Las razones de la caída de Perón

Pablo Gerchunoff vuelve con método original a un tema muchas veces abordado. El libro del historiador económico se presenta como una entrevista ficticia con el presidente derrocado en 1955. Las relaciones con la Iglesia y Estados Unidos y el suicidio de Getulio Vargas son algunos de los factores que se revisan.

Dentro del infinito universo historiográfico que se ocupa de dilucidar el fenómeno del peronismo, el capítulo dedicado a las razones que podrían haber provocado su caída, en septiembre de 1955, es uno de los más abordados.

En esta oportunidad, el historiador económico Pablo Gerchunoff en La caída-1955 (Crítica, 272 páginas) ofrece un formato creativo para explicar los principales y ya conocidos hechos ocurridos que, a su entender, precedieron y de alguna manera sirvieron como fundamento, o pretexto, a la autodenominada Revolución Libertadora para derrocar a Perón después de casi una década en el poder.

La investigación se divide en dos partes. La primera parte está basada en un acontecimiento que no pudo ser. En 1968, Gerchunoff se encontraba en Londres, con frío y nervioso, a la espera de viajar a Puerta de Hierro para realizar la entrevista que el general Perón le había concedido. Sin embargo, como él mismo relata, la muerte le jugó una mala pasada. Le avisaron telefónicamente del fallecimiento de su madre y debió emprender el urgente regreso a Buenos Aires. El encuentro con el ex presidente quedó cancelado.

Pasaron los años y, de alguna manera, esa cuenta pendiente quedó saldada, ahora, en la primera parte de este libro con la creación de una entrevista ficticia con Perón ambientada en Puerta de Hierro a principios de 1973.

En el diálogo imaginario el foco está puesto exclusivamente en la decadencia y caída del segundo gobierno de Perón: los sorprendentes 17 meses que transcurrieron entre las elecciones de renovación legislativa de abril de 1954, en la cual el oficialismo logró un triunfo absoluto en todo el país, y el pronunciamiento militar que comenzó el 16 de septiembre de 1955.

La nota inventada resulta creíble por la incorporación en las respuestas de los característicos giros lingüísticos, palabras y expresiones que solía utilizar el ex mandatario.

Y en cuanto al contenido de las respuestas, utiliza la materia prima de la historia para su construcción. Como él mismo describe, se trata de un ejercicio de periodismo imaginario con fundamento documental. Es decir, cada respuesta que pone en boca de Perón tiene su respaldo histórico real.

La respuesta a por qué Perón responde como responde es la tarea que desarrolla en la segunda parte del libro a partir de una importante bibliografía que va desde los textos clásicos sobre el tema, fuentes periódicas, el valioso Archivo de Historia Oral de la Universidad Torcuato Di Tella, entrevistas realizadas por él mismo para la ocasión y hasta reportes desclasificados de acceso público tanto de la CIA como del Departamento de Estado de los EE.UU.

Los cuatro pilares esenciales que utiliza para describir y fundamentar la caída del gobierno Justicialista son: En primer lugar, y el más importante, el conflicto con la Iglesia Católica, el cual define como una disputa de soberanías. Aquella eterna lucha entre el poder terrenal y el espiritual, cuando uno se siente invadido por el otro y viceversa, una cuestión de límites, en definitiva, que cuando se tocan nunca termina bien.

Por diferentes acontecimientos ya ampliamente desarrollados, ambos -Iglesia y peronismo- se sintieron desafiados. Y pese a que hubo intentos de morigerar la situación, las bases radicalizadas de ambas partes llevaron el conflicto a un punto de no retorno que terminó con el bombardeo a Plaza de Mayo y la quema de algunas iglesias porteñas el 16 de junio de 1955.

¿Conclusión? Según diferentes fuentes que aporta Gerchunoff, la mayor responsabilidad en el conflicto fue de Perón por no haber medido las consecuencias del mismo. Toda la oposición cerró filas con la Iglesia para conspirar contra el Gobierno y no hubo entonces plan oficial de pacificación o tregua que valiera para arribar a buen puerto. A esa altura de los acontecimientos, julio de 1955, sólo quedaba lugar para el pronunciamiento militar.

EL CASO VARGAS

En segundo lugar desarrolla el suicidio del líder brasileño Getulio Vargas, en agosto de 1954, como otra de las determinantes de la decadencia del fundador del Justicialismo y su administración. Con la trágica desaparición del "Padre de los pobres" ya sería imposible la idea de la unidad entre Argentina, Brasil y Chile (ABC) pergeñada por Perón y con la anuencia del mandatario chileno, el general Ibáñez.

En el tercer punto, Gerchunoff hace hincapié en lo económico. Perón mantuvo el control de la coyuntura hasta principios de 1954, luego comenzó a aflorar el flagelo de la inflación. Los intentos por inaugurar un nuevo patrón de desarrollo fundado en la productividad ("produciendo más bajaremos los costos y los precios") quedaron truncos por la violencia desatada tras el conflicto con la Iglesia y las bombas sobre la Plaza de Mayo.

La situación económica también se relaciona con la encaminada, pero complicada, relación con los Estados Unidos y la administración Eisenhower. La búsqueda de dólares, la renuncia a la bandera del nacionalismo económico, los pedidos desde Washington para mantener el anticomunismo e incluso la presión para que se devolviera el diario La Prensa a sus dueños originales, fueron piezas que debían entrecruzarse de manera casi perfecta para obtener buenos resultados. Esta cuestión en pleno desarrollo también quedó mutilada con el golpe de septiembre.

Por último, intenta aproximarse a los verdaderos motivos por los cuales, teniendo casi todo el Ejército leal, no presentó batalla a los rebeldes. Las razones se van entrelazando entre la intención de Perón de evitar un derramamiento de sangre, sumado a la falta de espíritu para luchar y la traición de sus altos mandos militares, y al mismo "cansancio moral" del Primer Magistrado.
Una investigación equilibrada que permite repasar uno de los momentos más trágicos y violentos de la Argentina del siglo pasado.