Falacias repetidas por el Sr. Piumato

Dos mentiras rotundas: sólo la industria da empleo y hay que prohibir las importaciones.

Una caja de puré de tomate de 520 gramos sale, en el minorista, veinticuatro pesos. De ese dinero doce pesos van a toda la cadena de producción, transporte y comercialización y doce pesos al Estado.

Bajo a detalle. Con doce pesos pagamos a las personas que siembran, desmalezan, fumigan y cosechan, al fabricante de cajones donde se guardan, al flete a la planta de elaboración. Dentro de ella a quienes descargan y procesan los tomates. Incluye hervirlos, pelarlos, convertirlos en puré y envasarlos. Se agrega el envase y la caja de cartón donde se guardan todos los packs. Todo este proceso requiere insumos, mano de obra, electricidad, gas oil. Segundo flete hasta un centro mayorista y tercer flete hasta el minorista. 

El comerciante, con su parte de los doce pesos debe pagar mano de obra, alquiler, electricidad y comisión de la tarjeta si correspondiera. Todo esto por doce pesos.

¿A dónde van los doce pesos restantes? IVA; impuesto a los Ingresos Brutos y al cheque, ambos no sólo a la venta final sino en cada una de las transacciones intermedias; tasas de seguridad e higiene; habilitaciones; impuestos adicionales sobre la tarifa eléctrica; internos al gasoil, cargas sociales de toda la cadena.

MENTIRAS

El martes pasado el Sr. Piumato, secretario general del sindicato de judiciales, en el programa de Chiche Gelblung en televisión, habló de temas internos de su sector. Al final, antes de irse dijo que lo único que da trabajo en la Argentina es la industria y que hay que prohibir las importaciones para evitar que se sigan perdiendo puestos de trabajo. 

Lo que dijo el Sr. Piumato es una falacia. No le adjudico ninguna mala intención. Sólo repitió lo que le enseñaron y lo que se viene repitiendo desde hace décadas en cada medio de difusión posible, lo que dicen el 90% de los economistas cada vez que les acercan un micrófono. Es el discurso dominante.

Los que enseñan esta mentira y llevan a engaño a personas como el Sr. Piumato sí lo hacen malintencionadamente. Defienden intereses espurios de falsos industriales (prebendarios), de políticos y burócratas. Intentaré fundamentar mi aseveración y espero, si alguna vez el Sr. Piumato lo lee, haber sido convincente.

* Primera falacia: la única que da trabajo es la industria. Falso. La mitad del trabajo en la Argentina lo da el Estado. Dentro de las actividades privadas priman lo servicios. Pero aún así el trabajo del campo no es el que se desarrolla tranqueras adentro solamente.

La división de actividades en primarias (agrícola, pesca y minería), secundarias (industria), terciarias (servicios) es un invento soviético anterior a la Segunda Guerra Mundial. Tomado y aplicado en Occidente por una sarta de soviéticos vergonzantes y repetida hasta que caló todas las mentes. Sin embargo es una división obsoleta, arbitraria y, ciertamente, no aplicable en el siglo XXI y menos en la Argentina. Economistas chantas robaron por años el sueldo en el Ministerio de Economía intentando calcular la tabla de Leontief. 

El campo incluye todo el aparato industrial que elabora agroquímicos y maquinaria agrícola, los camiones para transportar insumos y cosecha. La tarea agrícola per se se compone de servicios contratados de siembra, desmalezamiento, fertilización y cosecha. Si se trata de animales, servicios veterinarios, inversión en instalaciones, caravaneo, genética (compra de esperma o de embriones). 
Aún un matrimonio boliviano que tiene una huerta en Escobar compra materiales para construir los invernáculos, agroquímicos, cajones para poner su cosecha, etc. 

¿Y un tambo? ¿Es primario o secundario? La tarea de ordeñe con máquinas ¿es industrial? ¿La pasteurización?

Tenemos el procesamiento de la producción. Sólo el 10% de la soja deja el país en forma de poroto. El 90% se exporta como aceite, biodiesel o pellets. 

En cuanto a la ganadería, la carne se faena y procesa en frigoríficos. Se agrega la industria del queso y la de los chacinados -invitamos al Sr. Piumato a visitar Tandil-. La lana, el algodón, el lino, se procesan; sólo una parte se exporta en fardos. 

La industria de curtiembre data de principios del siglo XIX y es un correlato natural y simbiótico de nuestra producción ganadera.

Podemos agregar los fabricantes de alambres de acero para alambradas, molinos de viento para aguadas o bebederos de fibrocemento, los que desarrollan software para efectuar controles desde drones o los fabricantes de plásticos que hacen tubos para riego mediante sistema de sifones.
Forma parte del campo el mismo Mercado Central el cual da trabajo a cientos de personas, quienes manipulan, compran y venden hortalizas o frutas, o el Mercado de Carnes de Liniers. 

O los laboratorios farmacéuticos que elaboran productos veterinarios y los fletes de insumos, cosechas y animales, por tren o camión. También la agencia de publicidad que promociona tal o cual semilla prometiendo altos rindes. 

Millones de personas se ganan su sustento en la Argentina gracias al campo. No solamente los afiliados a UATRE, que dicho sea de paso, es el segundo sindicato argentino luego de empleados de comercio. Por lo que, estimado Sr. Piumato, le mintieron. Luego del Estado, quien más trabajo da en la Argentina, es el sector agropecuario.

PROTECCIONISMO

* Segunda falacia: hay que prohibir la importación para proteger a los industriales. 

No es cierto. Ningún industrial tiene problemas para competir. La industria argentina podría estar exportando al mundo, en particular las innovaciones en materiales, mecánicas y de cientos de magníficos inventores que tenemos. Cualquier elaboradora de alimentos puede vender su cajita de puré de tomates a 12 pesos. Lo que no puede hacer es venderla al exterior a 24 pesos. Lo que impide la competencia de nuestros productos es la carga impositiva que se arrastra en cada eslabón de la cadena de producción.

Entonces las barreras arancelarias son para proteger la carga impositiva estatal, para que el Estado pueda seguir cobrando sus doce pesos por cada caja de puré de tomates. No para proteger a la industria. Una pena que el Sr. Piumato defienda a la patronal industrial y no al ingreso de los trabajadores.

La Argentina, con una carga impositiva razonable, podría ser el principal exportador de maquinaria agrícola del mundo, dando trabajo hacia atrás a siderúrgicas y fabricantes de plástico. De la misma forma que exportó sofware hasta que decidieron cargarlos de impuestos.

Eso daría mucho más trabajo que el sistema actual de defender -no la producción, sino la carga impositiva- del pobre tipo que fabrica repasadores en San Martín.

PSEUDOINDUSTRIALES

Hoy los industriales argentinos, a través del Sr. Macri, están a cargo de la presidencia del país. Sin embargo no parecieran mostrar interés en exportar productos industriales -o de otro tipo- sino todo lo contrario. La primera vez que acceden sin intermediarios a la Presidencia desde Carlos Pellegrini y no mueven un dedo. ¿Tan industriales no son, no?

El aumento del tipo de cambio que hemos vivido estas últimas semanas hace aumentar el costo de los alimentos. Es sólo uno de los componentes. Más afectan los impuestos, la mitad del total y los fletes. Entre otras cosas porque tanto el gasoil como los automotores tienen una carga impositiva del 50%.

Sin embargo la solución del Gobierno no es bajar los impuestos a los alimentos y a los fletes. Por el contrario. Es darle más dinero a algunas de las personas afectadas (la AUH y no las jubilaciones, por ejemplo), lo que convalida los aumentos y la carga impositiva. 

La otra respuesta es aplicar precios cuidados. Esto consiste en un programa donde el estado paga la diferencia a los supermercados entre el precio pleno y el precio góndola. Tiene dos defectos: 

* Es inauditable, no es un defecto menor. Se le darán millones de pesos a Carrefour, Jumbo-Disco y los supermercados de los familiares del jefe de gabinete. 

* Provoca desvío del comercio. Como el mismo producto se vende a precio diferente en una cadena o en el almacén de barrio, la gente va a comprar, al menos ese ítem, al supermercado. Por lo que vende a precio pleno más cantidad en desmedro del pequeño comerciante.

LA SOLUCION
 
La solución es eliminar todos los impuestos sobre los alimentos y sobre el combustible. Sin embargo ningún dirigente sindical, ningún dirigente piquetero, ningún diputado de izquierda lo pide. ¿Por qué será? ¿Prefieren que la gente pague el doble los alimentos y que el Estado disponga de todo ese dinero para repartir?

Suena raro escuchar al Sr. Piumato defender los intereses de la patronal -no la de él, que somos todos nosotros ya que dirige un sindicato de empleados públicos - sino patronales ajenas y no el poder de compra de los trabajadores.

* Licenciada de Economía UBA, Master en Finanzas, Ucema. Posgrado Agronegocios, Agronomía UBA.

 

Millones de personas se ganan su sustento en la Argentina gracias al campo.