La mediocridad nos ­condena al atraso­

Cayó mal a los economistas la intempestiva salida de Caputo y se preguntan si Sandleris es el hombre indicado­. Necesita ­la Argentina ­desesperadamente ­estadistas, no ­aves de paso ­como el renucniante titular del Banco Central.

En 2008, una crisis financiera se abatió sobre Estados Unidos, la peor en ochenta años. Afortunadamente para el mundo civilizado, en el timón de la Reserva Federal estaba Ben Bernanke, un catedrático que se había especializado en la Gran Depresión de los años treinta. El faro de la democracia salió adelante. En 2018, una crisis cambiaria, que en cualquier otro país emergente con fundamentos sólidos hubiese quedado confinada a la categoría de tormenta pasajera, desgarra a la Argentina. A las turbulencias le salieron al paso Sturzenegger-Llach y luego Caputo-Cañonero en el Banco Central. Como resultado, la moneda nacional se devaluó más de un 50%, destruyendo la reputación de un Presidente victorioso hace poco en las urnas, además de la licuación de salarios y ahorros en pesos. La inflación volvió a espiralizarse. Es decir, una vez más la Historia se desgañitó llamando al Gran Hombre (o Mujer) y no apareció. Esta es una de las causas primordiales de la decadencia nacional, por cierto. Por alguna razón, los estadistas brillan por su ausencia en la Argentina. Kakistocracia, nos han gobernado los peores.

Decía Napoleón, que "los acontecimientos no deben gobernar a la política, sino la política a los acontecimientos''. El 24 de junio (dólar a $ 28), asumía en el BCRA, Luis Caputo, otrora uno de los ases de la especulación en Wall Street. Su gestión (como la de su predecesor) dio la impresión de correr siempre detrás de los acontecimientos, que es el resultado -añadía el Gran Corso- de la ausencia de un plan. Hubo un mes de tranquilidad, acuerdo del FMI mediante (entraron u$s 15 mil millones), y luego la divisa estadounidense trepó otro 26% en agosto, al compás del desarme de las Lebac y la fuga de capitales. Los precios en las góndolas se fueron por las nubes, lo que da aire al más insidioso zombi que ha atormentado estas tierras: el populismo radicalizado, mejor conocido como kircherismo. 

No falta quien absuelva la gestión de Caputo (y la de Sturzenegger) so prexteto de la herencia. Esto no lo arreglaba, sin sangre, dolor y lágrimas, ni un Milton Friedman, argumentan. Es verdad que el peronismo ha aportado a las desdichas actuales los stocks (desquicio en las cuentas públicas, inflación reprimida, cepo, defaults, anticapitalismo, atraso cambiario) pero los flujos (el festival de bonos y Lebacs, inmovilismo fiscal, arrogancia) los sumó Cambiemos. Asigne usted como guste las responsabilidades: ¿70 a 30%?, ¿60 a 40? Uno elige un gobierno para que nos evite la angustia del empobrecimiento que deviene inexorablemente de una megadevaluación que, a esta altura, tiene bastante de sobreactuación por la incertidumbre y los pasos en falso (overshooting).­

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QUEREMOS ENTENDER­

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¿Por qué renunció Toto de una manera tan intempestiva?, se preguntaban a lo largo de ayer el Círculo Rojo y los interesados. ¿Fue una maniobra calculada o el portazo de un amigo de Macri desairado, muy enfadado por cierto?

Se mencionan diferencias insalvables con el ministro de Hacienda, quien ha conseguido en estos meses una inesperada acumulación de poder, gracias a que fueron eyectados sus rivales Sturzenegger, Aranguren, Quintana y ahora Caputo. Los hechos que -como decía Lenin- son testarudos, forzaron al Presidente a consagrar un superministro de Economía (pensar que hace unas semanas muchos lo daban por renunciado a Dujovne).

"Pese a las advertencias del Fondo Monetario sobre la venta de dólares para moderar la corrida cambiaria, Caputo habría dicho a Dujovne: `Prefiero pedir disculpas que permiso'. Pero las disculpas las debió pedir Dujovne en Washington. El presidente tuvo que elegir y Caputo dio un paso al costado'', escribió en Twitter el abogado y licenciado en Economía, Heewet Sheldon.

Sin poder ocultar su fastidio, el lúcido José Luis Espert descerrajó: "Lo de Caputo renunciando al BCRA mientras el Presidente esta pasando la gorra vendiendo como puede a la Argentina, es de una irresponsabilidad mayúscula. Debería haber esperado que Macri volviera de gira y ahí sí se iba. Timbero de cuarta''.­

Soberanía nacional, qué hermosa palabra sacrificada por los argentinos en el altar del destructivo déficit fiscal. Si la salida de Caputo forma parte de la negociación con el Fondo (implicaría la imposibilidad de ahora en más de seguir quemando reservas para evitar la suba del dólar), no exime de responsabilidad al Gobierno por añadir un factor más de inestabilidad. El horno no está para bollos. Así lo entendió German Fermo: "La desprolijidad de Cambiemos en el manejo de todo el país quedará en el libro magno de la improvisación'',  opinó el profesor del CEMA. Y definió a Toto (primo de Nicky Caputo, ex socio de Macri) como el "mejor miembro del equipo económico''. Pero Christine Lagarde, al parecer, le bajó el pulgar, fastidiada por la rebeldía y falta de comunicación del ex ministro de Finanzas. Esta intromisión resulta inevitable cuando un país corrompido no es capaz de gobernarse a sí mismo con un mínimo de eficacia.

Quizás el mejor resumen de las reacciones que ha suscitado el 25-S lo tipeó el analista Christian Buteler: "La salida de Caputo del BCRA es mala, no importa quién lo reemplaza, no se discute la capacidad de Sandleris. Es mala por mensaje, imagen y timing. Si no es la persona para estar al frente de la entidad en estos momentos no debería haber sido designado hace tres meses''.­

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¿ES EL HOMBRE?­

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La segunda gran duda de los entendidos si Guido Sandleris -mano derecha de Dujovne y también hombre de confianza del FMI- es el piloto indicado para timonear la principal institución monetaria. Lo que parece evidente es que la posibilidad de un Banco Central independiente seguirá siendo un sueño imposible para la Argentina.­

Ante el estupor generalizado, la Casa Rosada se apresuró a divulgar ayer los pergaminos del bendecido por el dedo presidencial: doctorado en Economía en la Universidad de Colombia, perfeccionamiento en la London School Economics, carrera académica en la influyente Universidad Di Tella. "¿Lo de Sandleris es una joda, no?'', se preguntó Alejandro Bour. Los economistas liberales, en efecto, pusieron el grito en el cielo. Los buscadores de curiosidades recordaron el activismo tuitero de Sandleris (le recomendaron que borre las denuestos a Trump) y que también escribió libros para niños. Carlos Rodríguez, viceministro de Economía con Menem, fue uno de los pocos que festejó el recambio: "El mensaje es bueno: Se acabó la mesa de dinero en el BCRA''.

"Está claro que Sandleris va ahí como hombre del Ejecutivo y que sus asesorxs y directorxs (¡al fin se acordaron al menos de una mujer!) tienen peso propio. Sandleris va a ejecutar y comunicar lo que el Ejecutivo quiere (o sea, lo que Macri negocie con el FMI). Esa es su tarea'', interpretó Martín Kalos, director de EPyCA consultores. Los asesores que entrarían -recordó Kalos- son Miguel Kiguel, Pablo Guidotti y Guillermo Calvo (el que recomienda dolarizar). "Me gusta que Verónica Rappoport llegue como vicepresidenta 2°, por muchos motivos. Y seguiría Cañonero como vicepresidente 1º'', añadió.

Volvamos al principio. Las instituciones son importantes, claro que sí, pero no hace falta ser un historiador clásico, para entender que el hombre providencial es otra fuerza destacada del Progreso. Si en 1940, Chamberlain o Baldwin hubieran gobernado el Reino Unido, Hitler se hubiera salido con la suya. La Argentina necesita desesperadamente estadistas, no aves de paso como Caputo o Sandleris, que pueden ser buenos en lo suyo (la academia o la especulación) pero cuesta pensar que puedan torcer una degradación de larga data. La mediocridad nos condena al subdesarrollo.­

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