Un filme hecho de pequeños gestos, de dolor y nostalgia

"La casa junto al mar" ("La villa", Francia, 2017). Dirección: Robert Guédiguian. Guion: R. Guédiguian, Serge Valletti. Actores: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan. Duración: 107 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años.

El cine permite contar una inmensa y universal historia a partir de pequeños gestos, detalles, que son imperceptibles al caos, pero que si se los observa con detenimiento, nos disparan miles de sensaciones. El cine nos divisa a futuro y nos explica en retrospectiva.

El director Robert Guédiguian lo entiende a la perfección y por eso lo explota como recurso en su nuevo filme "La casa junto al mar".

La historia nos lleva a un pueblito marino cerca de Marsella donde los hermanos Angele, Joseph y Armand se reencuentran luego de veinte años en la casa de su padre, quien tras sufrir un accidente cerebral queda inmovilizado en una silla de ruedas sin poder emitir palabra. Un hogar hoy vacío y frío, que guarda sus angustias, mientras su maravilloso balcón con vista al mar -un verdadero y envidiable lujo- equilibra tanto dolor y culpa.

"La casa junto al mar" rompe con la lógica de esas referencias que muestran a tres hermanos despedazarse por una supuesta herencia. Plano a plano cuenta la redención que aflora de sus lazos sanguíneos. Mientras Angele (papel compuesto por Ariane Ascaride, quien a su vez es la mujer del director en la vida real) es una actriz teatral reconocida que llega de París, Joseph (Jean-Pierre Darroussin) se debate entre continuar o no con su novia más joven. Por su parte, Armand (Gérard Meylan) es el único que continúa el legado del padre, un popular bar que le da de comer a los pescadores de la zona a un precio más económico que razonable.

ILUSIONES
Con el paisaje de ensueño de esa bahía tristemente nostálgica, la película, con pequeños flashbacks, nos va cerrando el círculo de por qué algunas situaciones llegaron a su punto actual. Sutiles gestos, miradas y confesiones que el director utiliza de forma quirúrgica para explicarnos el valor de ese balcón semicircular, el dolor que se anidó en el alma de Angele y las ilusiones que se despiertan cuando la casa parece tener vida nuevamente, gracias a unos inmigrantes que escapan de la prefectura francesa.

"La casa junto al mar" es un acierto genealógico de la dupla autoral Guédiguian-Serge Valletti para revalidar en estos tiempos de desidia social el amor por el otro. Cine francés en su mejor versión, esa que en su lentitud casi inexpresiva nos llega al corazón de forma vinculante.

Calificación: Buena