De la tradición como remedio

Juan Manuel De Prada y el fomento de la literatura. Siempre políticamente incorrecto, el formidable narrador español no cree que se puedan potenciar las letras con iniciativas estatales. En cambio sugiere estimular en los jóvenes el amor a su cultura.

Juan Manuel de Prada, el brillante español autor de Las máscaras del héroe o Mirlo blanco cisne negro, descree de las iniciativas de fomento de la lectura, a las que tacha de "contubernios para que alguien se lleve el dinero".

"La literatura, o la lectura, mejor dicho, es algo que yo no creo que se pueda potenciar", afirmó en diálogo con la prensa de paso por la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, donde asistió a la Feria del Libro local.

De Prada (Baracaldo, 1970) desconfía, en este sentido, "del empeño de las administraciones y poderes públicos" a la hora de impulsar la lectura, y sostiene, por el contrario, que "el único fomento que puede haber es que los niños y jóvenes en la escuela aprendan a amar su cultura".
En el caso de España, el novelista advirtió que, poco a poco, la literatura se ha ido convirtiendo "en una especie de sucursal de la asignatura de lengua" y que "la desconexión con la tradición literaria es total".

Premio Planeta 1997 con la novela La tempestad, traducida a una veintena de idiomas, Premio Primavera y Premio Nacional de Narrativa, entre otros reconocimientos a los que suma galardones por su faceta de columnista, De Prada cree sin embargo que no todo está perdido.

Y argumenta que la solución pasa por la recuperación de la tradición literaria, "una antorcha que se entrega a la generación que viene después", aunque agrega que "esa carrera se ha roto por motivos de conveniencia política".

El autor dictó en Quito una conferencia sobre las protagonistas de su novela Castillo de Diamante (2015), Ana de Mendoza, conocida como la princesa de ƒboli, y Santa Teresa de Jesús.
Luego, en la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, que tuvo a España como país invitado, De Prada intervino en un coloquio sobre "literatura y redes sociales", una cuestión que asegura que lo dejó "perplejo".

Y es que, con su habitual mordacidad que no teme incurrir a la más desafiante incorrección política, De Prada se define como "detractor absoluto de Internet" y una "persona pretecnológica por la gracia de dios", y critica que en la actualidad "todo el mundo tiene que hablar de lo suyo y las redes sociales".

"Vivimos en una época de deslumbramiento tecnológico en la cual da la impresión de que todo el mundo se quiere legitimar o legitimar su actividad vinculándola a lo que es el nuevo foco de fascinación", comentó.

Pese a sus éxitos editoriales el escritor no viajó a Ecuador para presentar ningún título en concreto, sino a representar a su país junto a otros exponentes contemporáneos, entre los que se contaron María Elvira Roca, Javier Sierra o Javier Moro.

"Todo lo que sea la presencia española en países hermanos me parece maravilloso", afirmó, convencido de que este tipo de iniciativas colaboran en estrechar los lazos entre pueblos que en un pasado no tan lejano estuvieron "hermanados".

EN AMERICA

Sobre su primera visita a Ecuador, De Prada reflexionó parafraseando a un "gran éxito español que decía que sólo es español aquel que conoce la América Hispánica". Por eso abogó por una profundización del vínculo cultural y emocional entre ambos mundos.

"Yo sueño con la restauración de una gran comunidad hispánica -aclaró-. Considero que España renunció a su vocación y se quiso convertir en un país europeo e ingresó en ese engendro llamado la Unión Europea", en vez de reivindicar la recuperación de la "comunión natural con los países hispánicos".