Las retenciones, un colchón para el ajuste

Amortiguarán el recorte del gasto público.

POR NADIN ARGAÑARAZ *

El ajuste fiscal planteado prevé una caída real del gasto primario del 8,4% para 2019. Si no se hubiesen modificado las retenciones, la caída necesaria hubiera sido del 15,1%.

El gobierno presentó en el lunes la trayectoria planeada para lograr en 2019 el equilibrio fiscal primario, modificando las pautas del acuerdo original con el FMI en la búsqueda de una convergencia más rápida hacia el logro en el próximo año del objetivo que se igualen los ingresos con los gastos primarios.

En dicha estrategia resulta clave, a diferencia de las propuestas anteriores, el hecho de que se proyectó un aumento en la presión tributaria agregada, proveniente de la generalización de los derechos de exportación, en conjunto con una reducción del peso del gasto público.

Una primera lectura de los datos agregados presentados oficialmente pone de relieve la relevancia que el aumento proyectado de los ingresos tiene para decidir la política de evolución de los distintos rubros del gasto.

En la presentación oficial, mientras los ingresos totales crecen un 43% (9% real considerando una inflación promedio anual del 33% en línea con las proyecciones presentadas oficialmente), los gastos primarios crecen un 25%, lo que implica una caída real del 8,4% respecto al año 2018.

Dentro de los gastos, la apertura por rubros presentada oficialmente muestra una clara heterogeneidad. Mientras que las prestaciones sociales muestran un crecimiento nominal y real, otro rubro sensible como es el de los salarios y gasto universitario crecerá casi como la inflación promedio anual (cae apenas el 0,7% en términos reales); y el crecimiento es bajo en subsidios, gastos de funcionamiento y otros gastos corrientes, por lo que claramente caerán en términos reales un 29,9%, 28,1% y 26,9%, respectivamente.

El mayor peso de la corrección en el gasto se da en el gasto de capital, que vería un monto en 2019 inferior al de 2018 en un 26,9%, lo que equivale a una caída en moneda constante del 60,5%.
Vale decir, con estas proyecciones el gobierno prevé alcanzar el equilibrio fiscal primario durante el 2019. Los 2,6 puntos porcentuales del PIB en que debe reducirse el déficit fiscal primario de 2018 se lograrían con un aporte del 1,3 puntos porcentaules de aumento de los ingresos tributarios y por 1,4% de caída del gasto primario.

Dentro de los ingresos totales 0,9 puntos porcentuales son aportados por un aumento de los derechos de exportación de 1,1 p.p. junto a una reducción de 0,2 p.p. en el resto de tributos. El resto de ingresos no tributarios aportan 0,4%.

Ahora bien, ¿cuál sería la reducción real de los distintos gastos para 2019 si la proyección de la eliminación del déficit primario se hubiese sostenido solamente vía caída de las erogaciones?
Resulta importante cuantificar el comportamiento que debería tener cada gasto en un escenario alternativo sin cambios en materia de derechos de exportación. En este caso, los ingresos hubieran crecido un 35% respecto a 2018 (implica una suba real de solamente el 1,3%), exigiendo una mayor reducción del gasto primario en pos del logro del equilibrio primario.

En efecto, a diferencia de la situación planteada anteriormente en la que el gasto primario debe caer un 8,4% en términos reales, en este caso la reducción debería ser del 15,1%. Manteniendo la misma dinámica del gasto en materia de prestaciones sociales, salarios y universidades planteada por el gobierno; el ajuste adicional del gasto debiera recaer sobre los subsidios económicos, los gastos de funcionamiento, el gasto de capital y el resto de gastos corrientes.

Distribuyendo los esfuerzos de igual manera que los planteados oficialmente, se aprecia que la inversión en obra pública debería reducirse un 46,6% nominal (casi a la mitad de su valor en 2018) lo que en términos reales significa una caída del 80%.

* Director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).