San Martín en nuestra historia

Umbrales del tiempo. Se cumplió un nuevo aniversario de la muerte del Padre de la Patria

Por Pablo Adrián Vázquez *

Hay figuras que no necesitan de preámbulos. Más si se trata de José Francisco de San Martín y Matorras, el Padre de la Patria. Militar, creador del Regimiento de Granaderos a Caballo, gobernador de Cuyo, Libertador de Chile y Perú, estadista y humanista.

Nacido en Yapeyú, Corrientes, el 25 de febrero de 1778. El menor de cinco hermanos, siendo hijo del capitán Juan de San Martín y de Gregoria Matorras, ambos de la península ibérica, del antiguo reino de León. El primero, futuro teniente de gobernador del departamento del Yapeyú, designado por el Virrey Juan José de Vértiz y Salcedo, nacido en Cervatos de la Cueza, y la madre del Libertador en Paredes de Nava, en la provincia de Falencia.

En estos años el historiador Hugo Chumbita afirmó, según cartas de Joaquina de Alvear, que San Martín fue hijo natural de Diego de Alvear y una joven india, Rosa Guarú, tal como se refleja en esta última versión. Salvo esa vaga referencia, más cercana al chisme de la familiar de tan ilustre linaje, tanto el Instituto Nacional Sanmartiniano como la mayoría de los investigadores desestiman dicha hipótesis.

Aprendió sus primeras letras en Buenos Aires. A los 5 años sus padres lo llevan a España, donde ingresó como cadete en el Regimiento de Murcia. Participó en la guerra de Portugal y contra Napoleón. Se distinguió en las batallas de Arjonilla y Andújar, Bailen y Albuera, ascendido a teniente coronel y condecorado con medalla de honor. Viajó a Londres, donde ingresó a la Gran Reunión Americana, fundada por el venezolano Francisco de Miranda.

DE REGRESO A BUENOS AIRES

En 1812 se embarcó a Buenos Aires, junto a Carlos de Alvear y otros, donde se dio la misión de formar el Regimiento de Granaderos a Caballo. Se casa con María de los Remedios Escalada. Su primera intervención fue exigir la formación del Segundo Triunvirato, acaudillando el golpe de Estado del 8 de octubre de 1812 contra el Primer Triunvirato, dada la influencia que ejerció Bernardino Rivadavia, conspirando en la conducción estratégica militar, sumada la grave situación económica local.

Según el coronel (r) Héctor Juan Piccinali en "Vida de San Martín en Buenos Aires" (1984): "Rivadavia no deseaba concretar la anhelada organización haciendo participar lealmente al interior, como lo patentizaban la violenta expulsión de la Junta Grande en 1811, la disolución de la Asamblea el 6 de abril de 1812 y las maniobras dilatorias para reunir el General Constituyente Constituyente. Su carácter despótico quedó evidenciado en la brutal represión de la conjuración de Alzaga, y por el macabro y cruel espectáculo, continuado durante más de un mes, de los cadáveres colados en la horca levantada en la Plaza Mayor".

En octubre de ese año fueron cañoneados y asaltados los pueblos de San Nicolás y San Pedro por los marinos españoles de Montevideo, sobre la margen occidental del Paraná. En enero del año siguiente llegaron las noticias a Buenos Aires, donde se ordenó al coronel San Martín que protegiese las costas del Paraná desde Zárate hasta Santa Fe.

La expedición naval montevideana llegó a las bocas del Guazú con 11 embarcaciones, saliendo San Martín a su encuentro con 125 granaderos. Realizó una marcha con sus tropas ocultas, los cuales pasaron el 23 de enero de 1813 por San Nicolás, subiendo el 30 al Paraná, para amanecer frente a San Lorenzo.

El 3 de febrero de 1813 rechazó el desembarco de los realistas en dicha ciudad. Según Bartolomé Mitre, en su magna obra sobre el Gran Capitán, "el combate de San Lorenzo, aunque de poca importancia militar, fue de gran trascendencia para la revolución. Pacificó el litoral de los ríos Paraná y Uruguay, dando seguridad a sus poblaciones; mantuvo expedita la comunicación con el Entre Ríos, que era la base del ejército sitiador de Montevideo; privó a es aplaza de auxilio de víveres frescos con que contaban para prolongar su resistencia; conservó franco el comercio con el Paraguay, que era una fuente de recursos, y sobre todo dio un nuevo general a sus ejércitos y a sus armas un nuevo temple".

GENERAL DEL EJERCITO

Luego es nombrado, con el grado de general, al frente del Ejército del Norte en 1814 pasó a Mendoza para ser gobernador de Cuyo, donde organizó con emigrados chilenos el Ejército de los Andes para liberar Chile del poder realista. Tras su victoria inicial en Chacabuco del 12 de febrero de 1817, ingresó a Santiago como Libertador junto a Bernardo de O" Higgins, futuro Director Supremo de chile. Al tiempo sufrió un serio revés en Cancha Rayada el 18 de marzo de 1818, reponiéndose en Maipú el 5 de abril del mismo año.

Volvió a Buenos Aires a buscar fondos para continuar su campaña al Perú, pero le fueron negados, al tiempo que se le pidió intervenir en la represión a los caudillos federales, lo cual es rechazado de plano por el Libertador.

Pacho O" Donnell en "La Otra Historia" (2012), afirmó que: "en 1820 los porteños convocaron a San Martín y su ejército a atravesar Los Andes de regreso para aniquilar a los caudillos, sin para mientes en que, si el Libertador hubiera obedecido, la campaña independentista hubiese quedado trunca y la frontera oeste desguarecida para el paso de los ejércitos realistas".

San Martín elevó su renuncia ante sus subordinados, alegando que el Director Supremo fue depuesto, y era el deber de los oficiales elegir a su nuevo jefe. Ellos ratifican su mando unánimemente, en un documento que se conoce como Acta de Rancagua. Organizó una flota que obtuvo importantes victorias que aseguraron su desembarco en las costas peruanas. Tras rechazar su pedido de paz, entró victorioso en Lima en julio de 1821. En Cabildo Abierto enarboló el nuevo escudo de Perú y fue nombrado Protector. Al tiempo las tropas españolas se rindieron el 16 de septiembre en Callao.

Le escribió a O"Higgins: "...con paciencia y movimientos, hemos reducido a los enemigos a que abandonen la capital de los Pizarros: -al fin nuestros desvelos han sido recompensados con los santos fines de ver asegurada la independencia de la América del Sud. -El Perú es libre. -En conclusión, ya yo preveo el término de mi vida pública, y voy a tratar de entregar esta pesada carga a manos seguras, y retirarme á un rincón á vivir como hombre".

Desavenencias políticas y falta de recursos condicionaron su gestión, lo que motivó, en su reunión con Simón Bolívar en Guayaquil, el 26 de julio de 1822, declinar de su posición y entregarle el mando de los ejércitos revolucionarios. Renunció a ser Protector del Perú, volviendo a Chile y luego a Buenos Aires, donde su esposa Remedios de Escalada murió al tiempo.

CLIMA HOSTIL Y MUERTE

Decidió ir a Europa con su hija Mercedes, donde le legó sus Máximas como expresión de su pensamiento cívico y humanista. En 1829 retornó a Buenos Aires, pero el clima hostil y los enfrentamientos lo persuaden de retornar. Ya en Montevideo, cuando se dirigía de nuevo a Francia rechazó el pedido de Juan Lavalle para que se hiciera cargo del gobierno bonaerense, luego del asesinato a Dorrego, dirigiéndole un pedido de reestablecer la concordia.

Siguió atentamente los sucesos de la Confederación Argentina y apoyó al gobierno de Juan Manuel de Rosas, legándole a éste su espada, a la vez que, ante el bloqueo francés de 1838 y posteriormente la guerra del Paraná de 1848 - 1849 contra Francia e Inglaterra, se ofreció para combatir.

Falleció en el exilio a los 72 años, en Boulogne-sur- Mer, el 17 de agosto de 1850, y recién sus restos son trasladados a Buenos Ares en 1880, los cuales descansan en la Catedral Metropolitana.
Aún queda mucho para indagar de su historia. Su legado sigue despertando adhesiones y debe marcar el camino de las jóvenes generaciones.


* Politólogo. Docente de la UCES. Miembro de los Institutos Nacionales Eva Perón y Juan Manuel de Rosas.