moyano abandonaron la CGT aduciendo que sus dirigentes eran algo así como funcionales a Mauricio Macri. Ahora ante el olor de la cárcel se unen en defensa propia. Curiosamente el pedido del fiscal Scalera consiguió unir nuevamente a los distintos sectores del sindicalismo que estaban enfrentados.

El propio Ricardo Pignanelli, el secretario general de SMATA, uno de los más dialoguistas con el gobierno, advirtió que la detención de Moyano sería ?un exceso que va a terminal mal; es una revancha y el país no está para una revancha. Se van a equivocar, pensar que podés frenar pedido sindical con un problema que es del fútbol es un error?. Señor Pignanelli, ¿si el problema es un delito cometido en un club de fútbol por qué usted lo compra como un tema sindical?. De hecho rápidamente y de la mano de Hugo Moyano, se politizó el pedido de detención de Pablo, asegurando que "Hemos recibido la solidaridad de todas los organizaciones  sindicales, sociales; creen que  doblegando a los Moyano, encarcelándolos, avanzan sobre toda la dirigencia gremial y sobre todos los trabajadores, ese es el objetivo del Gobierno, que día a día hambrea más a la gente", luego aseguró que esto es para que no se hable del aumento del gas, algo que ya está descartado.

El fiscal Scalera no va contra el sindicalismo sino contra un tipo que pudo haber metido la mano en la caja de un importante club de fútbol para beneficio personal, pero eso no pueden decirlo. Martirizarse en nombre de una persecución política es más fácil. Si son inocentes no deberían tener miedo porque la existencia de pruebas sería algo imposible de lograr. Incluso la CGT comete el error de emitir un comunicado sobre el tema para exigir el "cese de las maniobras de hostigamiento y persecución", y pedirle al Gobierno que "se abstenga de seguir atacando a las organizaciones sindicales por el solo pecado de defender dignamente los derechos de los trabajadores".

Otra vez hay que repetirlo, el fiscal de Lomas no ataca a las organizaciones sindicales sino a un ciudadano que es sospechado de delinquir y no pide su detención por "defender dignamente el derecho de los trabajadores", por esto nadie podría pedir la encarcelación de nadie.

Si un tema de delito penal económico lleva a un paro general de todos los sindicatos, estamos en el horno. Tal vez esto se deba a que no se salva ni uno y todos, absolutamente todos, tienen un muerto en el placar y tienen miedo que la justicia abra las puertas.

V. CORDERO